EL CALOSTRO, UN TESORO

Muchas culturas han considerado —y algunas aún consideran— que el calostro no sirve o es malo y, por tanto, hay que evitarlo. En estos casos, se deja al bebé varias horas, a veces días, sin comer absolutamente nada o se les alimenta con preparados tradicionales.

Pero nada más lejos de la realidad, ya que el calostro es un alimento único y adaptado a las necesidades específicas de un bebé recién nacido.

El calostro empieza a producirse entre las 12-16 semanas de embarazo y, a veces, su presencia es visible pero otras veces no, y este hecho no tiene la menor importancia ni determina el curso de la futura lactancia ni la producción de leche que la madre tendrá. Es más habitual observar la presencia de calostro en el segundo embarazo con el primero, ya que el pecho después de una primera lactancia está mucho más preparado.

Cuando un bebé nace le basta con el calostro. La primera función del calostro para el bebé es la de protección y, la segunda, la alimentación. Por lo tanto, un bebé debe ir tomando pequeñas cantidades, de 8 a 12 veces al día, de calostro durante unas setenta y dos horas.

Las cantidades siempre son mínimas y perfectamente adaptadas a la capacidad estomacal del bebé. A medida que el bebé ingiere el calostro, este va tapizando su mucosa intestinal y le protege de infecciones. Habitualmente, los recién nacidos se muestran ansiosos y demandantes, quieren estar pegados al pezón y succionar de manera continua. Este “trabajo” que realiza el bebé garantiza la llegada de la leche de transición, que es la leche que precede a la leche madura, y el buen establecimiento de la lactancia y no debería ser interpretado como una falta de alimento.

¿Cómo es el calostro

El calostro es visiblemente diferente a la leche madura, es de color amarillo o anaranjado ya que está saturado de vitaminas, en especial de betacarotenos que tienen un efecto antioxidante sobre las células del bebé.

Pero el rasgo más distintivo del calostro es su composición única que le hace parecerse mucho a la sangre, es un cóctel inmunológico, una primera vacuna especial y única.

El calostro, además, evita la adherencia de patógenos y reviste la mucosa gástrica de una capa protectora que evita que las bacterias puedan penetrar en ella. El calostro está lleno de células vivas que trabajan para proteger al recién nacido. Estas células transmiten información inmunológica de madre a hijo por lo que ofrecen una protección tanto a corto plazo como en la edad adulta. Se ha demostrado científicamente que en caso de un trasplante de órganos entre madre e hijo, si éste fue amamantado, tiene más opciones de que el trasplante sea un éxito, ya que el cuerpo del receptor “reconoce” ese órgano como propio y no lo ataca.

El calostro tiene altas cantidades de sodio, potasio, cloruro y colesterol que tienen la función de estimular el crecimiento óptimo del corazón, el sistema nervioso central y el cerebro.

El calostro también tiene muchas más proteínas que la leche madura, que tienen una importante tarea de protección, nutrición y, además, controlan los niveles de azúcar en sangre del bebé. Esto es especialmente importante pues los bebés que tienen dificultades para mantener sus glucemias.

La lactoferrina es una proteína presente en el calostro, con actividad antibacteriana y antifúngica, aparece en la orina de los niños que lo han tomado, y parece ser que de esta manera el sistema urinario se protege también frente a las infecciones que suelen afectar a los recién nacidos con mucha facilidad.

¿A partir de cuándo se deja de producir calostro?

Habitualmente, la madre produce calostro durante las primeras 48 a 72h tras el nacimiento del bebé. Si, lejos de este plazo de tiempo, todavía seguimos produciendo calostro puede ser significativo de que algo puede estar interfiriendo nuestra producción de leche y será recomendable acudir al ginecólogo.

¿Me puedo extraer calostro?

Pueden existir diferentes situaciones por las que una madre necesita extraer calostro para su bebé. Si es el caso, el método más recomendable y práctico es la extracción manual.

