Beneficios de la Lactancia Materna

Los expertos dicen que amamantar al bebé es bueno para usted y para él. Si amamanta por algún tiempo, no importa lo breve que sea, usted y su bebé se beneficiarán de la lactancia materna.

Le recomendamos que se informe respecto a la lactancia materna. Amamantar lleva tiempo y práctica. Consiga ayuda de su familia, puericultoras,  o grupos de apoyo para tener éxito con la lactancia materna.

La lactancia materna es buena para su bebé

La leche materna es la fuente de alimento natural para los bebés menores de 1 año. Esta leche:

  • Tiene las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa.
  • Proporciona las proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que los bebés necesitan.
  • Tiene anticuerpos que ayudan a evitar que su bebé se enferme.

Su bebé amamantado es menos propenso a enfermarse

Su bebé tendrá menos:

  • Alergias
  • Infecciones del oído
  • Gases, diarrea y estreñimiento
  • Enfermedades de la piel (tales como eccema)
  • Infecciones estomacales o intestinales
  • Problemas de sibilancias
  • Enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis

El bebé alimentado con leche materna pueden tener un menor riesgo de padecer:

  • Diabetes
  • Obesidad o problemas de peso
  • Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
  • Caries en los dientes

La lactancia materna también es buena para usted

  • Establecerá un vínculo único entre usted y su bebé.
  • Descubrirá que es más fácil bajar de peso.
  • Demorará el inicio de sus periodos menstruales.
  • Disminuirá el riesgo de enfermedades, como ciertos tipos de cáncer de ovarios y de mama, osteoporosis, enfermedades del corazón y obesidad.

Consiga ayuda si su bebé o usted tiene necesidades especiales

Sepa que la mayoría de los bebés, incluso los prematuros, pueden ser amamantados. Hable con un especialista en lactancia / puericultora para obtener ayuda con la lactancia.

 

Lactancia materna: ¿Por qué se recomienda la lactancia exclusiva durante los seis primeros meses de vida?

Es de sobra conocido que la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé y a partir de ese momento se deben ofrecer otros alimentos que complementarán a la leche materna. De esta forma la lactancia se seguirá ofreciendo desde los seis y hasta al menos los dos años de edad en combinación con otros alimentos.

A partir de los dos años de edad, la lactancia continuará hasta que la madre y su hijo lo decidan (no existiendo ninguna contraindicación para la lactancia, sino todo lo contrario).

Existe una estrategia mundial para la alimentación del lactante y el niño pequeño, publicada en la web de OMS y de descarga gratuita, en el que se explica que estas recomendaciones aplican a todos los niños que vivan en este planeta.

Dice la OMS en su página Web: La leche materna fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas. La lactancia materna exclusiva reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la infancia, tales como la diarrea o la neumonía, y ayuda a una recuperación más rápida de las enfermedades. Estos efectos son mensurables tanto en las sociedades con escasos recursos como en las sociedades ricas (Kramer M et al. Promotion of Breastfeeding Intervention Trial (PROBIT): A randomized trial in the Republic of Belarus. Journal of the American Medical Association, 2001, 285(4): 413-420).

Como se ve, la lactancia materna es sinónimo de salud en cualquier país: menos enfermedades infeccionas, menos ingresos hospitalarios, en el caso de requerir hospitalización necesitan menos tiempo, protección frente a enfermedades crónicas (obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión, etc.), mejor desarrollo cognitivo y apego más seguro con la madre.

¿Y si el bebé engorda poco?

Empezar a dar otras cosas al bebé en lugar de leche materna porque engorda poco no tiene ningún sentido.

Si el bebé, por alguna razón, no está obteniendo toda la leche materna que necesita para aumentar de peso adecuadamente, será necesario revisar si se está prendiendo correctamente al pecho, si está haciéndolo a libre demanda entre 8 y 12 veces en 24 horas. Una puericultora puede brindar apoyo e información a la madre para mejorar la técnica de lactancia, mostrarle como observar si el bebé está correctamente prendido al pecho y realizando succión nutritiva para poder lograr una lactancia exclusiva y exitosa.

 

Semana Mundial de la LACTANCIA MATERNA: Del 1 al 7 de agosto

WABA (Alianza Mundial pro Lactancia Materna), entidad que trabaja conjuntamente con OMS y UNICEF y coordina cada año la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna ha hecho público el que será el lema de la Semana Mundial de Lactancia Materna 2018:

Lactancia materna: La base de una vida saludable

La SMLM 2018 se centrará, por tanto, en la lactancia materna como la base para una buena salud para toda la vida para bebés y mamás.

La lactancia previene el hambre y la malnutrición en todas sus formas y garantiza la seguridad alimentaria para bebés, incluso en situaciones de crisis.

