Acariciar a un bebé antes de una prueba médica ayuda a reducir el dolor
Tocarlo suavemente a una determinada velocidad activa un tipo de neuronas sensoriales
Acariciar a un bebé antes de realizarle una prueba médica reduce eldolor. Tocar con suavidad al pequeño a unos tres centímetros por segundo, la velocidad instintiva de las caricias que los padres dan a sus hijos, proporciona alivio y reduce el malestar ante experiencias dolorosas, según un estudio publicado en Current Biology.
Un equipo de investigadores, liderados por Rebeccah Slater, catedrática de pediatría de la Universidad de Oxford, han medido la respuesta al dolor de recién nacidos a los que había que hacer un análisis de sangre. Observaban su comportamiento y también registraban su actividad cerebral mediante un electroencefalograma. En el estudio, a la mitad de los bebés un científico del equipo pasaba con cuidado un cepillo muy suave por la piel de los pequeños justo antes de que les realizaran el test de sangre.
En un trabajo anterior de este mismo grupo de investigadores, ya habían demostrado que el bebé experimenta dolor justo después de la prueba médica usando también electroencefalograma. Ahora han visto que el patrón de actividad neuronal que se activa relacionado con el dolor se puede disminuir mediante una intervención tan sencilla como que el recién nacido reciba caricias suaves a una velocidad concreta de tres centímetros por segundo.
“El contacto parece tener un potencial como analgésico, aunque sin el riesgo de los efectos secundarios [de los medicamentos]”
Se trata de la velocidad necesaria para activar un tipo de neuronas sensoriales en la piel llamadas C-táctil, de las que ya se ha demostrado con anterioridad que reducen el dolor en adultos. Hasta el momento se desconocía si esas células nerviosas también se activaban en recién nacidos o esa respuesta requería un tiempo para desarrollarse.
“Los padres de forma intuitiva ya acarician al bebé a esta velocidad óptima”, afirma en un comunicado Rebeccah Slater, autora sénior del trabajo y catedrática de ciencias pediátricas en la Universidad de Oxford. “Si podemos comprender mejor de qué forma están sustentandas biológicamente técnicas como el masaje infantil, podemos mejorar el consejo que damos a los padres sobre cómo reconfortar a sus bebés”.
Según estos investigadores, los resultados de su estudio podrían ser muy útiles clínicamente para ayudar a reducir el malestar de los pequeños. Y también, aseguran, refuerzan otras intervenciones basadas en el contacto, como el masaje de los bebés o el piel con piel, la práctica de coger a los recién nacidos y colocarlos sobre el pecho de sus padres, en piel con piel, para fomentar el vínculo entre ambos, pero también para reducir el dolor, ayudarlos a regular mejor la temperatura, y tranquilizarlos.
“El contacto parece tener un potencial como analgésico, aunque sin el riesgo de los efectos secundarios [de los medicamentos]”, afirma Slater.
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