¿Y puedo extraer calostro durante el embarazo?

Sí, en algunas circunstancias es incluso recomendable extraer calostro durante el embarazo. Tener una pequeña reserva de este calostro prenatal, puede ser de mucha ayuda para poder administrarlo al bebé en las primeras horas posteriores al nacimiento, en especial cuando, por ejemplo, la madre sufre diabetes gestacional.

El calostro es, en definitiva, un tesoro, oro amarillo, que se sirve en la medida justa en el momento justo para garantizar la mejor protección y la mejor alimentación.

Autora: Alba Padró. www.blog.lactapp.es

 

Las rabietas de los niños son el comienzo de la Inteligencia Emocional

Todos los niños pequeños tienen rabietas, y estas rabietas determinan la Inteligencia Emocional dependiendo de cómo los padres las enfoquen y trabajen sobre ellas. Cada rabieta infantil puede ser toda una oportunidad para enseñar a los niños a gestionar sus emociones, a que las entiendan y sobre todo, a empezar a tener Inteligencia Emocional. En cambio, si no se entienden las rabietas como oportunidades y se piensan que son negativas, entonces, puede que no se trabaje la Inteligencia Emocional y los padres se sientan frustrados y cansados la mayoría del tiempo… Porque las rabietas son normales e incluso saludables en los niños.

Las rabietas en los niños

Las rabietas son estallidos de emociones intensas cuando los niños no saben expresar con palabras qué es lo que les sucede en el interior. Solemos asociar las rabietas con los niños pequeños, pero la realidad es que los niños más grandes, los adolescentes e incluso los adultos pueden estallar en rabietas si no saben expresar o canalizar las emociones que tienen en su interior.

En los niños pequeños las rabietas suelen estar acompañadas de llantos, gritos y mucha rabia mal canalizada. Estos estallidos tan intensos hacen que los padres no sepan muy bien qué pueden hacer para conseguir que los pequeños recuperen su equilibrio interno. Pero estas rabietas son imprescindibles para mejorar la Inteligencia Emocional en el futuro de la vida de los niños.

No solo es un carácter fuerte, es la necesidad de querer expresar sus sentimientos y no saber cómo hacerlo. Es una necesidad de sentirse comprendidos para poder así, canalizar mejor las emociones, pero necesitan ayuda. Aunque es cierto que cada niño tiene su carácter y unos pueden tenerlo más fuerte que otros, en todos ellos se debe trabajar la Inteligencia Emocional para mejorar de este modo, su éxito futuro.

Ver las rabietas como oportunidades para trabajar la Inteligencia Emocional

A partir del primer año de vida de cualquier niño o niña será el momento en el que aparezcan las primeras rabietas y seguirán existiendo y siendo muy intensas hasta que el niño o la niña cumplan los 4 años. En esta edad, a los 4 años, el cerebro de los niños empieza a madurar y a entender mejor qué sucede a su alrededor, aunque sus emociones pueden seguir siendo muy intensas. También pueden tener problemas en la tolerancia a la frustración.

Cuando un niño tiene una rabieta nunca debe ignorarse porque se sentiría abandonado emocionalmente. Los niños que tienen una rabieta deben sentirse comprendidos, seguros y emocionalmente estables. Cuando un niño tiene una rabieta es necesario que los adultos no tengan también una rabieta porque eso solo intensificaría el malestar del ambiente y también el de los hijos.

Si tu hijo tiene una rabieta, no te quiere manipular ni tampoco está siendo ‘malo’. No es consciente de la gran carga emocional que tiene encima y piensan que lo que les sucede no tiene solución porque no son capaces de encontrarla por ellos mismos, por eso tu guía y tu apoyo es fundamental desde el principio. Solo quieren expresar lo que les ocurre pero no saben cómo hacerlo de forma adecuada y tú, se lo debes enseñar. Debes ayudarle a poner palabras a sus emociones, a entender qué le ocurre y sobre todo, a que sean capaces de buscar soluciones a lo que les está ocurriendo (con tu ayuda, no le resuelvas nada, simplemente orientales en su camino).