Sin que suponga un costo familiar extra, la lactancia es una manera económica de alimentar a los bebés y favorece la reducción de la pobreza.

La nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza son fundamentales para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Los Objetivos de la SMLM 2018 se centran en la relación de la lactancia materna con la nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza  y para ello es importante:

  • Informar a la población.
  • Anclar la lactancia materna dentro de diferentes agendas políticas (salud,  sustentabilidad, …)
  • Promover el trabajo conjunto y en red de personas individuales y organizaciones.
  • Desarrollar estrategias de difusión y apoyo a la lactancia materna.

TODOS tenemos un papel importante para asegurar el crecimiento, el desarrollo y la supervivencia de los niños alrededor del mundo.

 

Siete frases Montessori para usar con tus hijos

Definir el sistema o la pedagogía Montessori no es cosa sencilla: no se limita a un estilo de pensamiento, es una manera de ver el mundo, tanto así que incluso tiene un languaje particular para dirigirse a los niños…

Los guías Montessori utilizan un lenguaje que supone primero el reconocimiento y el respeto hacia el niño, las palabras que usan fueron escogidas cuidadosamente para reforzar la voluntad y las habilidades de cada niño, para promover su independencia y desarrollar un pensamiento analítico y crítico.

Te compartimos 7 frases comunes que se usan en el sistema Montessori y que como padres podemos incorporar a nuestra vida/crianza cotidiana:

1. “Te he visto esforzarte mucho.”

Enfocarse en el proceso y no en el resultado es clave en el sistema Montessori. Se evita el reconocimiento absoluto con frases como “buen trabajo” o “te quedó hermoso”, o “lo hiciste perfecto”, y en cambio se hace énfasis en lo concentrados que estuvieron durante la labor, o lo mucho que han mejorado la letra, o en cómo han cuidado la limpieza esta vez.

Reconocer el esfuerzo en lugar del resultado hace que el niño se sienta motivado para seguir mejorando y lo hace creer que siempre puede hacerlo mejor

Se trata también de usar frases específicas y no genéricas, por ejemplo; en lugar de decir “Eres un buen niño”, decirle: “Noté que has tratado muy bien a tu hermanito y que hoy compartiste tus juguetes”, esto lo hace ver que su conducta es reconocida, pero que no lo etiqueta. En lugar de decir “Eres un gran artista”, decir algo como “Me gusta mucho cómo has usado tantos colores en tu dibujo, cada vez usas mas y se ve muy lindo”.

2. “¿Qué piensas de tu trabajo?”

En Montessori, el niño es su propio maestro. Los niños y las niñas por lo general son catalogados, elogiados de maneras genéricas o criticados de maneras absolutas. En Montessori los guías ponen al alcance del niño materiales que descubre por sí mismo en un ambiente que favorece la curiosidad y los experimentos.

El auto-análisis o la auto-evaluación es parte del descubrimiento.

Cuando el niño te pregunta “¿te gusta mi dibujo?”, en Montessori se sugiere que en lugar de responder de manera automática “Me encanta”, respondas con preguntas tipo: “¿A tí te gusta?, ¿Cuál es tu parte favorita?; ¿Qué te costó mas trabajo?… esas respuestas/preguntas lo llevan a revisar su propio trabajo en lugar de solo buscar aprobación.

3. “¿Dónde podrás encontrarlo o buscarlo?”

La independencia es otro gran valor Montessori. Se trata de enseñar a los niños a hacer cosas por ellos mismos. En tanto que lo sencillo es resolver la mayoría de las dudas de nuestros hijos, es mejor no hacerlo y ayudarlos a encontrar sus propias soluciones y respuestas. esto aplica cuando pierden algo, o cuando preguntan qué hacer con alguien… por ejemplo: tu hijo no encuentra su zapato, en lugar de sacarlo de debajo de la cama y dárselo en la mano, le preguntas dónde cree que pudo haberlo dejado, esto puede tomar tiempo y paciencia pero la práctica hace al maestro y aprenderá a buscar por él o ella misma.

4. “¿En qué te gustaría que te ayude?”

Lo natural es que los niños pidan ayuda, pero todos queremos que nuestros hijos se conviertan en personas responsables. A los niños les gusta que se les asigne responsabilidad y que se les reconozca que pueden llevarla a cabo.

En Montessori, cuando el niño pide ayuda se le pregunta en qué le gustaría recibir la ayuda, es decir, el niño tiene que pensar en lo que realmente no puede hacer solo, con esto el niño asume la parte que sí puede hacer solo y recibe gustoso la ayuda que requiere.

Por ejemplo: recoger los juguetes puede ser un fastidio para los niños sobretodo cuando están cansados, pero podemos decir algo como “OK; mira yo recojo los coches y tu la pista”, con eso terminan haciéndolo ambos, pero no se libera de su responsabilidad y se siente apoyado-acompañado.

