Estar embarazada es como correr un maratón, según un nuevo estudio

Investigadores han llegado a la conclusión de que el embarazo es una experiencia más extrema que correr un maratón o un ironman.

El estudio, realizado por la Universidad de Duke, en Estados Unidos, y publicado en la revista Science Advances, tenía como objetivo conocer los límites del cuerpo en situaciones de alto rendimiento, por lo que analizó qué pasaba con el cuerpo de atletas que participan en competencias desafiantes, como el Ironman, el tour de Francia y los maratones.

Descubrieron que llevar a un bebé a término durante nueves meses supera todos esos deportes de alto rendimiento, así es, todas las mamás podríamos considerarnos atletas.

El estudio se centró en la tasa metabólica en reposo de ciertas actividades y encontró que el cuerpo humano no puede soportar más de 2.5 veces esta tasa sin que el tejido y el sistema digestivo se vea comprometido.

De acuerdo con el coautor del estudio, Herman Pontzer, y profesor de antropología evolutiva, todas las madres han experimentado ese esfuerzo, de hecho es la cosa de mayor duración y gasto energético que los humanos pueden hacer.

Un maratonista puede elevar su tasa metabólica arriba de 2.5 pero no puede estar así durante nueve meses sin que eso comprometa su salud. Cuando una mujer está embarazada está “corriendo” todo el tiempo, hasta que nace el bebé, están trabajando 24 horas, aún descansando hasta que termina la gestación.

Así que la próxima vez que dudes en dormirte temprano o en tomar una siesta, piensa que lo necesitas porque estás viviendo el ironman de tu vida.

Fuente: Universidad de Duke.

CIÁTICA EN EL EMBARAZO ¿QUÉ ES? ¿CÓMO PREVENIRLA Y ALIVIAR EL DOLOR?

¿Qué es la ciática?

La ciática se produce al inflamarse el nervio ciático, el nervio más largo y ancho del cuerpo. Comienza en la pelvis, continua por la parte trasera de los muslos y se ramifica detrás de las rodillas llegando hasta los pies.

Es una dolencia que se manifiesta con frecuencia en la parte baja de la espalda, en un lado, y afecta hasta la mitad del glúteo. Cuando la ciática es bastante leve, el dolor está localizado. En las formas más importantes, en cambio, el dolor se irradia a lo largo de la pierna y llega a afectar la corva de la rodilla e incluso al talón y el pie. De hecho, éste es el recorrido del nervio ciático, que parte de la región lumbar y se extiende a las piernas.

Ciática en el embarazo: ¿Por qué es tan común?

El nervio ciático es un nervio especialmente vulnerable a la presión. Por eso la sobrecarga de peso que se produce durante el embarazo ocasiona dolor en el nervio. A medida que el útero crece, los nervios espinales que alimentan el nervio ciático en la parte baja de la espalda se comprimen e irritan.

Las hormonas también son responsables de que aparezca ciática en el embarazo.

Hay mujeres que comienzan a sufrirla incluso desde las primeras semanas. Se debe a que durante la gestación el organismo de la mujer segrega una hormona llamada relaxina, que ayuda a reblandecer la zona de la pubis y la matriz para facilitar la salida del bebé a través del canal de parto. Esta distensión de los músculos de la zona relaja los ligamentos provocando dolor.

¿Cuándo suele aparecer éste dolor o molestia de ciática en el embarazo?

La ciática es un trastorno que suele aparecer en la segunda mitad del embarazo, cuando el peso de la barriga obliga a la futura mamá a adoptar posturas incorrectas.

Por ello, la mayoría de las veces, estos dolores aparecen a partir del cuarto o quinto mes de embarazo.

Debemos consultar a nuestro médico para verificar que el embarazo sea la única causa de esta ciática. ¿Por qué? porque el tratamiento de la ciática depende de la causa y puede ser muy diferente de un caso a otro.

Embarazada, ¿qué postura adoptar?