Cuando un niño tiene una rabieta no olvides:

  • Hacerle entender que no siempre se tiene lo que se quiere.
  • Ponerle normas y ser clara con ellas, no las rompas.
  • Explicarle dónde están los límites.
  • Hablarle en voz calmada, sin gritos y de forma segura.
  • Estar a su lado y no decirle que se calle con un grito, permite que exprese su emoción.
  • Esperar a que deje de llorar para poder hablar con tu hijo/a pero no te alejes mientras se va calmando.
  • Si tiene la rabieta en un lugar público actúa de igual manera, con calma. Llévale a un lugar apartado donde pueda tranquilizarse y así que se desahogue hasta que puedas hablar con él.

Autora: María José Roldán. www.etapainfantil.com

Olvida las tarjetas y las fichas: que jueguen con piedras y palos. Un experto explica cómo aprenden los niños

¿Cómo aprenden los niños y cómo puede su entorno ayudar o entorpecer ese proceso?

La respuesta a ambas preguntas está en los primeros años de nuestras vidas. Casey Lew-Williams es profesor de la Universidad de Princeton y codirector del Laboratorio de Bebés de Princeton. Nos habla de las mejores maneras de apoyar el crecimiento de los niños, el impacto de la pobreza en el aprendizaje temprano y por qué los juguetes educativos más sofisticados suelen ser menos efectivos que simplemente jugar, hablar, cantar y abrazar.

¿Qué es lo que Ud. investiga?

Mi principal área de interés es descubrir cómo aprenden los niños, especialmente cómo aprenden el lenguaje. Nuestra educación comienza en el primer día de nuestras vidas y se basa en dos factores: uno es la capacidad humana de detectar y recordar patrones, el otro es nuestro interés por otras personas. La comprensión de la interacción entre estos dos componentes puede ayudarnos a entender el aprendizaje, y nuestras experiencias infantiles son el fundamento del aprendizaje.

¿Cómo funciona el aprendizaje temprano?

El aprendizaje inicialmente se basa en la búsqueda de patrones en la información compleja que los bebés encuentran en su camino, como las palabras en el lenguaje. Los bebés tienen una capacidad increíble para eso. En el momento en que nacen, ven a sus padres u otros adultos haciendo cosas como mover la boca y los ojos, hacer sonidos y ofrecerles comodidad y comida. Y se enganchan. Se vinculan. Y con la gente a su lado, comienzan a navegar a través de los millones de bits de datos que llegan a sus ojos y oídos en cada momento. Encuentran estructura en ello, aprenden, y gradualmente se convierten en aprendices cada vez mejores.

Las experiencias que tenemos en la vida son una parte muy importante de esta ecuación. Si usted está creciendo en una familia con acceso a educación de alta calidad, nutrición y otros recursos, es más probable que crezca y se desarrolle de manera que maximice el potencial de su cerebro. Si nace en circunstancias más adversas, este proceso de aprendizaje puede ocurrir de manera diferente o más lenta.

Entonces ¿la pobreza afecta al aprendizaje?

Los niños nacidos en la pobreza enfrentan muchos desafíos. Por ejemplo, estudios en los Estados Unidos han demostrado que en las familias más ricas, los niños oyen decenas de millones de palabras en los primeros 4-5 años de sus vidas. En promedio, los niños que crecen en la pobreza oyen mucho menos palabras, en algunos casos, sólo un tercio en comparación con los niños más ricos. El lenguaje no es sólo una de las habilidades más complejas que aprendemos como seres humanos, también es un ingrediente clave para aprender las complejidades de otras habilidades, como lectura y matemáticas, e incluso nuestra vida social.