5. “En nuestra casa nosotros…”

Esta pequeña frase se usa para recordarle al niño las reglas y costumbres de casa, así va reconociendo como funciona su comunidad primal: su casa. Esto se usa en lugar de gritar instrucciones o de dar órdenes, el niño comprende su entorno y accede a ser parte de esas reglas.

Ejemplo: “En nuestra casa comemos sentados y no gritamos”, es mejor que decir “Siéntate a comer y cállate”. Igual que a los adultos, los niños disfrutan de ser parte de una sociedad.

6. “No lo distraigas, está concentrado”.

Proteger la concentración de los niños es fundamental en el sistema Montessori. Es importante establecer ritmos y tiempos para que los niños lleven su atención a ciertas cosas y actividades hasta que las comprendan. Si tu hij@ está concentrado no lo interrumpas para preguntarle qué hace o cómo lo hace, o si le gusta o no lo que hace, respeta su concentración.

La concentración fomenta el pensamiento creativo y el juego imaginativo y ello es vital para el desarrollo saludable del niño.

7. “Sigue al niño”.

Esto va más allá del sentido literal de ir tras de él, se basa en un principio de confianza, en el que cada niño sabe y reconoce (si lo dejamos), cuando es el tiempo para que haga o desarrolle ciertas cosas y habilidades. El niño establece su ritmo e interés en el aprendizaje y los guías y los padres los seguimos.

Se trata de entender la razón detrás de la conducta. Esto nos recuerda que NO todos los niños caminan al año, o leen a los cuatro, o hablan a los dos… a un niño sano que no ha desarrollado ciertos puntos de crecimiento no le puede importar menos no hacerlo, pues ello es la transparente razón de que no le interesa aún

Seguir al niño significa reconocer que cada niño es único y que tiene sus necesidades, intereses, pasiones y habilidades individuales y que debe ser guiado conforme a éstas.

Montessori no es solo una corriente educativa, es una manera integral de ver  y estar con un niño. Aun cuando tu(s) hijo(s) no vaya(n) a una escuela Montessori, puedes aplicar estos 7 puntos en tu manera de comunicarte y verás la diferencia.

Autora: Karla Lara, www.mamanatural.tv

 

Relactación, cómo recuperar la lactancia materna

Hace unos pocos días acudió una pareja con un bebé de once días alimentado con suplementos de fórmula. La madre se arrepentía de la decisión que había tomado y manifestaba su deseo de amamantar, la duda que le surgía era si tras haber tomado medicación para suprimir la lactancia, sería posible dar marcha atrás y que debía de hacer para lactar.

Primero que nada felicitar a esta y muchas otras madres que habiendo tomado la decisión de no amamantar, no son capaces de privar a su hijo de la mejor leche del mundo. Sin lugar a dudas la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé, pero son muchos los desconocimientos de las técnicas de lactancia y de muchos aspectos relacionadas con ella.

La inducción de la lactancia materna (amamantar sin haber parido), es todavía hoy un ejemplo de lo desconocida que es una técnica tan antigua como el hombre. No sólo la madre biológica puede amamantar, toda mujer tiene la posibilidad de vivir y crear ese momento único e irrepetible con su hijo, si así lo desea. No es condición indispensable el embarazo para la lactancia, este tan solo facilita el proceso, pero la capacidad de producir leche está determinada por la estimulación del pecho, la estimulación constante es lo único que se necesita para que se produzca leche, por lo tanto a más estimulo más leche se producirá. Que una madre adoptiva (o parejas de madres que quieran compartir la experiencia) produzca leche, es posible, lo cual no significa que sea fácil, requiere de motivación, confianza en sí misma y en su capacidad de producir leche y que además cuente con apoyo, y ayuda que refuerce su confianza, pero también debe prepararse mentalmente ya que necesita estimular el pecho porque la base de la inducción es la estimulación de la glándula mamaria para que la prolactina aumente en sangre y se inicie la producción de la leche. Es un proceso largo, que requiere de entrega, empeño y constancia. Y no en todas las ocasiones se conseguirá amamantar de forma exclusiva, siendo necesario en estos casos el complementar la leche materna con leche de fórmula. Pero a pesar de ello, si la madre lo desea merece la pena intentarlo, porque «ningún niño debería ser privado de la leche materna, ni ninguna madre renunciar al anhelo de hacerlo».

Otra circunstancia que se nos puede presentar como personal de la salud que nos dedicamos a este maravilloso mundo de la lactancia, es la madre que pese a haber decidido no amamantar y tomar el tratamiento necesario para suprimir el proceso, acude para revertir el tratamiento. Esa madre merece de nuestro apoyo y ayuda.

