Las rabietas de los niños son el comienzo de la Inteligencia Emocional
Todos los niños pequeños tienen rabietas, y estas rabietas determinan la Inteligencia Emocional dependiendo de cómo los padres las enfoquen y trabajen sobre ellas. Cada rabieta infantil puede ser toda una oportunidad para enseñar a los niños a gestionar sus emociones, a que las entiendan y sobre todo, a empezar a tener Inteligencia Emocional. En cambio, si no se entienden las rabietas como oportunidades y se piensan que son negativas, entonces, puede que no se trabaje la Inteligencia Emocional y los padres se sientan frustrados y cansados la mayoría del tiempo… Porque las rabietas son normales e incluso saludables en los niños.
Las rabietas en los niños
Las rabietas son estallidos de emociones intensas cuando los niños no saben expresar con palabras qué es lo que les sucede en el interior. Solemos asociar las rabietas con los niños pequeños, pero la realidad es que los niños más grandes, los adolescentes e incluso los adultos pueden estallar en rabietas si no saben expresar o canalizar las emociones que tienen en su interior.
En los niños pequeños las rabietas suelen estar acompañadas de llantos, gritos y mucha rabia mal canalizada. Estos estallidos tan intensos hacen que los padres no sepan muy bien qué pueden hacer para conseguir que los pequeños recuperen su equilibrio interno. Pero estas rabietas son imprescindibles para mejorar la Inteligencia Emocional en el futuro de la vida de los niños.
No solo es un carácter fuerte, es la necesidad de querer expresar sus sentimientos y no saber cómo hacerlo. Es una necesidad de sentirse comprendidos para poder así, canalizar mejor las emociones, pero necesitan ayuda. Aunque es cierto que cada niño tiene su carácter y unos pueden tenerlo más fuerte que otros, en todos ellos se debe trabajar la Inteligencia Emocional para mejorar de este modo, su éxito futuro.
Ver las rabietas como oportunidades para trabajar la Inteligencia Emocional
A partir del primer año de vida de cualquier niño o niña será el momento en el que aparezcan las primeras rabietas y seguirán existiendo y siendo muy intensas hasta que el niño o la niña cumplan los 4 años. En esta edad, a los 4 años, el cerebro de los niños empieza a madurar y a entender mejor qué sucede a su alrededor, aunque sus emociones pueden seguir siendo muy intensas. También pueden tener problemas en la tolerancia a la frustración.
Cuando un niño tiene una rabieta nunca debe ignorarse porque se sentiría abandonado emocionalmente. Los niños que tienen una rabieta deben sentirse comprendidos, seguros y emocionalmente estables. Cuando un niño tiene una rabieta es necesario que los adultos no tengan también una rabieta porque eso solo intensificaría el malestar del ambiente y también el de los hijos.
Si tu hijo tiene una rabieta, no te quiere manipular ni tampoco está siendo ‘malo’. No es consciente de la gran carga emocional que tiene encima y piensan que lo que les sucede no tiene solución porque no son capaces de encontrarla por ellos mismos, por eso tu guía y tu apoyo es fundamental desde el principio. Solo quieren expresar lo que les ocurre pero no saben cómo hacerlo de forma adecuada y tú, se lo debes enseñar. Debes ayudarle a poner palabras a sus emociones, a entender qué le ocurre y sobre todo, a que sean capaces de buscar soluciones a lo que les está ocurriendo (con tu ayuda, no le resuelvas nada, simplemente orientales en su camino).
Cuando un niño tiene una rabieta no olvides:
- Hacerle entender que no siempre se tiene lo que se quiere.
- Ponerle normas y ser clara con ellas, no las rompas.
- Explicarle dónde están los límites.
- Hablarle en voz calmada, sin gritos y de forma segura.
- Estar a su lado y no decirle que se calle con un grito, permite que exprese su emoción.
- Esperar a que deje de llorar para poder hablar con tu hijo/a pero no te alejes mientras se va calmando.
- Si tiene la rabieta en un lugar público actúa de igual manera, con calma. Llévale a un lugar apartado donde pueda tranquilizarse y así que se desahogue hasta que puedas hablar con él.
Autora: María José Roldán. www.etapainfantil.com
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