Baby Led Weaning: Los pediatras lo aconsejan: no le des solo puré a tu bebé de seis meses, atrévete con los trozos

Los expertos recomiendan ambas cosas para alimentar a tu hijo. Su aplicación incrementa la duración de la lactancia materna y fomenta señales de hambre y saciedad del niño

La Asociación Española de Pediatría (AEP), acaba de publicar una guía de recomendaciones para padres y familiares sobre la alimentación complementaria que han elaborado a partir de la evidencia científica al respecto. Dicha organización define la alimentación complementaria (AC) como «el proceso por el cual se ofrecen a los lactantes alimentos sólidos o líquidos distintos a la lactancia materna”. “Es un protocolo totalmente flexible, una guía que pretende resolver las dudas de los padres acerca de los métodos AC que existen. No se dogmatiza sobre ninguna”, explica por teléfono el doctor José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la AEP.

Eso sí, la recomendación general es que la introducción de alimentos se haga a partir de los seis meses; antes, se desaconseja para los bebés nada que no sea la lactancia materna. Lo más novedoso de estos consejos es la parte del Baby Led Weaning (BLW), un método a través del cual el bebé participa activamente en su alimentación y su abordaje como parte de la comida en familia. “Se trata de una técnica cada vez más utilizada. Los padres deciden la alimentación que dan al bebé, permitiéndole escoger por sí mismo la comida y la cantidad que desean. Hay que recalcar que este método no aporta más beneficios nutricionales que otros. La filosofía que debe estar detrás de cómo ofrecer los alimentos a los lactantes es la alimentación perceptiva, que interpreta las claves que los bebés transmiten a la hora de comer y que hace que la alimentación se adecue de forma individualizada a cada uno de ellos”.

Las cinco claves generales de este tipo de AC son:

  1. Se adapta la alimentación a cada niño: a su ritmo, a su desarrollo.
  2. Respeta la cultura de la familia -por ejemplo, si son veganos, vegetarianos, etc.- “siempre y cuando la alimentación sea equilibrada”. La AC se asegura de que se le está ofreciendo al niño la misma alimentación que al resto, aunque siempre en trozos pequeños y blandos.
  3. La participación en las comidas de toda la familia. El niño se sienta a la mesa.
  4. El bebé se alimenta por sí solo desde el principio, empezando con las manos y siguiendo por los cubiertos. Aprende síntomas fisiológicos relacionados con la comida como la saciedad o el hambre.
  5. Desarrolla habilidades motoras como la masticación.

Uno de las preocupaciones sobre el BLW de los padres son los posibles atragantamientos. “Lo fundamental es que cuando se aplique haya siempre un adulto presente y que los alimentos tengan la textura sugerida para cada edad”, explica. Por ejemplo, en el recuadro informativo que adjuntan a la guía no se recomienda que los niños menores de tres años tomen frutas y verduras duras como la zanahoria. “Se debe sobre todo a que estos alimentos no se disuelven fácilmente por la saliva, por lo que hay riesgo de que queden trozos en la boca. Aunque cada niño es diferente, y los padres conocen lo que puede o no tomar su hijo”.

El mejor método de alimentación complementaria

Algunos padres optan por lo que se conoce como Baby Led Introduction of Solids (BLISS) y que se refiere a que “por un BLW mixto mediante el que se permite que el bebé experimente por sí mismo con la comida, pero a la vez se le da algún puré o papilla en alguna de las comidas”, añade el experto. La guía menciona algunas ventajas de su aplicación como el incremento de la duración de la lactancia materna o el fomento de la alimentación perceptiva, basada en señales de hambre y saciedad del niño.

“Quiero recalcar que durante el primer año”, continúa Moreno, “la leche materna debe ser el alimento principal. Y que el Baby Led Weaning solo es una forma de comenzar a introducir alimentos sólidos”. Según se cita en las recomendaciones, existe evidencia de que aquellos padres que comienzan con alimentos triturados sobre los cuatro meses, “puede provocar cierto riesgo a que esos pequeños abandonen la lactancia materna”, argumenta el experto. Lo mejor, para introducir poco a poco los alimentos sólidos, según recomiendan, son los seis meses, en este dato el consenso es total.

Autora: Carolina García. www.elpais.com

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