Pero es importante señalar que los retrasos en el aprendizaje pueden ser superados en algunas circunstancias. Por ejemplo, la terapia del habla puede ayudar a un niño a ponerse al día con sus habilidades lingüísticas. Pero también es importante señalar que la adversidad temprana puede tener consecuencias duraderas. Por ejemplo, investigaciones recientes muestran que si usted es un niño que vive en la pobreza, los lóbulos frontales y temporales de su cerebro pueden mostrar defectos de desarrollo. Estas regiones controlan cosas como el aprendizaje, la regulación de las emociones, el procesamiento de la información y la memoria.

¿Qué pueden hacer las familias en circunstancias difíciles para apoyar a sus hijos?

El juego es crucial. Los padres no necesitan poseer muchos juguetes ni comprar muchas cosas. Si un niño tiene acceso a algunos palos y algunas piedras y un adulto para jugar, se pueden lograr grandes cosas. Los procesos cognitivos requeridos para el juego simbólico en el patio de recreo son más exigentes que estar allí mirando las tarjetas.

Con niños pequeños, puede ser tan simple como rodar una pelota por el suelo, hablar y cantar al bebé, y abrazarle. Se trata de mostrar al bebé lo divertido que es estar con otra persona, y cómo comunicarse con los demás es gratificante. La interacción en vivo es mejor para aprender que ver pasivamente la televisión, razón por la cual algunas organizaciones médicas recomiendan ahora no ver televisión durante los dos primeros años de vida.

Los padres a menudo no se dan cuenta de que la educación comienza tan temprano y que desempeñan un papel tan destacado en el proceso de desarrollo y aprendizaje de su bebé, incluso desde que es recién nacido.

“Más juego” suena como una solución increíblemente simple. ¿Cuáles son los desafíos?

Muchas familias tienen que luchar para llegar a fin de mes, y aquellos que tienen menos dinero y menos educación, a menudo no tienen tanto “ancho de banda” para sus hijos. Es agotador ser padre en cualquier circunstancia, pero es mucho más agotador cuando no tienes los recursos que tienen otras familias. A menudo, tienen varios trabajos, pueden no tener acceso a transporte confiable, y hay una mayor incidencia de problemas como el estrés o la depresión. Esto reduce el tiempo y la energía para estar todos los días con el bebé y tener con el/ella interacciones de alta energía/calidad.

Pero si lo hacen, eso puede marcar una enorme diferencia. A nivel neuronal, en los primeros años de vida, tenemos más conexiones neuronales de las que jamás tendremos. Perdemos muchas de ellos con el tiempo, lo que en realidad es una señal de aprendizaje. Las conexiones que importan siguen siendo fuertes, mientras que las otras se disipan. El desarrollo neurológico sano es esculpido por interacciones de alta calidad y el juego. Y la infancia es el momento de favorecer que se produzcan conexiones neuronales de calidad.

 ¿Qué puede hacer la sociedad para ayudar a los primeros alumnos ya sus padres?

Me sorprende que los políticos no se apoyen en la neurociencia para abordar algunos de problemas complejos de la sociedad. Debemos invertir mucho más dinero en programas para familias con niños pequeños. Si queremos avanzar seriamente en temas como la desigualdad de ingresos, necesitamos pensar más en los niños.

Entrevista de Sophie Hardach para el Foro Económico Mundial

Traducida del artículo:
Forget flashcards, play with sticks. An expert explains how children learn

 

El tipo de lactancia recibida influye en la salud mental de niños y adolescentes

Mucho se ha escrito sobre los beneficios sobre la salud física de madre y bebé de la lactancia materna.  Pero no tanto acerca de cómo el modo de lactancia influye en el vínculo afectivo madre-bebé, y en la salud mental de las niñas y niños. Según la Dra. Ibone Olza, psiquiatra infantil, la lactancia materna es la herramienta fisiológica del vínculo afectivo.

