Mastitis

La realidad es que la mastitis puede aparecer en cualquier momento de la lactancia, ya sea al inicio como al final. No hay una única época o una franja temporal en la que podamos situar la aparición de una mastitis. La evidencia científica dice que las mastitis se producen más frecuentemente durante la segunda y tercera semana de lactancia, y es que la triste realidad es que muchas madres dejan la lactancia a causa de la falta de ayuda, por el dolor o por tener que incorporarse al trabajo remunerado,  lo que no permite tener datos de que afectación causa la mastitis en madres que dan más pecho durante más meses o años.

La mastitis es una inflamación y posterior infección de un cuadrante de la glándula mamaria que puede ocurrir por un mal vaciamiento/drenaje de la glándula o por situaciones que nos pueden sorprender como por ejemplo: ir al dentista y tener que tomar un antibiótico o padecer una gastroenteritis que pueden modificar la flora intestinal y propiciar por ende la proliferación de ciertas bacterias en la glándula. La incidencia de mastitis varía del 3 al 33% según la literatura científica, y puede afectar a un solo pecho o a ambos.  Y según si la madre ha recibido o no el tratamiento antibiótico adecuado, en caso que aparezca fiebre y esta no remita, pueden producirse nuevas recaídas.

Ante cualquier mastitis: dolor articular, la aparición de una mancha roja en el pecho y dolor al amamantar… la pauta de actuación es la misma ya que la mayoría de mastitis se pueden solucionar sin la necesidad de tratamiento antibiótico.

En el momento de aparecer las primeras señales de que la mastitis es incipiente hay que tomar las riendas de la situación:

  • Fomentar el vaciamiento/drenaje de la glándula de manera frecuente
  • Aplicar frío en la zona afectada
  • Y descansar como si de una gripe se  tratara.

Con estas medidas eliminamos y frenemos la progresión de la mastitis. Y solo en el caso que aparezca fiebre (38 ºC o más)  y que no desaparezca en 12-24hs.  hay que acudir al médico para que recete el antibiótico adecuado.

Es importante recibir asesoramiento y acompañamiento de una puericultora, más aún en este particular momento donde es importante para una favorable evolución, detectar y trabajar para corregir o cambiar la causa que produjo la afección.

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