Estando embarazadas, notaremos algún cambio en nuestro centro de gravedad. Para limitar el dolor de espalda y la pérdida de equilibrio, es mejor favorecer ciertas posturas:

Sentadilla: sentarnos sobre los talones y asegurarnos de mantener la espalda recta.
Levantar un objeto del suelo: agacharse y ponerse de pie sin problemas.
Salir de la cama: ponernos a un lado, cruzar la pierna superior en la inferior y usar las manos para enderezar.
Evitar mantener el estómago hacia adelante y la espalda excavada (demasiado arqueada).

¿Qué podemos hacer para aliviar el dolor de ciática?

Controlar el peso en el embarazo: un aumento excesivo de peso ocasiona una mayor compresión del nervio ciático.

Cambios posturales: unos malos hábitos posturales contribuyen a que el dolor aparezca. Por ejemplo: evitemos estar sentada durante tiempos prolongados, no cruzar las piernas al sentarnos, si nos agachamos siempre hacerlo doblando las rodillas, mantener la espalda recta y caminar erguida.

Utilizar un calzado adecuado: no es bueno que sea del todo chato ni que tenga demasiado tacón. (La medida justa es 4 cm aproximadamente)

Intentar no levantar nada pesado. Si tenemos que levantar algo, debemos doblar las rodillas y mantener la espalda recta. Es importante que mantengamos el objeto que estamos levantando cerca de nuestro cuerpo. Y no nos olvidemos de «escucharlo», si sentimos mucho dolor debemos de dejar de hacer lo que estábamos haciendo para evitar que el dolor se haga mas severo o intenso.

Para dormir podemos colocarnos una almohada entre las piernas para aliviar el dolor si lo hacemos de costado o colocar una almohada debajo de las piernas si dormimos boca arriba.

Cuando aparece el dolor, colocar calor seco en la zona varias veces al día. Podemos hacerlo con una manta eléctrica, envolviendo en una toalla una bolsa llena de agua caliente o calentando un paño con la plancha.

Darnos un baño de agua templada cuando el dolor sea fuerte o se agudice.

También son recomendable los masajes y la osteopatía: ambas técnicas contribuyen a aliviar el dolor y la tensión de la zona gracias a técnicas de relajación y estiramiento.

Además de ello:

La alimentación es muy importante

También es muy recomendable que procuremos aumentar en nuestra dieta el consumo de alimentos ricos en vitamina D (contra la debilidad muscular) y vitamina B1 (para fortalecer los nervios).

  • Tienen vitamina D el pescado azul (sardinas, arenques, boquerones…), la leche y los derivados lácteos, la yema de huevo y la margarina.
  • Son abundantes en vitamina B1 los cereales integrales, la avena, la carne de cerdo, las hortalizas, el salvado de trigo y la levadura de cerveza.

Puede que estos consejos te sean útiles para combatir el dolor de ciática en el embarazo, dado que es una molestia típica del período de gestación que suele desaparecer espontáneamente después del parto.

De todos modos, si el dolor es demasiado intenso lo recomendable, como se planteó mas arriba de la nota es que lo consultemos con nuestro médico, quién puede recetar o indicar algún tratamiento a seguir.

Por qué el embarazo se cuenta en semanas

Además de contar el embarazo en meses, también es muy común que se cuente en semanas, lo cual puede ser realmente complicado para algunos. Esto ha generado mucha confusión ya que muchos no tienen una idea clara de cómo se debe ir contando el tiempo en el embarazo ni bajo qué parámetros se hace este conteo. Incluso las madres, que son quienes lo viven en primera persona y de forma más intensa, muchas veces no saben ni comprenden el propósito de un conteo en semanas.

