Actualidad: Los berrinches: El primer paso para el desarrollo de la inteligencia emocional

Los berrinches y rabietas son necesarias para el correcto desarrollo de tus hijos

Los primeros años de vida de un niño son fundamentales para el desarrollo de su personalidad. La forma en que lo eduques y gestiones sus actitudes determinará en gran medida si en el futuro se convertirá en un pequeño inseguro y rebelde o, por el contrario, será un niño seguro de sí que obedece las reglas. Durante esta difícil travesía, uno de los principales problemas a los que, antes o después, tendrás que enfrentarte, serán los berrinches.

Los berrinches infantiles: Una vía para expresar emociones

Los berrinches o rabietas infantiles suelen aparecer alrededor de los dos años, aunque alcanzan su punto culminante entre los tres y los cuatro años. Lo que sucede es que a esta edad el niño empieza a ser consciente de su autonomía y quiere comenzar a hacer cosas por sí solo para poner a prueba las habilidades que está desarrollando. Cuando no puede hacerlo porque le pones límites, se enfada.

Sin embargo, como su corteza prefrontal, que es donde se regulan las emociones, es aún muy inmadura, no sabrá gestionar su comportamiento de forma adecuada y terminará expresando su ira de forma brusca y violenta. Es a través de estos berrinches que el pequeño expresa su frustración y su enfado, mientras aprende a regular sus estados emocionales. Por eso, es importante que comprendas los berrinches como una parte normal del proceso de desarrollo.

Una oportunidad para desarrollar la inteligencia emocional temprana

Tu postura ante los berrinches de tu hijo no solo te ayudará a lidiar mejor con la situación sino que también sentará las bases para el desarrollo de su inteligencia emocional. Si ignoras sus rabietas y haces caso omiso a su “sufrimiento”, le estarás transmitiendo la idea de que no te interesan sus necesidades y que sus emociones no son importantes, por lo que a la larga podrías convertirlo en un niño rebelde, con una baja autoestima e incapaz de hacer valer sus opiniones y derechos.

Al contrario, si le prestas demasiada atención a sus berrinches, podrías reafirmar que su estrategia para llamar tu atención es eficaz, con lo cual estarías reforzando su mal comportamiento. En este caso, es muy probable que tu hijo no aprenda a gestionar adecuadamente sus emociones y se convierta en un niño que cree merecerlo todo.

¿La solución? Aprende a manejar sus berrinches de forma asertiva, convirtiéndote en su patrón de autocontrol emocional y enseñándole a comunicar lo que siente sin transgredir las normas. Obviamente, no es una tarea fácil, pero con paciencia y consistencia educativa podrás convertir sus rabietas en la mejor herramienta para desarrollar su inteligencia emocional.

3 estrategias para utilizar las rabietas infantiles a tu favor

  1. Háblale en voz baja y con suavidad. A través de la voz se revelan nuestros estados de ánimo y emociones, cuando hablamos a gritos y con un tono fuerte transmitimos la idea de estar enfadados mientras que cuando lo hacemos usando un tono bajo y suave transmitimos una sensación de tranquilidad y autocontrol. Por eso, es importante que cuando te vayas a dirigir a tu hijo en medio de un berrinche utilices un tono bajo y suave para que además de relajarlo, le enseñes a regular sus emociones cuando las cosas no van como desearía.
  2. Pregúntale qué le sucede. Una estrategia excelente para que tu hijo aprenda a identificar sus emociones, que es el primer paso para gestionarlas, consiste en preguntarle por qué ha tenido el berrinche. Anímalo a que te cuente el motivo que lo ha desencadenado, y si no te habla sobre sus emociones, pregúntale directamente cómo se sintió al respecto. De esta manera, le ayudas a concientizar sus estados emocionales y hablar de ellos.
  3. Anímalo a encontrar otra solución. Los niños suelen tener berrinches porque no pueden conseguir lo que desean. Si es el caso, pregúntale a tu hijo qué solución propone para conseguir eso que tanto quiere. Negocia con él. De esta forma, le estarás dando una lección de flexibilidad, a la vez que estarás estimulando su creatividad y fomentando sus estrategias de afrontamiento ante los conflictos. Eso sí, hay veces en las que debes mantener un “no” firme, para evitar que sus berrinches se conviertan en una estrategia para hacerte cambiar de opinión.

Autora: Jennifer Delgado, psicóloga y escritora

 

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