El tratamiento que se da a las madres para suprimir la lactancia en el caso de que no deseen amamantar, es un medicamento para que los niveles de prolactina disminuyan, y por lo tanto la producción de leche se vea suprimida, pero no sella los conductos ni la producción de leche, sino que en cuanto haya estimulo suficiente la leche vuelve a salir, y a menor tiempo transcurrido, más fácil será que se produzca leche y que el bebé se prenda al pecho.

En estos casos de relactación es muy recomendable hacer mucho piel con piel con el bebé, esto estimula la producción de oxitocina en la madre y ayuda a que el bebé pueda prenderse espontáneamente al pecho, se debe ofrecer el pecho cuantas más veces mejor, como mínimo 10-12 veces al día y siempre antes de dar el suplemento, que se le debe dar a través de vasito, cuchara, jeringa o relactador, pero nunca con biberón. También es recomendable evitar el uso de chupete, para no perder tomas y aumentar la estimulación mediante la succión no nutritiva.

Volver a amamantar es posible si la madre está motivada y apoyada. Si es necesario pide ayuda en tu centro de salud o busca un taller de lactancia, te asesorarán con el proceso.

Autora: Cintia Borja, Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC. Valencia.

Nota: “La maternidad es dura, nunca criamos al gusto de los demás”

Siempre se habla de la importancia de la lactancia para la salud del bebé, pero ¿qué importancia tiene para la salud de la madre?

En los últimos 20 años se han descubierto cada vez más efectos de la lactancia sobre la mujer… La lactancia produce beneficios mientras la madre amamanta: le ayuda a entender mejor las necesidades de su bebé, a sentirse menos estresada, a tener la tensión más baja, a perder peso (todo esto es efecto de la oxitocina y todos los sistemas que activa en la madre durante la lactancia). A largo plazo, las madres que han amamantado tienen menos riesgo de padecer cáncer de mama, de tener infartos de miocardio o infartos cerebrales, de obesidad, de hipertensión, de diabetes… realmente es una maravilla. En un reciente congreso celebrado en España, la experta Melissa Bartick explicó que la lactancia ¡es más importante para la salud de la mujer que para la del bebé!

¿Hay diferencias en el futuro adulto entre un bebé al que amamantó su madre o el que fue alimentado con leches compradas?

Sí, de esto no cabe duda y son cientos de estudios los que lo demuestran. Tomar leche materna más de dos meses ya empieza a dar resultados medibles de salud en los bebés, y más cuanto más tiempo y más cantidad toman. Tiene sentido, ya que el ser humano está diseñado para tomar leche humana, y no leche química basada en la leche de vaca. Es como si criamos caballos con leche de jirafa… podrán salir adelante más o menos si la modificamos, pero no estarán igual de sanos.

Asesora a madres con dificultades para dar de mamar a sus bebés. ¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrenta?

El principal problema es la percepción de la madre de que no tiene suficiente leche para alimentar a su bebé. Y digo percepción porque con frecuencia no es una insuficiencia real sino una sensación de la madre. Casi todas las madres son capaces de producir leche para sus hijos, pero debido al gran número de interferencias que impactan este proceso natural (partos muy medicalizados, consejos incorrectos los primeros días, falta de apoyo especializado, falta de apoyo del entorno familiar…), muchas llegan a sentir que no son capaces.

¿Cree que también hay ‘interferencias’ sociales o laborales?

Por supuesto. La maternidad es un período duro socialmente, en el sentido de que nunca criamos al gusto de los demás. Las madres que dan el pecho son criticadas por poner al bebé al pecho con frecuencia, son acusadas de hacerles pasar hambre, de malcriarlos por darles ‘a demanda’… pero a las madres que no dan el pecho se les hace sentir culpables por no darlo… así que hay críticas y acusaciones para todas. La verdad es muy triste. En otras culturas la cuarentena es una época en la que se cuida especialmente a la madre que acaba de tener un bebé. Aquí es lo contrario… mientras estás embarazada eres como una diosa, pero en cuanto das a luz se espera que seas la madre perfecta, la anfitriona perfecta y la trabajadora perfecta. Y esto independientemente de la forma en que alimentes a tu bebé. Todas las madres deberíamos estar unidas para crear un espacio social que nos permita respirar durante la crianza de nuestros hijos pequeños.

Hace años, las madres les daban de mamar a sus hijos hasta los dos o tres años. ¿Por qué no se hace hoy, por problemas laborales o porque no resulta conveniente?

