Lactancia: La bajada de la leche

¿Cuándo se produce la bajada de la leche?

La bajada de leche se produce entre las 48 y las 72 horas tras el nacimiento. Es un proceso que comienza cuando se desprende y sale la placenta. En ese momento, comienza a actuar la prolactina, que es la hormona responsable de la producción de leche. Cuando alcance los niveles adecuados, comienza la producción de la primera leche, que sustituye al calostro.

¿Cómo puedo favorecer la bajada de la leche?

El éxito y establecimiento de la lactancia materna no depende única y exclusivamente de las hormonas, también depende de la estimulación del pecho. Cuanto antes pongas  a tu bebé y cuantas más veces lo prendas, antes se producirá la primer leche. El contacto piel con piel durante las primeras horas también facilitan el inicio de una buena lactancia. En la mayoría de los hospitales, si el parto ha transcurrido con normalidad, te colocarán a tu recién nacido en contacto directo sobre tu abdomen, sin ninguna tela de por medio. Y no recomendamos usar ni chupetes ni biberones durante los primeros días y hasta que la lactancia no esté bien establecida.

¿Duele la bajada de leche?

Muchas mujeres le temen  por miedo a pasar dolor. Pero no debes preocuparte, el paso de calostro a la primera leche no tiene porque ser doloroso. Si puede ocurrir, justo coincidiendo con el cambio de leche, un aumento de vascularización en el pecho, que hace que esté más caliente, más endurecido e inflamado. Si  no drena bien, se puede producir dolor. Pero en ningún caso, es por la leche. Para prevenirlo, es aconsejable el  inicio precoz de la lactancia materna, realizar  tomas frecuentes y siempre a demanda. Si tienes mucha inflamación  lo más eficaz para aliviarte, es hacer masajes en el pecho para ablandar y realizar extracción manual de leche para descomprimir y aflojar la areola. Esto se indica antes de poner al bebé al pecho.

¿Es normal tener fiebre con la subida de la leche?

No. Es normal tener el pecho más caliente, pero si tienes fiebre (38ºC o más), debes acudir a tu médico o a la guardia.

¿Y si no noto la bajada de la leche?

No tienes que preocuparte. Que no la notes no significa que no tengas leche. Es más, si te has puesto al bebé piel con piel, has iniciado la lactancia en las primeras horas y tu bebé ha succionado todo lo que ha querido y cuando ha querido, el cambio del calostro a la primera leche es tan paulatino que puede pasar desapercibido para muchas mujeres.

La bajada de la leche no tiene que ser una preocupación ni durante el embarazo ni los primeros días tras el nacimiento. Es un proceso natural, en el que la leche se va adaptando a las necesidades de cada día de tu bebé. Pero recuerda, que con cualquier duda o molestia, puedes consultar con una puericultora.

 

El calostro es leche?

El calostro es leche. Tiene una composición muy distinta a la que se producirá en los días posteriores. El calostro forma una película protectora en el intestino del bebé, una barrera que impide la entrada de gérmenes patógenos. Se lo considera la primer vacuna.

La importancia del calostro y sus beneficios para el recién nacido

El calostro es el primer alimento que prepara tu cuerpo para recibir a tu bebé. Es una sustancia densa de color amarillento. Es lo que necesita tu bebé en sus primeras tomas, hasta que empiece la producción de la primera leche. Es inimitable y se produce a partir del quinto mes de embarazo, para que si el bebé nace antes de tiempo,  pueda disfrutar de sus múltiples beneficios.

¿Qué propiedades tiene el calostro?

  • Contiene inmunoglobulina A: una sustancia que protege las mucosas del intestino, la nariz y la garganta de tu bebé para frenar la entrada de virus y bacterias.
  • Es rico en carbohidratos, lo que ayuda a prevenir la hipoglucemia del recién nacido.
  • Tiene un alto contenido en proteínas, minerales y vitaminas. Y es bajo en grasa, que es justo lo que necesita un bebé cuando nace.
  • Es rico en anticuerpos que le protege de determinadas infecciones, en concreto, de todas las que tú hayas pasado. Además estimula su propio sistema inmunológico, ayudándole a madurar.
  • Es laxante, lo que le ayuda a expulsar el meconio (primeras heces) y el exceso de bilirrubina, evitando así la ictericia.
  • Es muy fácil de digerir por lo que es perfecto para el intestino todavía inmaduro de tu bebé. Las digestiones son rápidas, lo que hace que tu bebé pida frecuentemente y estimule tu pecho para que se produzca la bajada de la leche.

 

El porqué de las huelgas de lactancia

Si el bebé rechaza el pecho habrá que buscar el porqué. Puede deberse múltiples factores como una otitis, la salida de un diente o a una lesión en la boca (afta)

Hoy hablaremos de la «huelga de lactancia» una situación en la que, sin motivo aparente de repente el bebé rechaza el pecho. Conducta que hace dudar a la madre si la lactancia ha llegado a su fin.

