El recién nacido llena la mente de sus padres y se convierte en su mundo entero
Un recién nacido llena la mente de sus padres y se convierte en su mundo entero.
Uno de los aspectos más exigentes de un recién nacido es el hecho de que su vida no tiene estructura ni es predecible. Puede pasar todo el día durmiendo, la mayor parte del día siguiente alimentándose, la noche siguiente muy despierto o hambriento, sin ningun ritmo ni rutina aparente.
Esto inquieta y desconcierta a los padres que esperan cierta coherencia o lógica en las pautas de alimentación y sueño, por lo que suponen que deben estar haciendo algo mal. Para los adultos resulta caótico el ritmo del niño, al bebé le resulta un caos el mundo de los adultos.
Las nuevas sensaciones que tiene: la gravedad, las distintas temperaturas y texturas que siente en su piel, los nuevos olores y ambientes y toda la gama de sonidos y de cosas que reemplazan su ritmo y la única rutina que ha conocido: los del interior del útero. Los bebés necesitan tiempo para adaptarse a esta nueva vida.
Es importante pensar que en esta etapa se necesita ayuda y que esta puede adoptar diferentes formas. Es aconsejable que la madre reciba apoyo de su pareja o bien de su ambiente familiar, tener la posibilidad de compartir experiencias en los cuidados del bebé y las ansiedades es una manera de sentirse sostenida. Muchas mamás necesitan hablar con un profesional de la salud para sentirse más apoyadas, ver las cosas con mayor perspectiva y afrontar las demandas aparentemente interminables de sus bebés.
Las necesidades que tienen las madres son tan importantes como las de sus bebés. Las madres al contar con apoyo, se sienten menos angustiadas, asustadas y más capaces de desarrollar su rol materno.
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