Un poco de todo… se ha perdido la cultura, la forma de vida en la que esto era lo normal. Ciertamente la vuelta al trabajo a las 16 semanas no ayuda… Sin embargo, es una cuestión muy cultural, muy tribal. Me refiero a que existen por ejemplo en Galicia pueblos donde hay matronas excelentes acompañando a grupos de apoyo a la lactancia desde hace años, y en esos pueblos, o barrios, la lactancia se va convirtiendo en algo normal, ves madres dando el pecho por todas partes, o porteando a sus bebés, o lactando hasta los dos o tres años. Allí la lactancia se ha recuperado como norma cultural.

Autora: Carmela Baeza Pérez-Fontán, médica especializada  en medicina familiar y comunitaria y especialista en lactancia materna. Nota realizada en el marco de las «Xornadas de Formación Avanzada en Lactancia Materna» organizadas por la Asociación Galega de Matronas.

 

Desarrollo Evolutivo: El NO y los límites

Ni bien nacemos nos encontramos con los límites, la frustración de haber salido a un mundo frío, sin ruidos constantes y con temperaturas variables, ya nos deja impresa la marca del adentro y afuera. Un recién nacido tiene cero tolerancia a la frustración y los adultos tenemos que entender sus llantos como angustia de adaptación a un mundo totalmente distinto del que tenían adentro del útero.
A medida que vamos creciendo vamos a ir registrando el limite, primero experimentándolo en nuestra persona, a través de nuestro cuerpo, aprendiendo que yo empiezo y termino en mí mismo y no soy un todo con los de afuera, y luego iré aprendiendo una palabra emitida por mis padres, corta pero cotidiana, para empezar a enseñarme lo que «no» se puede, lo que «no» se hace.
El no, es necesario para crecer pero también puede resultar un arma de doble filo si se lo aplica a mansalva sin comprender algunas cuestiones evolutivas; un niño de dos años para abajo, y diría hasta tres, muchas veces entiende más el no por el volumen y el susto de esa pequeña palabra, que por lo que verdaderamente significa; un niño pequeño no entiende un no con justificaciones, un ejemplo de esto sería cuando nos pide algo y nosotros argumentamos que no tenemos dinero para comprarlo ¿Qué puede saber y además que le importa nuestra economía a esa pulga que nos mira con cara de cachorro mojado cuando quiere algo? Cero tolerancia a la frustración, y esto no quiere decir entonces que tengamos que acceder a todo, nosotros somos los adultos, recuerden, pero vamos a tener que entender y quizás también aprehender, que una cosa es la «permisividad» donde concedemos todo y otra es el «autoritarismo» donde excedidos por circunstancias externas, abusando de mi jerarquía o quizás simplemente porque así me educaron a mí ponemos una negativa porque es así y punto, sin visualizar lo profundo que cala estos no en el autoestima de los infantes; los dos son extremos y malos, sin embargo todos solemos caer en ellos de vez en cuando, pero en ninguno de ellos vemos realmente a nuestros hijos; la mejor manera de estar presentes y de brindarnos es exactamente desde en el medio de estos dos polos opuestos, parándonos en la «autoridad», que es posible sólo desde el cariño, para cuidar al otro porque lo vemos, porque entendemos sus posibilidades y porque estamos acompañando su crecimiento como padres.
A medida que crecemos aprendiendo límites, tolerando frustraciones y evadiendo otras, nuestro entramado social crece y nuestras relaciones sociales se van complejizando; así nos encontramos todo el tiempo con los límites que vienen desde afuera, por ejemplo a través de las leyes y muchos otros que nos imponemos nosotros mismos para seguir perteneciendo.
El problema se suscita cuando por querer ser parte o que nos elijan, nuestros límites se vuelven laxos o nulos, y entonces entramos en relaciones donde es el otro quién impone las reglas.
Una relación saludable, primero conmigo para después con el otro, tiene que partir desde el hecho de entender que el límite, el no, es la mejor manera de establecer un contacto sano; si yo no tengo presente mi límite y pienso que el otro puede marcar los dos cordones de nuestro camino, entonces no tengo frontera de contacto, y no solo me voy a sentir empobrecido sino también resentido por entregar todo y quedarme vacío. El no a pesar de poder sonar antipático, es junto con el sí, el mejor regalo que nos da la vida, porque a partir de ellos podemos elegir y para hacerlo tenemos que tener claro que permitimos y que no, hasta donde el otro y yo, que podemos y que no.
Tendremos que aprender a vivir con la culpa de no cumplir con las expectativas de los otros si no son verdaderamente mías y hacernos cargo de que sí decimos por algo tendremos que ir a pleno por ello.
Para poder decir no tenemos que ser conscientes de lo que valemos, trabajar nuestro autoreconocimiento y no andar buscando por allí a otros que se hagan cargo de tapar nuestros agujeros, para decir no tenemos que saber claramente quienes somos y que queremos aunque sea por un momento.
Comparto aquí un texto escrito por Anselm Grün, que no me canso de leer a mis pacientes para trabajar el «no» y los invito a que lo lean detenidamente para poder pensarse a ustedes y sus relaciones en cada una de sus palabras:
NO es NO
Y hay una sola manera de decirlo: NO.
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
NO se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto: NO
Se dice de una sola vez.
Un NO que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es NO .
Un NO que necesita explicaciones y justificativos, no es NO .
NO , tiene la brevedad de un segundo.
Es un NO para el otro, porque ya lo fue para uno mismo.
NO es NO , aquí y muy lejos de aquí.
NO , no deja puertas abiertas, ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser.
NO , aunque el otro y el mundo se pongan patas arriba.
NO , es el último acto de dignidad; el fin de un libro sin más capítulos ni segundas partes.
NO , no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con pena y menos aún con satisfacción.
NO es NO , porque NO .
Cuando el NO es NO , se mirará a los ojos y el NO se descolgará naturalmente de los labios; la voz no será trémula, ni vacilante, ni agresiva, pero tampoco dejará duda alguna.
Ese NO , no es una negación del pasado.
Es una corrección del futuro.
y sólo quien sabe decir NO , puede decir SÍ.
Mauricio J. Strugo
Psicólogo Terapeuta Gestalt