Las mismas mujeres no van midiendo el desarrollo de su embarazo en meses, sino en semanas. Lo cierto es que, antes de llegar al embarazo, muchas mujeres no sabrían explicar el porqué de este uso del tiempo sin haberlo experimentado primero. La razones por las que muchas mujeres y profesionales de la salud han decidido medir el desarrollo de la gestación se semanas y no de otra forma sin muy diversas y vamos a explicar algunas de ellas a continuación.

La relación del conteo en semanas y el desarrollo del bebé

Una de las posibles razones por las que algunas embarazadas y doctores se basan en el conteo por semanas es porque, de este modo, es mucho más sencillo saber cómo está desarrollándose el bebé, de qué forma está llevándose a cabo su crecimiento y a qué velocidad lo hace. Es cierto que, en muchas ocasiones, no se tiene la certeza real de cuándo se ha ovulado ni en qué momento se ha llevado a cabo la concepción, por lo cual, no siempre es fácil hacer un cálculo del tiempo del embarazo desde que este inició.

Es por esta imposibilidad de calcular el embarazo tomando en cuenta su inicio que muchos doctores han optado por hacer los cálculos en base a la última menstruación de la madre. Esta práctica se ha generalizado y estas fechas son las que han determinado cuándo se ha producido el embarazo según la opinión de los especialistas. El problema con esto es que la madre está obligada a recordar lo mejor que pueda cuándo fue la última vez que menstruó porque es así como se dictamina cuando se va a producir el nacimiento.

Si tomamos en consideración que el ciclo menstrual en una mujer suele durar unos 28 días y que el proceso de ovulación se produce unos 14 días antes de que vuelva a generarse el próximo ciclo, es posible realizar el cálculo cuando la mujer tiene un mes y medio de haber quedado embarazada. Lo que se está queriendo decir es que la concepción se dio hace cuatro semanas y no seis. Si nos basamos en todo esto, entonces el embarazo como tal solo tiene una duración de 38 semanas y no 40 como siempre hemos pensado.

Conclusión

Para concluir, podemos afirmar que no se puede dictaminar de forma veraz el momento exacto en el que una mujer ha quedado embarazada, y mucho menos aún si esta tiene pareja estable. Es por esta razón que siempre la mejor alternativa será basarse en la medida estándar que es la que se calculará desde la última menstruación.

 

Piel con piel en los nacimientos por cesárea

El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría ha publicado el documento “Contacto piel con piel en las cesáreas. Aspectos prácticos para la puesta en marcha”, donde se explica el método de actuación y las principales dificultades para realizarlo. Los beneficios del contacto piel con piel entre la madre y el recién nacido están ampliamente demostrados:

  • favorece la transición y la adaptación del bebé a vivir fuera del útero
  • mejora el vínculo afectivo entre la madre y el niño
  • fomenta la lactancia materna
  • aumenta la secreción de una hormona, la oxitocina, que estimula la salida de calostro (la primera leche que producen las mamas) y las contracciones uterinas

La realización del contacto piel con piel precoz se recomienda tras los partos vaginales y también en las cesáreas, siempre que las condiciones de la madre y del bebé lo permitan.

El procedimiento propuesto comienza antes de entrar en el quirófano e incluye la adaptación del quirófano, de manera que quede espacio suficiente para que la madre pueda acoger al niño durante la intervención.

El contacto piel con piel en las cesáreas es una práctica beneficiosa y segura. Un protocolo consensuado entre los servicios implicados favorece su aplicación habitual, para conseguir un entorno similar al que se produce tras un parto vaginal, pero sin olvidar que se trata de una intervención quirúrgica. La implicación del personal es imprescindible.

Actualidad: La moda de desmitificar la maternidad

Últimamente, parece que es ya una tendencia el desmitificar la maternidad. Se comenta a menudo lo equivocadas que están muchas mujeres, antes del parto, respecto a lo que supone tener un bebé. Yo no me sentí estafada cuando llegó mi primera hija, al menos no por las mismas razones que he leído o escuchado. Supongo que tener dos sobrinos mayores que mi niña, y unos padres que durante años relataron lo duro que fue criarnos a mí y a mis hermanos, me creó una estampa poco dulcificada de la maternidad. Pero tengo que reconocer que jamás me hice realmente una imagen mental de que lo que iba a suceder después del parto.

En el año 2002, cuando me quedé embarazada por primera vez, aún no se usaba Google de manera masiva, y eso creo que me mantuvo al margen de esas imágenes idílicas de bebés sonrosados y mamás sonrientes y perfectas que abundan en internet. Por entonces, leía libros sobre maternidad, de cierta calidad, y revistas. Sabía que iba a ser duro, me habían hablado del parto en las clases pertinentes, sabía que ya no iba a dormir mis ocho horas de rigor, que me iban a doler los pechos, que mi cuerpo iba a cambiar. Alguna otra molestia física hubo que desconocía, pero que acepté, ya que fue más o menos pasajera, y no me traumatizó.

La vergüenza de ser madre

Sin embargo, estoy de acuerdo en que hay que dejar claras las cosas, y que hay que presentar la vida de las madres tal y como es, no por elevar una queja sin más, sino por tratar de crear una imagen más ajustada a la realidad, al menos a la de un porcentaje considerable de madres. No quiero ser una aguafiestas, no todas las madres viven el parto y la lactancia de la misma manera, las experiencias son tan diversas como las mujeres que pasan por ello.

Para mí la gran diferencia entre tener hijos y no tenerlos es la responsabilidad que esto conlleva y el cambio tan grande que supone en el estilo de vida de una pareja. Cuando como pareja decidís tener un bebé, tenéis que ser conscientes de que nunca más volveréis a ser solo dos. Parece de perogrullo, pero no lo es. Vuestras prioridades cambiarán, vuestro tiempo de ocio, vuestra vida social, la relación de pareja, el reparto de tareas en casa, la evolución de vuestras carreras profesionales, la economía de vuestro hogar, las vacaciones, la relación con vuestras familias, con vuestros amigos: todo se ve afectado por el paso de ser dos a ser tres, cuatro, cinco, o los que lleguéis a ser. No es que sea malo, pero hay que adaptarse a un nuevo estilo de vida y esto es cosa de los dos, así que es necesaria mucha unión y fuerza para afrontar esta nueva etapa.

Uno de los cambios que más me costó encajar personalmente tras la maternidad fue el hecho de tener a una personita dependiente de mí en todo momento. Ser madre es un trabajo de 24 horas al día por siete días a la semana por 365 días al año para el resto de tu vida. Saber que eres su sustento, su consuelo, que te necesita a más no poder, que es un ser indefenso y que eres responsable de su salud, su bienestar, su desarrollo emocional, su crecimiento y su educación es abrumador. Esa sensación de responsabilidad infinita no la había tenido nunca antes.

Al ser madre creo que se produjo en mí una especie de pérdida de identidad. La mujer que era pasó a ser otra persona nueva, no completamente distinta, pero en constante evolución, en adaptación eterna, en un estado de búsqueda de un nuevo lugar en el mundo, de mi nuevo papel. Necesitaba saber cómo encajar todo aquello con mi vida anterior, sin perderme en el nuevo estado al que acababa de transitar.

Durante los primeros meses después de que naciera mi hija mayor, recuerdo haber perdido la noción del tiempo, estaba tan enganchada a mi bebé y ella a mí que no teníamos horarios, pasábamos tantas horas solas las dos que parecía que solo nos teníamos la una a la otra. No es tan sencillo romper el vínculo de los meses de embarazo, la llegada al mundo no acaba de convertir al bebé en un ser independiente de su madre, el vínculo continúa, y creo que es complicado estar preparada para aceptarlo.

Otro de los sentimientos que recuerdo era la angustia de perderla, de que dejara de respirar. Me parecía tan frágil que apenas dormía, pendiente de que estuviera bien, de que no se atragantara al regurgitar, de que no pasara frío, calor, o hambre. Para mí, lo más duro de esos meses fue no ser capaz de disfrutar de ella, sentir una melancolía constante, salir a dar un paseo y pensar que las otras madres con sus bebés no se veían ni la mitad de agotadas que yo, incluso algunas que no eran primerizas lidiaban con dos niños sin acalorarse, al menos desde mi punto de vista.

Está claro que no estaba preparada emocionalmente. Lo que me habían contado, lo que había leído, se centró más en los cambios físicos y en las molestias que en las emociones. No sé si sufrí una depresión posparto, o si simplemente estaba extenuada de amamantar, pasar 11 horas al día sola con ella y dormir en tramos de dos horas. Deseaba que llegara mi marido de trabajar para tener compañía, para recuperar un poco mi vida anterior, para darme una ducha larga, sin vigilar por el rabillo del ojo al bebé, para volver a ser yo.

No volví a sentirme así después de los otros dos partos, aunque el paso de uno a dos hijos y de dos a tres es un cambio muy importante también. Cuando ya tienes un hijo mayor, este marca unos horarios y unas necesidades que te impiden vivir solo para el bebé recién nacido, así que la llegada del segundo, a pesar de ser prematuro, fue más llevadera. Afortunadamente disfruté la baja por maternidad de él y de la tercera, pude disfrutar de ellos como bebés, y sí que fui capaz de organizar mi vida con tres niños pequeños, algo que en los primeros meses después del primer parto me parecía del todo imposible. Pero con esto no quiero decir ni mucho menos que la experiencia de otras madres vaya a ser como la mía, no pretendo dar consejos ni generar sentimientos de culpa, miedo o incapacidad, simplemente quiero contar una experiencia más.

Pienso que a las madres nos toca reinventarnos constantemente. Al principio te adaptas a tu hijo bebé, después a tu hijo que ya camina, al que va al colegio, al que va al instituto, al adolescente y a lo que aún esté por venir. Conoces a tus hijos casi como a ti misma, sabes si algo les está yendo mal, les está preocupando, si necesitan un respiro, si les exiges demasiado o demasiado poco.

Desmitificar la maternidad puede estar bien, pero tampoco creo que nada de lo que nos cuenten vaya a ser tan importante y significativo como nuestra propia experiencia. Y sobre todo ¿qué época de la maternidad desmitificamos? Porque estoy segura de que nuestras madres, algunas ya abuelas, aún viven experiencias como madres que no son como ellas creían que serían.

Autora: Eva Bailén

Publicado en www.elpais.com

ASÍ ES CÓMO SE ALIMENTA TU BEBÉ DESDE EL VIENTRE MATERNO 

La placenta es un órgano muy complejo que alimenta al feto, libera hormonas y enzimas, cuenta con un espacio con vellosidades donde se realizan funciones metabólicas endocrinas y depende casi completamente de la sangre de la madre.
La placenta se encarga de transportar los alimentos y el oxígeno del sistema circulatorio de la madre hacia el feto y el bebé envía productos de eliminación hacia la placenta. De este modo se produce un intercambio entre la madre y el feto, la circulación sanguínea de la madre y el feto son totalmente independientes.
La comida que tu ingieres va directamente desde tu boca al cordón umbilical, y cuando los alimentos pasan a través de tu aparato digestivo, los nutrientes son absorbidos por el estómago y estos se traspasan hacia el feto al igual que el agua y el oxígeno por el torrente sanguíneo de la madre.
La placenta es un filtro muy eficiente que rechaza elementos nocivos como las bacterias que pueden dañar a tu bebé, sin embargo, el alcohol y la cafeína pueden atravesarla. Por eso es muy importante cuidar tu alimentación.
La comida desciende por el esófago.  En el estómago la comida se descompondrá en glucosa, grasa y proteína. Después de la digestión la comida es absorbida por la sangre. Y pasará de la madre al hijo a través de la placenta. Un filtro muy eficiente, que rechaza elementos dañinos como las bacterias que pueden afectar al feto.
Elementos muy pequeños pueden traspasar la barrera: oxigeno, proteinas, minerales, glucosa, cafeína, vitaminas y alcohol.
Después de pasar al torrente sanguíneo estos elementos van al feto a través del cordón umbilical.
Así es la alimentación de un bebé en el vientre materno.