Un estudio (1) llevado a cabo por un equipo dirigido por la Dra. Wendy Oddy, del Instituto Telethon de investigación en Salud Infantil, en Australia, nos ofrece datos interesantes sobre los efectos a largo plazo sobre el tipo de lactancia.  El estudio comenzó en 1989 con 2366 mujeres que entonces estaban embarazadas de 16 a 20 semanas.  Se hizo un seguimiento sobre la forma de alimentación de sus hijas e hijos, y otros datos relativos a su desarrollo cuando los niños alcanzaron uno, dos, tres, cinco, ocho, 10 y 14 años.  El seguimiento incluía la respuesta a cuestionarios sobre el comportamiento y las psicopatologías de los niños.

Una de las conclusiones es que los niños que habían disfrutado de una lactancia más larga, de más de seis meses, tenían menos problemas de salud mental en general, incluso una vez llegados a la adolescencia.

Entre las posibles causas apuntadas por los científicos, además de su efecto positivo sobre el vínculo afectivo, está el beneficio que el contacto con la madre ejerce sobre los sistemas neuroendocrinos de respuesta al estrés del bebé.  Es un hecho que la leche materna es un alimento inteligente cargado de hormonas del amor como oxitocina, prolactina y endorfinas, que ejercen una influencia muy positiva sobre el neurodesarrollo del bebé y sobre el vínculo con su madre, ambos relacionados entre sí  (2)

El hecho de que la lactancia materna implique muchas ocasiones y mucho tiempo de contacto físico y afectivo entre madre y bebé es sin duda un factor importante que también influye en la calidad del vínculo y en el neurodesarrollo.  Por eso la Dra. Olza recomienda, en caso de no dar pecho, dar el biberón como si fuera el pecho.

Otro factor que podría influir -según los investigadores- en la presencia en la leche materna de ácidos grasos de cadena larga y de componentes bioactivos que influyen en el equilibrio neuroendocrino del bebé, en un momento crítico de desarrollo cerebral.

Las dos primeras horas de vida y el vínculo de apego

Hay factores de la atención al parto y el posparto que influyen tanto en la calidad del vínculo entre madre y bebé y en el éxito de la lactancia materna. Un estudio (3) realizado en Rusia sobre las prácticas en el posparto (dejar al bebé piel con piel con su madre o separarlo de ella) reveló que el contacto piel con piel y la lactancia temprana en las dos primeras horas después de nacer potenciaba la sensibilidad de la madre hacia el bebé, la capacidad de autorregulación de éste y el apego entre ambos.  Eso es así porque las dos horas que siguen al nacimiento es una etapa crítica en el establecimiento del vínculo afectivo, para todos los mamíferos. 

Como se asista el posparto tiene un impacto muy grande no sólo en el vínculo, sino también en la lactancia materna.

El apego y la prevención de la drogadicción

Otro estudio (4) interesante relacionado con la influencia del contacto físico en la primera infancia sobre la salud mental es el realizado en la Universidad de Duke (EE UU) y la Universidad de Adelaida (Australia) y publicado en The Journal of Neuroscience, que ha demostrado que las caricias y el contacto físico en las especies mamíferas tiene efectos biológicos positivos sobre las crías, y entre otros efectos reduce la susceptibilidad a las adicciones.  En un experimento realizado con ratas, se constató que el contacto estrecho de las crías con su madre hace que su sistema inmune aumente la producción de una molécula llamada Interleucina-10, que entre otras funciones influye en la respuesta del cerebro ante sustancias potencialmente adictivas, al desactivar las reacciones de “recompensa” responsables de la adicción. La neurocientífica Staci Bilbo y sus colegas comprobaron que las crías que habían recibido más caricias maternas tras nacer tenían más genes activos destinados a producir esta sustancia en su cerebro, en una proporción directa con la cantidad de caricias y “arrumacos” recibidos.

Acceso a estudios:

(1) The Long-Terms Effects of Breastfeeding on Child and Adolescent Mental Health: A Pregnancy Cohort Study Followed for 14 years

(2) Emergent Synchronous Bursting of Oxytocin Neuronal Network.

(3) Early contact versus separation: effects on mother-infant interaction one year later

/4) Early-Life Experience Decreases Drug-Induced Reinstatement of Morphine CPP in Adulthood

Fuente: www..terramater.es

 

Las madres después del parto también necesitan que les presten atención

Durante el embarazo la madre se convierte en el centro de la atención de su pareja, familiares y amigos, quienes se preocupan continuamente por su estado de salud y bienestar emocional. Sin embargo, después del parto toda la atención se redirige al bebé, incluso la propia madre empieza a cuidar más de su hijo que de sí misma.

Sin embargo, después del parto la madre atraviesa por una de las etapas más agotadoras de su vida, sobre todo si es su primer embarazo, ya que tiene que enfrentar las responsabilidades que implica el cuidado de un bebé y además, lidiar con los cambios hormonales, físicos y emocionales que sobrevendrán. Por eso, en este momento sigue necesitando atención, mimos y cuidados.

Las primeras semanas tras el parto: Una etapa difícil para la madre

Tras el parto, las hormonas de la madre se revolucionan. Los niveles de progesterona y estrógenos, dos hormonas que estimulaban el desarrollo del bebé durante la gestación, caen en picada, mientras que la oxitocina, otra hormona que es la que ayuda a la madre a lidiar con las contracciones durante el parto, también empieza a descender una vez que ha dado a luz. Ello explica por qué la mayoría de las madres experimentan una sensación de desvanecimiento y un marcado agotamiento físico y mental durante las primeras semanas tras el parto y por qué se encuentran tan sensibles emocionalmente.

De hecho, en este período muchas mujeres desarrollan lo que se conoce como baby blues, un estado emocional marcado por la tristeza y el desánimo que influye en su relación con el bebé, pero también con el resto de las personas que les rodean. En algunos casos este estado puede deteriorarse hasta convertirse en una depresión postparto: se estima que tras el alumbramiento entre el 10% y el 13% de las madres desarrollan esta alteración que suele causar una gran desmotivación, incluso por las actividades que antes disfrutaban, así como una marcada apatía y tristeza que muchas veces las incapacita para cuidar de ellas mismas o de sus bebés, lo que les hace sentir culpables pues piensan que son malas madres.

Por otra parte, el hecho de que las madres deban adaptarse a las nuevas rutinas en el hogar y que sientan una enorme responsabilidad sobre sus hombros hará que sus fuerzas flaqueen. En esos momentos, contar con un hombro en el cual apoyarse puede ser sumamente reconfortante.

¿Cómo ayudar a una madre a superar las primeras semanas tras el parto?

  1. Dale una mano. Durante las primeras semanas tras el parto es usual que las madres, sobre todo si son primerizas, se sientan agobiadas por las responsabilidades y las tareas ya que aprender a satisfacer las necesidades de un recién nacido no es sencillo. Por eso, no le vendrá mal que le eches una mano y le ayudes con las tareas de casa o con el bebé. Así podrá relajarse un poco y descansar, de manera que pueda adaptarse paulatinamente a la maternidad.
  2. Anímala a hablar sobre sus sentimientos. Hablar sobre sus emociones y lo que está experimentando en esta etapa es una manera de liberar tensiones. Sin embargo, en ocasiones la madre no encuentra el valor para expresar lo que piensa, por miedo a que las personas no la comprendan y la juzguen. Por eso, pregúntale cómo se siente y dale la suficiente confianza como para que exprese sus inquietudes, temores y dudas.
  3. Incítala a implicarse en actividades que le motiven. Cuando las madres deben encargarse del cuidado de su bebé les suele costar tomar la iniciativa para visitar a los amigos, irse de compras o pasar una tarde en el spa. Una buena manera de distraerla y lograr que recupere la motivación es incitarla a que retome cuanto antes las actividades que disfruta.

Fuente: www.etapainfantil.com, autora: Jennifer Delgado

 

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