Medicamentos y lactancia materna: una relación casi siempre compatible pero marcada por la desinformación y los mitos

Por Adrián Cordellat

Según la guía rápida para profesionales Lactancia y medicamentos: una compatibilidad casi siempre posible, elaborada por los pediatras José María Paricio y Juan José Lasarte, del comité de lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se estima que más del 90% de las madres toman medicamentos o productos de fitoterapia durante algún momento de sus lactancias.

Según el mismo documento, “apenas media docena de enfermedades maternas contraindican o hacen prácticamente imposible la lactancia”, por lo que, ante todo, explican los pediatras, los profesionales de la salud deben saber que “casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”.

Sin embargo, y pese a estas recomendaciones, son muchas las madres que abandonan sus lactancias por tener que tomarse un medicamento que el médico les dice que puede ser peligroso cuando no lo es; también muchas otras madres las que renuncian a esos tratamientos que podrían mejorar su estado por el miedo a que el mismo pueda afectar a la salud de sus hijos. ¿Tiene sentido que pase esto en pleno 2018, con toda la información que tenemos a nuestro alcance? Para Marta Sánchez Palomares, pediatra y revisora de contenidos en e-lactancia.org, la base de datos online sobre medicamentos y lactancia creada por José María Paricio, “no tiene ni explicación ni justificación alguna”.

“Casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”

En ese sentido, destaca Sánchez Palomares que la fuente principal de información que tienen a su alcance los médicos para evaluar riesgos en sus consultas diarias sobre lactancia es el vademécum, la ficha técnica de los medicamentos. “Tristemente la mayoría de las veces nos encontramos con medicaciones de las que se sabe que son compatibles con la lactancia materna y en las que la información que nos ofrece la ficha técnica es que se desaconseja la lactancia materna o si quiere continuar amamantando, lo mejor es que la madre no se trate”, explica. Otras veces, según la pediatra, esas mismas fichas técnicas aseguran que la medicación se elimina en la leche materna y dejan en manos del médico la valoración del riesgo-beneficio de tomarla o no. ¿Y qué médico va a querer asumir esos riesgos?

La importancia de la formación

No es difícil leer o escuchar a profesionales de la salud que se quejan de la nula formación en lactancia materna que recibieron en sus años de estudio, una formación que, ya con el título en la mano, muchas veces depende en gran medida de su propio interés e iniciativa. “Desde hace algunos años, en la formación de especialistas de Pediatría se tiene en cuenta la formación en lactancia y se hacen cursos específicos sobre ello”, matiza Marta Sánchez Palomares, que no obstante reconoce que en el caso de los médicos de familia, que son los que atienden a las madres, la formación en lactancia “es muy variada” y en muchos casos “depende también de la sensibilidad” que tenga cada profesional en relación a la lactancia y de sus propias experiencias vitales: “Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”.

En ese sentido, y ante la falta de formación de muchos profesionales, no es extraño escuchar los testimonios de madres lactantes que directamente deciden mentir a sus médicos, asegurándoles que ya no dan el pecho a sus hijos, para que éstos les receten medicamentos que en todo caso sí son compatibles con la lactancia materna. Asegura la pediatra que es un comentario que escuchan “con relativa frecuencia”, aunque en su opinión considera que no es bueno mentir a los médicos: “Creo que hay que ofrecer la información de la que disponemos actualmente para que ellos la puedan revisar también. Si no, van a seguir enrocados en sus falsas ideas y no cambiarán de actitud. Pero entiendo que a veces esto es complicado. Por eso las madres también buscan especialistas “sensibles” con la lactancia materna, que las traten bien de sus enfermedades y que respeten sus lactancias. Para mí esto también es muy significativo. Y muy duro”.

“Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”

e-lactancia.org como referencia

Afirma tajante Sánchez Palomares que lo que ocurre en general es que no se le da a la lactancia materna la importancia que realmente tiene: “sabemos que es la mejor alimentación para el bebé, que tiene importantes repercusiones en la salud del bebé y la madre, pero no nos lo acabamos de creer. Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”.

En ayudar a acabar con esta desinformación y a desterrar falsos mitos sobre la relación medicamentos y lactancia materna, está jugando un papel fundamental la plataforma e-lactancia.org, una base de datos sobre compatibilidad de la lactancia materna con medicamentos, plantas, tóxicos y enfermedades desarrollada en 2002 por José María Paricio y otros miembros del servicio de pediatría del Hospital de la Marina Alta (Alicante) y que desde 2012 se mantiene desde la Asociación para la Promoción e Investigación Científica y Cultural de la Lactancia Materna (APILAM).

En la base de datos hay registrados casi 25.000 términos entre marcas comerciales de medicamentos y genéricos. En todos ellos se establece el riesgo asociado, que oscila entre “muy bajo”, “bajo probable”, “alto probable” o “muy alto”; y en el caso de productos de riesgo se ofrecen alternativas médicas para el tratamiento. El término más buscado, con más de 1,5 millones de búsquedas, es ibuprofeno; seguido de paracetamol (637.000) y Amoxicilina (532.000), todos ellos medicamentos de riesgo muy bajo. De hecho, los diez medicamentos más buscados en la plataforma son todos completamente compatibles con la lactancia.

“Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”

La web elactancia.org es hoy ya un referente en España, aunque también recibe muchas visitas de otros países de habla hispana como México, Argentina, Chile o Colombia. Desde 2014, cuando registraron 2,2 millones de visitas únicas, el interés por la web no ha dejado de crecer, como demuestra el hecho de que el año pasado superarse la barrera de los nueve millones de usuarios.

A esos datos para el optimismo se agarra Marta Sánchez Palomares que, aunque reconoce que “hace falta todavía mucha formación y probablemente también cambiar actitudes y evitar prejuicios”, considera que a través de la página ya están apreciando el cambio porque cada vez son más los profesionales sanitarios que se interesan por la compatibilidad de los medicamentos con la lactancia y que buscan alternativas a fármacos que pueden dar problemas: “En ese sentido soy positiva, estos cambios pueden ir lentos, pero ya son imparables”.

También en las madres, a las que según la pediatra la plataforma ayuda “a empoderarse en la crianza de sus hijos”. Así lo ve ella misma en su consulta, donde trata cada día con madres que se informan y que “discuten” con sus médicos la mejor opción de tratamiento: “Creo que si algo está cambiando es, precisamente, por estas mujeres sabias, empoderadas, que nos empujan a los profesionales a seguir buscando, investigando, formándonos para que puedan seguir amamantando con tranquilidad a sus hijos”.

 

¿Puede un bebé manipular?

Manipular es un verbo cargado de malicia y carente de escrúpulos. Por eso, cuando oigo decir que los bebés y niños pequeños manipulan a sus papás, no lo entiendo. Me dirán los que piensan que es así,  que “si cada vez que el bebé llora lo levantas, habrá logrado su objetivo y estará llorando todo el tiempo para no darte un minuto de paz y lograr lo que quiere”. Olvidan los que dicen eso, que llorar es prácticamente la única forma de comunicarse que tienen los bebés. Olvidan que los bebés sólo quieren estar con mamá, con papá y que dependen completamente de su amor y cuidados.

También dirán los que dan consejos (sin que se los pidan) que lo mejor es ignorar los berrinches de los niños de dos años, pues “si les haces caso, si les prestas atención, ya sabrán cómo manipularte”.

Los bebés y niños pequeños son muy inteligentes, eso es cierto. Pero de ahí que pensar que te están manipulando y tramando una estrategia maquiavélica para controlar cada movimiento a su favor, simplemente, NO.

Para poder de verdad manipular, los bebés tendrían que nacer con o desarrollar muy pronto estas complejas habilidades cognitivas:

  • Pensamiento hipotético
  • Pensamiento racional y crítico
  • Empatía
  • Control de sus impulsos

Ya lo han comprobado los científicos: estas habilidades cognitivas son las últimas en desarrollarse entre los 20 y 25 años de edad.