Fuente: W news Español

Actualidad: La importancia de los relatos de parto

Por Dra. Ibone Olza

Cuando una mujer se queda embarazada, una de las primeras cosas que hace es acudir a la sección de maternidad de una librería en busca de libros sobre el embarazo y el parto. Algunos de ellos transmiten una visión normal y fisiológica del mismo, mientras que otros transmiten una visión medicalizada. Pero en general no suelen recoger algo muy importante: la experiencia de las madres.

Contar el propio parto una y otra vez es una necesidad de las madres recientes (¡y muchos padres!), como lo es escuchar o leer los relatos de otras madres. Es una necesidad universal, de todas las mujeres que han dado a luz recientemente, que se da siempre y en todos los lugares del planeta. La enfermera estadounidense Lynn Callister ha viajado por todos los continentes para investigar por que las mujeres tienen la necesidad de contar sus partos, y ha escuchado y recogido con detalle los relatos de mujeres de distintas culturas y etnias, desde las indígenas guatemaltecas hasta las mujeres jordanas o las campesinas chinas. Su investigación ha demostrado que la necesidad de contar el parto repetidamente en las semanas que siguen al nacimiento es universal: es decir, se da en todas las mujeres independientemente de su cultura, país de origen o religión. 

En la actualidad en la sociedad industrializada, con familias pequeñas, geográficamente dispersas y pocos hijos, a veces hay poco espacio para dar rienda suelta a esa necesidad.  También para escuchar o leer los relatos de otras madres, que a menudo es la única forma de conocer lo que es un parto desde el punto de la experiencia de la mujer y de la psicología del parto  (no solo desde un punto de vista médico o de la fisiología).


Por qué es importante

Las madres recientes tienen la necesidad de contar su parto a otras mujeres, no una sino muchas veces. Esto es así por varios motivos.

madresEl más importante es que contar el propio parto una y otra vez permite ir integrando la experiencia, completar las piezas del puzzle. El parto conlleva un característico estado alterado de consciencia, en el que los sentidos están a flor de piel, se altera la percepción del tiempo, se agudiza la percepción de ciertos estímulos y disminuye la sensibilidad hacia otros. El hecho es que es bastante habitual que no se recuerden claramente algunas partes, y al revivir la historia y contarla, los recuerdos se van ordenando, y cuando es posible contrastando, por ejemplo con la pareja, si él también estuvo presente en el parto, o con los profesionales, si hay la oportunidad de continuar la relación con ellos. Al contar a diferentes personas y en distintos momentos la historia del parto, la secuencia temporal se ordena, se completan detalles olvidados y la historia se va completando.

El estado ampliado de consciencia propio del parto es un efecto de las hormonas del parto: la oxitocina, también llamada la hormona del amor y la confianza, por sus efectos sobre el comportamiento; y las endorfinas, que tienen el efecto de aliviar el dolor y generar bienestar y placer. Son las responsables de que algunas mujeres puedan incluso dormitar entre contracciones. Pero estas hormonas pueden alterar la percepción del tiempo, la memoria y los recuerdos, haciendo que el parto se recuerden como más corto y menos doloroso de lo que fué, y que el dolor se olvide en cuanto termina el parto. En el bebé, las hormonas que se producen de forma intensa al atravesar el canal del parto dan lugar a un estado de alerta especial único en la vida: si los recién nacidos están con su mamá y se sienten seguros, pasan las dos primeras horas de vida en estado de alerta tranquila, muy atentos a su madre, transitando de forma suave a la nueva situación. Este estado se llamada periodo sensitivo, y es esencial para el establecimiento del vínculo. Para las madres, las memorias de esos primeros momentos quedan firmemente grabadas y con todo detalle (aunque los fármacos anestésicos o analgésicos pueden interferir bastante en todo ese proceso).

Según revelan los trabajos de Lynn Callister, en el parto son bastante frecuentes las vivencias espirituales o místicas; las madres afirman sentirse conectadas con la Madre Tierra, con sus antepasadas, con un ser superior, o con todas las mujeres que estaban dando a luz en ese momento … El primer cruce de miradas con el bebé es igualmente vivido como un momento trascendental para muchas madres, de conexión con algo superior difícil de explicar racionalmente. Las mujeres que han vivido un buen parto casi siempre se sienten más poderosas y con mayor autoestima.

Otro efecto de contar el parto a otras mujeres de la familia (madre, tías, hermanas, abuelas) es que se incrementa el sentimiento de pertenencia a la comunidad familiar, de ser el último eslabón de un linaje familiar femenino, de formar parte del colectivo universal de madres. Es normal que cuando una madre reciente cuanta su parto con todo lujo de detalles, las que están escuchando también tengan historias que compartir de sus partos o los de otras mujeres de la familia. El resultado de este compartir relatos es que se teje un saber colectivo que beneficia a todas, especialmente a las más jóvenes, las niñas y las que no han sido madres todavía.

Ibone Olza
Psiquiatra perinatal

Actualidad: Fumar en el embarazo afectaría la fertilidad por dos generaciones

Así lo sugiere un estudio que acaba de ser publicado. El alcance del daño del cigarrillo en la fertilidad femenina no se limitaría a ocasionar dificultades para concebir en una pareja, sino que llegaría inclusive a las nietas de la mujer fumadora.

Mucho se ha estudiado en las últimas décadas sobre el impacto negativo del cigarrillo en la salud en general y en la fertilidad, tanto masculina como femenina. Ahora, una investigación que acaba de ser publicada fue más allá y sugiere que si la mujer fuma durante el embarazo, estaría afectando las chances de concebir, inclusive, de sus nietas.

El estudio, liderado por el Dr. N. J. Camlin y publicado en la revista Human Reproduction, arrojó que fumar durante el embarazo aumentaba el tiempo que lleva lograr la concepción y el tiempo entre los embarazos. Fue un modelo experimental y una investigación realizada en ratones, por lo que se precisa mucha más evidencia para poder afirmar fehacientemente las conclusiones a las que este análisis arribó.

“Lo novedoso es que relaciona el efecto que el humo de cigarrillo genera a nivel celular con los cuadros de subfertilidad en otras generaciones. El daño se daría sobre las células germinales, en este caso, los óvulos del feto femenino en gestación. Se observó que el efecto incidía en los fetos femeninos de la siguiente generación. Es decir, que una abuela que ha sido fumadora podría marcar a nivel celular a su nieta y ésta podría padecer trastornos en su fertilidad. Resulta un campo de investigación interesante, pero que sin dudas necesita ser profundizado y estudiado de alguna manera en humanos”, subrayó la doctora Ester Polak de Fried, médica especialista en Endocrinología Reproductiva y Fertilidad.

Fumar y exponerse al humo de segunda mano aumenta el riesgo de impotencia sexual en el hombre y de alteraciones en la composición de sus espermatozoides. En la mujer, puede ocasionar una disminución en la generación de folículos y en la calidad de los óvulos; puede modificar la función de las trompas de Falopio, la velocidad del flujo sanguíneo en el útero, la actividad del músculo uterino y el desarrollo del embrión antes de que se implante en el útero, perjudicando las chances de lograr un embarazo que llegue a término.

La doctora Ester Polak de Fried, quien además es directora médica del Centro Especializado en Reproducción (CER), aseguró que “es frecuente escuchar que los futuros padres dicen ‘cuando nazca mi hijo, dejo de fumar’, lo cual sin dudas es recomendable. Sin embargo, lo ideal sería que lo dejaran inclusive antes de concebir”.

Junto con la alimentación equilibrada, la realización de actividad física, evitar situaciones de estrés y llevar una vida saludable, no fumar es una de las medidas al alcance de las parejas que buscan un hijo para aumentar sus posibilidades de concebir. No es sencillo, pero se puede.

En ocasiones, se genera un círculo vicioso: si una pareja busca un embarazo y no lo consigue luego de varios meses de intentos, empiezan a aparecer sensaciones de ansiedad difíciles de manejar. En este contexto, la Dra. Polak reconoció que “la sugerencia de dejar de fumar se debe hacer dentro de un contexto, con una adecuada contención y acompañamiento terapéutico, para poder interrumpir ese círculo vicioso en forma efectiva”.

Lo que se aconseja es tratar de modificar algunas conductas para llevar un estilo de vida más saludable y, en parejas jóvenes sin antecedentes que incidan sobre la fertilidad, realizar una consulta con el profesional después de un año de intentar lograr la concepción sin éxito.

La especialista refirió que “entre las parejas que consultan por infertilidad, un porcentaje considerable conseguirá el embarazo simplemente con la modificación de ciertos hábitos de vida. Por eso, siempre recomendamos a los pacientes que dejen de fumar. Claramente, eso representaría una mejora en su estado de salud en general, pero además es uno de los factores modificables para contar con mayores posibilidades de conseguir el embarazo y de que el hijo no padezca ninguna patología”.

Asimismo, el tabaquismo se asoció a fallas de implantación y de abortos a repetición. Fumar durante el embarazo puede obstaculizar directamente el crecimiento fetal y la función placentaria, poniendo en riesgo la salud fetal y produciendo partos de niños con bajo peso o partos prematuros, entre otras complicaciones.

Sin embargo, concluyó la Dra. Polak, “dejando de fumar, muchos de los efectos pueden ser revertidos con el tiempo, lo que brinda esperanzas a aquellas parejas que estén buscando ser padres. Por esta razón, recomendamos hacer todo lo posible para abandonar el cigarrillo cuanto antes, tanto por la propia salud como por la de los futuros hijos”.

Asesoró la doctora Ester Polak de Fried.

Nota publicada en 5/5/17 en Clarin.com / Entre Mujeres / Hogar y Familia / Embarazo

Sabías que?

De acuerdo a investigaciones recientes, se ha descubierto que es el bebé quien activa el parto. Muchos piensan que los síntomas que experimenta la madre que le anuncian el parto, nacen en ella.
La señal que activa el trabajo de parto viene de los pulmones del bebé. En los pulmones del bebé se encuentra el botón que inicia el parto. Los especialistas del Southwestern Medical Center de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, han realizado este hallazgo.
Cuando cae una manzana? Cuando está madura. Por esto los bebés necesitan que éste órgano esté maduro para poder permanecer en el exterior.
A las personas pueden fallarnos otros sistemas y sobrevivir de todas maneras. Sin embargo, si falla el sistema respiratorio entramos en crisis y corremos peligro. Es por ello que el bebé necesita que sus pulmones estén maduros para nacer.
De acuerdo a investigaciones científicas, se considera que los pulmones están maduros cuando están completos los niveles de surfactante pulmonar. El surfactante es un elemento presente en todos los humanos dentro de los alvéolos, su función es la de hacer posible la respiración. Esta sustancia evita que los pulmones se queden totalmente sin aire cuando se vacían al respirar.
Explican los investigadores, que en el útero hay una sensibilidad al incremento de éstas sustancias por lo cual se genera una respuesta. Bien, los pulmones del bebé se llenan de surfactante, en consecuencia aumenta la cantidad presente en el líquido amniótico. Como respuesta, el útero de la madre se inflama y entra en fase de parto.

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