La sospecha es errónea, ya que es rarísimo que un lactante que toma leche materna se destete repentinamente de forma natural por decisión propia antes del año de edad. El destete natural y espontáneo no inducido por la madre, es decir, el que se produce por parte del bebé es gradual, nunca inesperadamente. Por lo tanto, si el bebé rechaza el pecho, habrá que buscar el porqué. Ningún mamífero deja de tomar su principal alimento de repente, y la leche materna es el principal alimento del bebé en su primer año de su vida. Lo primero que hay que hacer es descubrir cuál es el problema y solventarlo para continuar ambos disfrutando de la lactancia. Un lactante puede rechazar mamar de un pecho o de los dos, porque le esté ocasionado molestias. El succionar del pecho puede incrementar un dolor de oído debido a una otitis, siendo el motivo por el cual no quiere comer, o, también puede dificultar el agarre al pecho y ser la razón por la que se niega a mamar, una lesión en su boca (afta) o incluso la salida de algún diente. Por consiguiente, ante cualquier sospecha de que la succión al pecho puede resultarle molesta, mi recomendación es acudir al pediatra para que revise al lactante y valorar si existe algún problema y en consecuencia prescribir el tratamiento oportuno, que permitirá a su vez al lactante continuar alimentándose al pecho. Los mocos son otro inconveniente por lo que un lactante declina amamantar. Un lactante respira y mama a la vez, de modo que su nariz congestionada dificulta su respiración mientras succiona del pecho, siendo una de las principales causas por las que rechaza el pecho. En estos casos le ayudará si antes de la toma, despejas las vías respiratorias con un lavado nasal con suero fisiológico para limpiar de mocos su nariz. Como el lactante no sabe sonarse la nariz y el suero fisiológico viene a ser para el bebé el equivalente a los pañuelos para los adultos, puedes utilizarlo las veces que sea necesario. A la vez, en el caso de mocos es muy recomendable que continúe mamando con frecuencia, puesto que, la leche materna ayuda a fluidificar los incómodos mocos. Además, una posición adecuada del bebé al pecho como la postura de «caballito» o vertical, en la que el bebé está sentado a horcajadas sobre una de las piernas de su madre, contribuye a que respire mejor durante la toma cuando está congestionado. En otros casos, la introducción rápida de la alimentación complementaria puede desencadenar una «huelga» de lactancia. A partir de los seis meses y hasta el año de edad la leche debe seguir siendo su principal alimento. Si se le ofrece demasiada cantidad de alimentos, puede suceder que algunos lactantes prefieran comer y rechacen el pecho destetándose precozmente.

Otra posible razón son las situaciones estresantes tanto en la madre como en el lactante. En este sentido destacar algunas circunstancias frecuentes como la reincorporación de la madre al trabajo, un cambio de domicilio, un viaje inesperado…En definitiva una gama de situaciones que causan cambios en la rutina del bebé, nada raro puesto que también estas circunstancias perturban a los adultos produciendo en ocasiones cierta inapetencia, nada extraño por lo tanto, que al lactante la situación le produzca desgana. Van a ser circunstancias pasajeras que remitirán en unos días con una dosis de paciencia y tranquilidad. Un cambio de sabor en la leche es otra de las posibles causas que pueden desencadenar que el bebé rechace el pecho. Aunque se trata de un ser pequeño, es capaz de notar pequeñas variaciones de sabor y en consecuencia rechazar comer. Un ejemplo de estas son la primera menstruación de la madre, un nuevo embarazo o incluso una mastitis, En estos casos la leche cambia de sabor, se vuelva más salada, lo cual no gusta a algunos bebés. Igualmente determinados alimentos o medicamentos que la madre puede estar tomando, pueden alterar el sabor de la leche, o incluso un olor nuevo en la piel de su madre por un desodorante, gel, perfume, etc, puede hacer que el lactante rehusé mamar. En conclusión un abanico de posibilidades que pueden desencadenar en una «huelga» de lactancia del bebé, que no sabe hablar, y negándose a mamar nos da a entender que algo va mal o no le está gustando. Por lo que, no queda más remedio que investigar, descubrir la causa para superar este momento tan angustioso. Mantener la calma con alta dosis de paciencia, siendo perseverante, ya que esto no significa el fin de la lactancia, sino un problema pasajero que en el caso de que tengas la sospecha de que se trata de un problema médico (infección de oído, garganta, aftas…) deberás acudir al pediatra para que evalué al bebé y prescriba el tratamiento adecuado. En otras ocasiones bastará con hacer mucho contacto con el bebé, amamantando en un lugar tranquilo, sin distracciones y sin esperar a que el bebé pida por hambre… y como ya te indiqué, tener una alta dosis de serenidad, confiando que en poco tiempo todo volverá a la normalidad. Las «huelgas» de lactancia suelen durar 4-6 días. No merece la pena tirar por la borda el único alimento que contiene «todos» los nutrientes, además de la exclusiva patente de contener sustancias que refuerzan su sistema inmunitario, a la vez, de llevar implícito todo el cariño de mamá.

Autora:Cintia Borja,  Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC.

 

ENTREVISTA AL DR. GUSTAVO HUGO SAGER: BENEFICIOS DE LA LECHE MATERNA. BENEFICIOS DE LA DONACIÓN.

Entrevista realizada al Dr. en Pediatría: Gustavo Hugo Sager. Uno de los principales referentes para muchas mamás, familias y profesionales de la salud, en todo lo que respecta a: lactancia materna, donación y bancos de leche humana en nuestro país.

DR. SAGER: USTED EN NUESTRO PROCESO FORMATIVO EN PUERICULTURA NOS HABLO MUCHÍSIMO SOBRE LA IMPORTANCIA Y LOS BENEFICIOS DE LA LECHE MATERNA, ME GUSTARÍA QUE NOS EXPLIQUE BREVEMENTE LA SIGUIENTE DEFINICIÓN: «ES UN ALIMENTO: FUNCIONAL, INAGOTABLE, ECONÓMICO, VIVO, HUMANO, CAMBIANTE Y ECOLÓGICAMENTE PERFECTO».

Es un alimento funcional: porque no sólo alimenta sino que inmuniza al niño, tiene glóbulos blancos vivos que transfieren de madre a hijo toda la inmunidad hecha por su madre desde que nació a su pancita para protegerlo y tener 18 veces menos diarreas, 8 veces menos otitis medias agudas y 3 veces menos neumonías que los niños alimentados con leches de vaca o fórmulas a base de leche de vaca. Es inagotable: porque cuanto más se saca más se tiene, la madre de mellizos produce el doble que la de un niño único y siempre se sigue teniendo leche mientras la madre o el niño la extraigan. Es económico: porque sólo tiene como costo un poco más de comida que coma la madre mientras da el pecho para reponer sus reservas de alimento. Tiene agua segura y filtrada, 200 mono y oligosacáridos que hacen que el niño desarrolle una flora intestinal perfecta con características únicas, es decir, actúan de probióticos y junto a la flora prebiótica (los bifidobacterium) hace que se tenga un efecto simbiótico. Es humana: porque tiene componentes humanos, principalmente sus proteínas son humanas lo que no hace desarrollar alergias: asma y eczemas. Es cambiante: a través de los días (calostro, leche de transición y leche madura) y mientras el niño mama: al principio de la toma es una solución, luego una suspensión y al final de la mamada una emulsión con 5 veces más grasas que la leche del comienzo. Es Ecológicamente perfecto: ya que no hay gasto de combustibles para calentar la leche, no hay envases ni latas que actúen de residuos no reciclables y el ahorro de agua que implica el amamantamiento.

TENIENDO EN CUENTA QUE LA LECHE MATERNA ES EL MEJOR ALIMENTO QUE PUEDE RECIBIR UN BEBÉ, CUÁL SERÍA LA IMPORTANCIA DE LA DONACIÓN? QUIENES SON LOS RECEPTORES DE ELLA?

La Donación de leche materna es la forma altruísta, bondadosa, donde las mamás que están amamantando a sus propios hijos se proponen extraerse una leche extra que no necesita su propio hijo y donarla a un banco de leche, donde principalmente prematuros enfermos que por distintas razones no disponen de leche de sus propias madres la necesitan para prevenir enfermedades que la leche humana previene en ellos: la enterocolitis necrotizante, la sepsis neonatal, la retinopatía del prematuro y la broncodisplasia pulmonar. La leche materna previene todo esto por distintos mecanismos, principalmente por sus características antioxidantes. Los receptores además de los prematuros son los niños que han sido operados principalmente de enfermedades abdominales, niños más grandes con alergia a la proteína de la leche de vaca, deficiencias inmunitarias y diarreas intratables. Son como nodrizas pero con procedimientos técnicos intermedios donde se analiza y pasteuriza la leche para quitarle toda posible transmisión de enfermedades.

¿QUIENES PUEDEN DONAR SU LECHE?

Puede donar cualquier mujer sana que amamante a su hijo y presente los análisis de sangre negativo para enfermedades tipo: sífilis, hepatitis B, chagas y HIV, que no fume y no tome medicamentos contraindicados en la lactancia que no son muchos y no consuma alcohol.

¿CUÁNDO SE PUEDE EMPEZAR A DONAR LECHE MATERNA?

Lo ideal para comenzar a donar leche es cuando ya está establecida la lactancia, es decir, luego de los 20 o 25 días de vida del niño propio

EN NUESTRO ROL DE PUERICULTORAS, CONSIDERAMOS DE GRAN IMPORTANCIA LA CONCIENTIZACIÓN Y LA PROMOCIÓN TANTO DE LA LACTANCIA MATERNA, COMO ASÍ TAMBIÉN DE LA DONACIÓN DE LA LECHE HUMANA. QUÉ LES DIRÍA A AQUELLAS MAMÁS QUE PODRÍAN COMPARTIR SU LECHE, ES DECIR, QUE PODRÍAN DONAR Y AÚN NO LO HAN HECHO?

Que pueden hacer mucho bien, que donar leche es donar vida, que van a fabricar más leche y que su propio niño va a estar doblemente feliz porque su madre tendrá más leche y porque tendrá un hermano de leche.

Fuente: Carla Dadone, Puericultora

 

BLACK BREASTFEEDING WEEK: del 25 al 31 de Agosto de 2019

Mucha gente no conoce este evento (Black Breastfeeding Week), hace solamente 4 años que se celebra y este año tiene lugar entre el 25 y el 31 de agosto.

¿De verdad hace falta una semana mundial de la lactancia específica para las madres y los bebés de raza negra? ¿con la que celebramos la primera semana de agosto no es suficiente? Pues claramente no es suficiente.

Si miramos la presentación de la organización que lidera el proyecto (abajo), la lactancia materna en mujeres afroamericanas es notablemente inferior y los bebés tienen serios problemas de salud relacionados con no haber sido amamantados. En su presentación explican que la lactancia de mujeres negras tiene diferencias culturales que hay que tener en cuenta y, sobre todo, que necesitan un apoyo especial que las acompañe y ayude a conseguir la lactancia que desean.

5 razones por las que necesitamos una Black Breastfeeding Week:

La Semana Mundial  específica para madres y bebés negros se creó porque durante más de 40 años ha habido una enorme disparidad racial en las tasas de lactancia materna. Los datos más recientes de el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que el 75% de las mujeres blancas inician la lactancia frente al 58,9% de las mujeres negras. El hecho de que la disparidad racial en la iniciación e incluso una más elevada en lo que se refiere a la duración de la misma, ya es razón suficiente como para dedicar 7 días para reflexionar sobre el tema, pero aquí hay unas cuantas razones más:

  1. La alta tasa de mortalidad infantil en bebés de raza negra: los bebés negros doblan la tasa de mortalidad (en algún lugar, casi lo triplican) de bebés blancos. Esto es un hecho. La alta tasa de mortalidad infantil entre los bebés de raza negra se debe sobre todo a haber nacido enfermos o prematuros. Estos bebés necesitan mucho más la inmunidad y los beneficios nutricionales de la leche materna. Según el CDC, el aumento de la lactancia materna entre las mujeres negras podría disminuir las tasas de mortalidad infantil hasta en un 50%.
  2. Las altas tasas de enfermedades relacionadas con la alimentación: cuando nos fijamos en los beneficios de la leche materna – como el primer alimento más completo-  que ha demostrado reducir los principales riesgos de salud de los niños afroamericanos. Desde infecciones en el tracto respiratorio superior, la diabetes tipo II o el asma, el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) y la obesidad infantil. Y la leche materna es la mejor medicina preventiva que la naturaleza ofrece.
  3. La falta de diversidad en el campo de la lactancia: no sólo hay flagrantes disparidades raciales en las tasas de lactancia materna, existe una disparidad evidente en el liderazgo de la lactancia materna también. No es discutible que el liderazgo pro lactancia materna está en manos de las mujeres blancas. Esto es un problema. Por un lado, por desgracia perpetúa la idea errónea de que las mujeres negras no amamantan. También significa que muchos de los profesionales de la lactancia, aunque bien intencionados, no están culturalmente preparados, ni suficientemente capacitados o sensibles para tratar adecuadamente a las madres afroamericanas. Esta es una semana para discutir la falta de diversidad entre los especialistas en lactancia y para cambiar nuestra narrativa. Un tiempo para resaltar, celebrar y mostrar los campeones de lactancia materna en nuestra comunidad que a menudo son invisibles. Y para asegurarse de que el liderazgo de la lactancia materna también refleja la misma paridad que buscamos entre las mujeres que amamantan.
  4. Barreras culturales específicas entre las mujeres negras: si bien muchas de las trampas para una lactancia son universales, las mujeres negras tienen además barreras culturales propias y una historia compleja conectada a la lactancia materna. Desde el papel de nodrizas en la esclavitud siendo obligadas a amamantar y a cuidar de los hijos de sus dueños a menudo en detrimento de sus propios hijos, a la falta de modelos y apoyo multi-generacional, a sus propios estereotipos dentro de su comunidad, tienen un discurso diferente en torno a la lactancia materna y que necesita una atención especial.
  5. Condiciones “desérticas” en sus comunidades: muchas comunidades afroamericanas son auténticos “desiertos” en cuestión de apoyo a la lactancia -desierto es un término que acuñé para describir las condiciones en muchas áreas urbanas donde las mujeres no pueden acceder a ayuda para ofrecer el mejor alimento a sus bebés. No es justo pedirle a la mujer, a ninguna mujer, que amamante cuando se vive en una comunidad que carece de apoyo. Tiene todos los números para fracasar.

Fuente: Alba Padró. blog.lactapp.es

 

EL CALOSTRO, UN TESORO

Muchas culturas han considerado —y algunas aún consideran— que el calostro no sirve o es malo y, por tanto, hay que evitarlo. En estos casos, se deja al bebé varias horas, a veces días, sin comer absolutamente nada o se les alimenta con preparados tradicionales.

Pero nada más lejos de la realidad, ya que el calostro es un alimento único y adaptado a las necesidades específicas de un bebé recién nacido.

El calostro empieza a producirse entre las 12-16 semanas de embarazo y, a veces, su presencia es visible pero otras veces no, y este hecho no tiene la menor importancia ni determina el curso de la futura lactancia ni la producción de leche que la madre tendrá. Es más habitual observar la presencia de calostro en el segundo embarazo con el primero, ya que el pecho después de una primera lactancia está mucho más preparado.

Cuando un bebé nace le basta con el calostro. La primera función del calostro para el bebé es la de protección y, la segunda, la alimentación. Por lo tanto, un bebé debe ir tomando pequeñas cantidades, de 8 a 12 veces al día, de calostro durante unas setenta y dos horas.

Las cantidades siempre son mínimas y perfectamente adaptadas a la capacidad estomacal del bebé. A medida que el bebé ingiere el calostro, este va tapizando su mucosa intestinal y le protege de infecciones. Habitualmente, los recién nacidos se muestran ansiosos y demandantes, quieren estar pegados al pezón y succionar de manera continua. Este “trabajo” que realiza el bebé garantiza la llegada de la leche de transición, que es la leche que precede a la leche madura, y el buen establecimiento de la lactancia y no debería ser interpretado como una falta de alimento.

¿Cómo es el calostro

El calostro es visiblemente diferente a la leche madura, es de color amarillo o anaranjado ya que está saturado de vitaminas, en especial de betacarotenos que tienen un efecto antioxidante sobre las células del bebé.

Pero el rasgo más distintivo del calostro es su composición única que le hace parecerse mucho a la sangre, es un cóctel inmunológico, una primera vacuna especial y única.

El calostro, además, evita la adherencia de patógenos y reviste la mucosa gástrica de una capa protectora que evita que las bacterias puedan penetrar en ella. El calostro está lleno de células vivas que trabajan para proteger al recién nacido. Estas células transmiten información inmunológica de madre a hijo por lo que ofrecen una protección tanto a corto plazo como en la edad adulta. Se ha demostrado científicamente que en caso de un trasplante de órganos entre madre e hijo, si éste fue amamantado, tiene más opciones de que el trasplante sea un éxito, ya que el cuerpo del receptor “reconoce” ese órgano como propio y no lo ataca.

El calostro tiene altas cantidades de sodio, potasio, cloruro y colesterol que tienen la función de estimular el crecimiento óptimo del corazón, el sistema nervioso central y el cerebro.

El calostro también tiene muchas más proteínas que la leche madura, que tienen una importante tarea de protección, nutrición y, además, controlan los niveles de azúcar en sangre del bebé. Esto es especialmente importante pues los bebés que tienen dificultades para mantener sus glucemias.

La lactoferrina es una proteína presente en el calostro, con actividad antibacteriana y antifúngica, aparece en la orina de los niños que lo han tomado, y parece ser que de esta manera el sistema urinario se protege también frente a las infecciones que suelen afectar a los recién nacidos con mucha facilidad.

¿A partir de cuándo se deja de producir calostro?

Habitualmente, la madre produce calostro durante las primeras 48 a 72h tras el nacimiento del bebé. Si, lejos de este plazo de tiempo, todavía seguimos produciendo calostro puede ser significativo de que algo puede estar interfiriendo nuestra producción de leche y será recomendable acudir al ginecólogo.

¿Me puedo extraer calostro?

Pueden existir diferentes situaciones por las que una madre necesita extraer calostro para su bebé. Si es el caso, el método más recomendable y práctico es la extracción manual.

¿Y puedo extraer calostro durante el embarazo?

Sí, en algunas circunstancias es incluso recomendable extraer calostro durante el embarazo. Tener una pequeña reserva de este calostro prenatal, puede ser de mucha ayuda para poder administrarlo al bebé en las primeras horas posteriores al nacimiento, en especial cuando, por ejemplo, la madre sufre diabetes gestacional.

El calostro es, en definitiva, un tesoro, oro amarillo, que se sirve en la medida justa en el momento justo para garantizar la mejor protección y la mejor alimentación.

Autora: Alba Padró. www.blog.lactapp.es

 

El tipo de lactancia recibida influye en la salud mental de niños y adolescentes

Mucho se ha escrito sobre los beneficios sobre la salud física de madre y bebé de la lactancia materna.  Pero no tanto acerca de cómo el modo de lactancia influye en el vínculo afectivo madre-bebé, y en la salud mental de las niñas y niños. Según la Dra. Ibone Olza, psiquiatra infantil, la lactancia materna es la herramienta fisiológica del vínculo afectivo.

Un estudio (1) llevado a cabo por un equipo dirigido por la Dra. Wendy Oddy, del Instituto Telethon de investigación en Salud Infantil, en Australia, nos ofrece datos interesantes sobre los efectos a largo plazo sobre el tipo de lactancia.  El estudio comenzó en 1989 con 2366 mujeres que entonces estaban embarazadas de 16 a 20 semanas.  Se hizo un seguimiento sobre la forma de alimentación de sus hijas e hijos, y otros datos relativos a su desarrollo cuando los niños alcanzaron uno, dos, tres, cinco, ocho, 10 y 14 años.  El seguimiento incluía la respuesta a cuestionarios sobre el comportamiento y las psicopatologías de los niños.

Una de las conclusiones es que los niños que habían disfrutado de una lactancia más larga, de más de seis meses, tenían menos problemas de salud mental en general, incluso una vez llegados a la adolescencia.

Entre las posibles causas apuntadas por los científicos, además de su efecto positivo sobre el vínculo afectivo, está el beneficio que el contacto con la madre ejerce sobre los sistemas neuroendocrinos de respuesta al estrés del bebé.  Es un hecho que la leche materna es un alimento inteligente cargado de hormonas del amor como oxitocina, prolactina y endorfinas, que ejercen una influencia muy positiva sobre el neurodesarrollo del bebé y sobre el vínculo con su madre, ambos relacionados entre sí  (2)

El hecho de que la lactancia materna implique muchas ocasiones y mucho tiempo de contacto físico y afectivo entre madre y bebé es sin duda un factor importante que también influye en la calidad del vínculo y en el neurodesarrollo.  Por eso la Dra. Olza recomienda, en caso de no dar pecho, dar el biberón como si fuera el pecho.

Otro factor que podría influir -según los investigadores- en la presencia en la leche materna de ácidos grasos de cadena larga y de componentes bioactivos que influyen en el equilibrio neuroendocrino del bebé, en un momento crítico de desarrollo cerebral.

Las dos primeras horas de vida y el vínculo de apego

Hay factores de la atención al parto y el posparto que influyen tanto en la calidad del vínculo entre madre y bebé y en el éxito de la lactancia materna. Un estudio (3) realizado en Rusia sobre las prácticas en el posparto (dejar al bebé piel con piel con su madre o separarlo de ella) reveló que el contacto piel con piel y la lactancia temprana en las dos primeras horas después de nacer potenciaba la sensibilidad de la madre hacia el bebé, la capacidad de autorregulación de éste y el apego entre ambos.  Eso es así porque las dos horas que siguen al nacimiento es una etapa crítica en el establecimiento del vínculo afectivo, para todos los mamíferos. 

Como se asista el posparto tiene un impacto muy grande no sólo en el vínculo, sino también en la lactancia materna.

El apego y la prevención de la drogadicción

Otro estudio (4) interesante relacionado con la influencia del contacto físico en la primera infancia sobre la salud mental es el realizado en la Universidad de Duke (EE UU) y la Universidad de Adelaida (Australia) y publicado en The Journal of Neuroscience, que ha demostrado que las caricias y el contacto físico en las especies mamíferas tiene efectos biológicos positivos sobre las crías, y entre otros efectos reduce la susceptibilidad a las adicciones.  En un experimento realizado con ratas, se constató que el contacto estrecho de las crías con su madre hace que su sistema inmune aumente la producción de una molécula llamada Interleucina-10, que entre otras funciones influye en la respuesta del cerebro ante sustancias potencialmente adictivas, al desactivar las reacciones de “recompensa” responsables de la adicción. La neurocientífica Staci Bilbo y sus colegas comprobaron que las crías que habían recibido más caricias maternas tras nacer tenían más genes activos destinados a producir esta sustancia en su cerebro, en una proporción directa con la cantidad de caricias y “arrumacos” recibidos.

Acceso a estudios:

(1) The Long-Terms Effects of Breastfeeding on Child and Adolescent Mental Health: A Pregnancy Cohort Study Followed for 14 years

(2) Emergent Synchronous Bursting of Oxytocin Neuronal Network.

(3) Early contact versus separation: effects on mother-infant interaction one year later

/4) Early-Life Experience Decreases Drug-Induced Reinstatement of Morphine CPP in Adulthood

Fuente: www..terramater.es

 

La leche materna: un oro líquido que la industria jamás será capaz de igualar

La dosis ideal de nutrientes y defensas que requiere un recién nacido en sus primeros meses se encuentra en esta única sustancia viva que proviene de su madre

La lactancia materna es la mejor manera para que los órganos de un bebé se terminen de formar correctamente después de su nacimiento. La leche humana actúa como alimento, pero también muchas veces como medicina, pues tiene la capacidad de darle al recién nacido exactamente lo que necesita y en la dosis adecuada.

La leche materna es una sustancia viva; primero, porque es un fluido corporal y, segundo, porque es un alimento emocional. Los anticuerpos y las sustancias bioactivas vienen a producir una serie de cambios y protección en el cuerpo del bebé”, comentó Lilliam Marín Arias, enfermera obstetra e investigadora del Instituto de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica (Inisa-UCR).

Aun después de nueve meses en gestación, el cuerpo del infante nace todavía inmaduro, pues no ha terminado de desarrollarse. El sistema respiratorio, el sistema nervioso central, el sistema inmunológico y, especialmente, el sistema digestivo son los que más necesitan las sustancias bioactivas, los macro y micronutrientes que la leche materna posee para que terminen de formarse.

Algunos de los componentes de este “oro líquido” son las enzimas, glucosa, grasas y calcio que, junto con la atención y cuidado de la madre y la familia, garantizan un organismo saludable y el crecimiento necesario en los primeros años de vida del pequeño.

Dichos elementos jamás podrán ser igualados por las leches de fórmula, cuya industrialización no permite la reproducción exacta de ciertos compuestos que produce la madre de manera natural como, por ejemplo, las proteínas del suero. Estas contienen factores anti-infecciosos y factores de crecimiento, por ser fuente de aminoácidos esenciales, según se afirma en un estudio del Simposio Nutrición en la Gestación y Lactancia.

Pero ese no sería su único aporte. Según las necesidades del bebé, el cuerpo de la madre adapta la composición de la leche de acuerdo con las enfermedades que tenga el menor. Así, este alimento se convertirá en su nuevo aliado contra las alergias, inflamaciones y hasta infecciones.

La mejor opción para su bebé

La leche que se compra en el supermercado, es decir, la que proviene de la vaca, es rica en hierro y proteína, pero no por eso su dosis es ideal para un bebé humano.

“La leche humana tiene menos proteína que la leche de vaca. La humana posee un 0,9-1,1 g/100 ml de proteína, mientras que la de vaca tiene 3,0 g/100 ml exactamente, esto se debe a que la leche de vaca alimenta a un ternerito que momentos después de nacer ya está caminando. Son organismos muy distintos”, señaló Marín.

Por otro lado, la leche materna tiene más lactosa que la de otras especies de mamíferos, pero es justo la cantidad que necesita el pequeño para que se termine de formar su intestino con las bacterias probióticas provenientes de esta. La alta concentración de lactosa favorece la colonización intestinal, lo cual mantiene un ambiente ácido en el intestino y evita que crezcan microorganismos que pueden producir enfermedades.

“Si una leche de tarro viene con bacterias, es porque está contaminada y, si le damos al bebé fórmula, entonces esa leche de vaca va a llegar a un intestino inmaduro. Como tiene menos lactosa, va a tener más problema en desarrollar la flora bacteriana intestinal junto con otras bacterias que viven en el intestino y lo protegen. Cada especie produce leche para sus crías, por eso, la leche de vaca no es la más óptima para el crecimiento de un bebé”, indicó.

La toma de leche materna, es decir, esos 30 o 40 minutos en que la madre amamanta al bebé, tiene tres fases de composición. La primera es la “solución”, constituida por hidrosolubles, agua, anticuerpos, enzimas, glucosa, lactosa y minerales. A esta fase le sigue la “suspensión”, rica en proteínas, calcio y fósforo. Por último, llega la llamada fracción de “emulsión”, la cual cuenta con glóbulos de grasa, ácidos grasos libres, vitaminas liposolubles y colesterol.

“En una toma de leche, el 90 % es agua. Por eso, en los primeros seis meses, lo único que necesita consumir el bebé es leche materna pues elimina la sed. El 10 % que queda van a ser macronutrientes, micronutrientes y sustancias bioactivas. De estos, el 50 % es azúcar y lactosa, que es la azúcar de la leche, y el 30 % restante son las grasas y los lípidos. Solo un 5 % de esa toma van a ser proteínas”, explicó la investigadora.

 

Fuente: www.ucr.ac.cr  Autora: Valeria García Bravo, Universidad de Costa Rica

 

 

«Amamanté a mis tres hijos con solo un pecho tras haber sufrido un cáncer»

Pese a sufrir una mastectomía, María logró mantener la lactancia durante más de seis años y nunca se planteó que no fuese capaz.

Anticipa que no se considera ninguna heroína, que su experiencia con la lactancia es tan natural y simple como la vida misma y que tampoco nunca se planteó que no fuese capaz de hacerlo. Sin embargo, el caso de María -una arquitecta que ahora tiene 49 años- no es habitual. Esta lucense dio de mamar a sus tres hijos con un solo pecho, el derecho, el único que tiene tras una mastectomía que sufrió hace veinte años cuando se le detectó un cáncer de mama.