Así que la idea de que los bebés y niños pequeños manipulan, refuerzan el modelo que yo no comparto de que la tarea de los padres es siempre tener el control y jamás permitir que los niños “se salgan con la suya”. Para mí, es como si los papás se pusieran los guantes de boxeo y estuvieran listos para derrotar los planes maliciosos de su enemigo: su bebé. Algo que para mí no tiene sentido.

La maternidad y la paternidad no tienen por qué  llevar impreso el sello de la paranoia de la manipulación. La relación entre padres e hijos no debería plantearse en términos de poder, sino en términos de un amor que se desarrolla en el equilibrio y el respeto mutuo. Ceder no es una derrota, controlar no es un triunfo.

Tu bebé no te manipula, lo más probable es que sólo quiera tu cercanía o no sepa cómo manejar una emoción intensa. Olvida esas teorías truculentas y más bien, sigue tu instinto maternal.

Autora: Ana Hanssen

 

El tacto y el bebé: el primer medio de comunicación con la madre

La estimulación táctil de los padres es vital para el desarrollo sano del niño

¿Cómo generan los bebés sus primeras sensaciones táctiles?

El proceso neuronal es el siguiente: la corteza táctil se localiza principalmente por el lóbulo parietal del cerebro y tiene como función la recepción e interpretación de los estímulos táctiles. Dicho lóbulo se encuentra situado entre el córtex prefrontal por la parte anterior, el occipital por la posterior y el temporal en la inferior.
Una vez discriminado el estímulo táctil por las áreas parietales primarias, tendrá lugar un proceso de descifrado del significado de la estimulación táctil: el lóbulo parietal esta asociado el conocimiento de objetos mediante el tacto.

El tacto como el primer vínculo madre-hijo

El tacto es el primer medio de comunicación entre la madre y el bebé. A través del contacto con la piel de su madre, el niño capta sus vibraciones y experimenta los sentimientos que ella le proporciona. En los primeros días de vida, las madres y padres pueden reconocer a su propio bebé acariciando la mejilla o la mano de éste. En estos primeros periodos de vida el tacto es también muy importante para el desarrollo emocional del bebé y el niño, por este motivo y por la influencia en los procesos cognitivos posteriores es necesario que los padres desarrollen desde el nacimiento la sensibilidad táctil en sus hijos.

Las sensibilidad táctil aumenta las respuestas del niño que da al ambiente. De hecho, en un estudio llevado a cabo con bebés se comprobó que las caricias suaves llevaron a los bebés a sonreír y a estar más atentos ante la cara del adulto. Tan pronto como los niños pueden coger objetos, el tacto se convierte en un medio muy importante, a través del cual adquieren información del medio ambiente.

Las primeras estimulaciones del tacto en el bebé

El proceso de evolución de la percepción táctil viene asociada con el desarrollo cerebral en los primeros meses del pequeño.  La estimulación táctil pasiva de los padres y la estimulación mediante la boca del bebé serán medios importantes de conocimiento a través del tacto del medio que le rodea.

Los padres tienen que estimular táctilmente a sus hijos para desarrollar la discriminación y agudeza táctil de conocer el propio cuerpo y sus posibilidades y de apreciar y reconocer las cualidades táctiles, tales como:
• superficie (lisa, discontinua, áspera…)
• consistencia (blanda, dura, elástica…)
• materia (algodón, cartón, madera, papel…)
• temperatura (caliente, frío, templada…)
• forma (alargada, circular, cuadrada, esférica…)
• dimensión (ancho, alto, estrecho, grueso…)
• humedad (seco, mojado…)
La estimulación táctil permite adquirir información a sobre procesos tales como vibración, temperatura, peso, flexibilidad, elasticidad, suavidad, aspereza, humedad o sequedad necesarios para muchas funciones cognitivas.
La percepción táctil es otro de los medios por el que el cerebro analiza e integra estímulos táctiles sobre objetos, hechos, sensaciones o situaciones: es capaz de reconocerlos e incluso de identificar entorno en el que se desarrollan. El cerebro no solamente percibe las sensaciones táctiles sino que les da un significado e integración en el contexto en el que se desarrollan, por lo que este proceso de percepción tiene un carácter complejo y desarrolla e integra  amplias áreas cerebrales.
Diferentes estudios llevados a cabo con estimulación táctil demuestran que el cerebro es capaz de generar percepción espacial mediante el tacto, de determinar el alto grado de eficacia del tacto para determinar la posición y morfología de los objetos; asimismo, el cerebro ofrece una gran capacidad de memoria especializada sobre percepciones generadas por la vía somatosensorial.
Además, se han identificado áreas cerebrales responsables de la densidad de receptores y aplicaciones de estimulación táctil de la discriminación, elaboración, integración de la información táctil o de la información multimodal en sujetos invidentes (incluida la visual) del córtex parietal.

Autor: Tomás Ortiz Alonso. Catedrático-Director del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid