El tacto y el bebé: el primer medio de comunicación con la madre

La estimulación táctil de los padres es vital para el desarrollo sano del niño

¿Cómo generan los bebés sus primeras sensaciones táctiles?

El proceso neuronal es el siguiente: la corteza táctil se localiza principalmente por el lóbulo parietal del cerebro y tiene como función la recepción e interpretación de los estímulos táctiles. Dicho lóbulo se encuentra situado entre el córtex prefrontal por la parte anterior, el occipital por la posterior y el temporal en la inferior.
Una vez discriminado el estímulo táctil por las áreas parietales primarias, tendrá lugar un proceso de descifrado del significado de la estimulación táctil: el lóbulo parietal esta asociado el conocimiento de objetos mediante el tacto.

El tacto como el primer vínculo madre-hijo

El tacto es el primer medio de comunicación entre la madre y el bebé. A través del contacto con la piel de su madre, el niño capta sus vibraciones y experimenta los sentimientos que ella le proporciona. En los primeros días de vida, las madres y padres pueden reconocer a su propio bebé acariciando la mejilla o la mano de éste. En estos primeros periodos de vida el tacto es también muy importante para el desarrollo emocional del bebé y el niño, por este motivo y por la influencia en los procesos cognitivos posteriores es necesario que los padres desarrollen desde el nacimiento la sensibilidad táctil en sus hijos.

Las sensibilidad táctil aumenta las respuestas del niño que da al ambiente. De hecho, en un estudio llevado a cabo con bebés se comprobó que las caricias suaves llevaron a los bebés a sonreír y a estar más atentos ante la cara del adulto. Tan pronto como los niños pueden coger objetos, el tacto se convierte en un medio muy importante, a través del cual adquieren información del medio ambiente.

Las primeras estimulaciones del tacto en el bebé

El proceso de evolución de la percepción táctil viene asociada con el desarrollo cerebral en los primeros meses del pequeño.  La estimulación táctil pasiva de los padres y la estimulación mediante la boca del bebé serán medios importantes de conocimiento a través del tacto del medio que le rodea.

Los padres tienen que estimular táctilmente a sus hijos para desarrollar la discriminación y agudeza táctil de conocer el propio cuerpo y sus posibilidades y de apreciar y reconocer las cualidades táctiles, tales como:
• superficie (lisa, discontinua, áspera…)
• consistencia (blanda, dura, elástica…)
• materia (algodón, cartón, madera, papel…)
• temperatura (caliente, frío, templada…)
• forma (alargada, circular, cuadrada, esférica…)
• dimensión (ancho, alto, estrecho, grueso…)
• humedad (seco, mojado…)
La estimulación táctil permite adquirir información a sobre procesos tales como vibración, temperatura, peso, flexibilidad, elasticidad, suavidad, aspereza, humedad o sequedad necesarios para muchas funciones cognitivas.
La percepción táctil es otro de los medios por el que el cerebro analiza e integra estímulos táctiles sobre objetos, hechos, sensaciones o situaciones: es capaz de reconocerlos e incluso de identificar entorno en el que se desarrollan. El cerebro no solamente percibe las sensaciones táctiles sino que les da un significado e integración en el contexto en el que se desarrollan, por lo que este proceso de percepción tiene un carácter complejo y desarrolla e integra  amplias áreas cerebrales.
Diferentes estudios llevados a cabo con estimulación táctil demuestran que el cerebro es capaz de generar percepción espacial mediante el tacto, de determinar el alto grado de eficacia del tacto para determinar la posición y morfología de los objetos; asimismo, el cerebro ofrece una gran capacidad de memoria especializada sobre percepciones generadas por la vía somatosensorial.
Además, se han identificado áreas cerebrales responsables de la densidad de receptores y aplicaciones de estimulación táctil de la discriminación, elaboración, integración de la información táctil o de la información multimodal en sujetos invidentes (incluida la visual) del córtex parietal.

Autor: Tomás Ortiz Alonso. Catedrático-Director del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid

 

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