«Nunca pensé que no pudiese ser capaz. Es que ni siquiera me lo planteé. El cuerpo siempre se adapta a ti y la leche siempre es suficiente. Si una mujer puede amamantar a más de dos niños a la vez, ¿por qué yo con un pecho no iba a poder? Por otra parte, hay bebés que prefieren un pecho y sus madres acaban dándole solo ese. Lo mío no es ninguna heroicidad. El cuerpo es sabio y di de mamar como algo natural, como si no hubiese ocurrido nada», afirma.

María tiene tres hijos de 12, 9 y 3 años. A la mayor le dio pecho durante dos años y medio; al del medio, durante quince meses, y el más pequeño todavía lo dejó el verano pasado. Esta lucense se quedó embarazada siete años después de habérsele declarado el cáncer y de la radioterapia, la quimio y la posterior terapia hormonal. No congeló óvulos porque -dice- «ni sabía que existía ni me lo plantearon» y la única información sobre la lactancia, previa al primer embarazo, le vino a través de las clases de maternidad y de un libro, Un regalo para toda la vida, de Carlos González.

«En ese libro, se desmontan muchos mitos como que no todas las mujeres tienen leche, que la leche puede salir aguada… Todo eso son leyendas urbanas. Dar de mamar es lo más cómodo y lo más bueno y siempre llega la leche para alimentar al niño aunque, al principio, cueste y se produzcan grietas en los pezones que duelen como si te clavasen alfileres. Pero es solo unos días. Mis hijos mamaron hasta que ellos quisieron y la producción de leche se adapta a tu ritmo de vida, la leche nunca se acaba. Vas a producir siempre lo que el bebé va a mamar. Se puede decir que mis hijos pasaron de la teta al vaso», insiste María.

Esta mujer no tenía especial interés en la lactancia antes de quedarse embarazada pero, a través del libro, descubrió que era una de las mejores cosas que podía hacer por sus hijos. «Es lo mejor que puedes hacer por ellos y por qué no lo vas a hacer si puedes. ¡Es como darles la merienda!», comenta.

María reconoce que, todavía hoy, las madres que dan el pecho a sus hijos son consideradas por algunos como «perros verdes». «Yo era el perro verde porque ninguna de mis compañeras le daba la teta a sus hijos. Sin embargo, eso nunca me echó para atrás. ¡Tonta sería! Para mí, era la mejor opción y la más cómoda porque me evitaba tener que ir con el biberón a todas partes. Tampoco nunca tuve reparos para dar el pecho donde estuviese. ¡Incluso estuve en los vinos dando la teta!», cuenta.

María también tuvo que enfrentarse a la presión de algunas personas de su entorno, e incluso algún pediatra, para cambiar el pecho por el biberón. Me recomendaron varias veces: «Dale un biberoncito, ¡a ver si se va a quedar con hambre! Eso me lo dijeron incluso algunos pediatras», afirma esta lucense, que defiende la puesta en marcha en el Hula de un servicio de asesoramiento a las madres que acaban de dar a luz y tienen un montón de dudas.

Autora: Isabela Corbelle, El Progreso.es

 

¿Que es un lactario o sala de lactancia?

UNICEF define el lactario como un espacio digno e higiénico, acondicionado para que las mujeres en periodo de lactancia puedan extraer su leche durante la jornada laboral y asegurar su adecuada conservación durante la misma.

Existen 7 recomendaciones de OMS e UNICEF para promover y favorecer la continuación de la lactancia materna una vez que la madre regresa al trabajo:

1.- Realizar un compromiso formal del personal directivo con sus colaboradores

2.- Desarrollar e implementar políticas para prevenir la discriminación hacia las mujeres embarazadas y madres, en particular durante el periodo de lactancia.

3.- Sensibilizar al personal sobre la importancia de la lactancia materna.

4.- Capacitación sobre lactancia materna

5.- Establecer una red de voluntariado entre los empleados.

6.- Implementación de lactarios o salas de lactancia

7.- Facilitar opciones a las madres para promover la continuidad de la lactancia hasta que los bebés cumplan 2 años de edad.

Para la instalación del lactario se recomienda asignar un área limpia, cuyo tamaño dependerá del número de mujeres en edad fértil y las condiciones del espacio físico de cada empresa. No se necesita una gran inversión, más bien se requiere voluntad y la información necesaria.

Ahora bien, ya seleccionada el área, es importante cuidar ciertos aspectos:

  • CÓMODO Y ACOGEDOR: La finalidad de un lugar cómodo es favorecer a las madres la extracción la leche, pues como sabemos, la producción de la misma requiere de la producción de dos hormonas, entre ellas la oxcitocina, también conocida como “la hormona del amor”. Se sugieren colores cálidos, decoración mínima, temperatura agradable e iluminación amarilla tenue, así como sillas o sillones cómodos, acolchonados y erguidos.
  • ACCESIBLE Y PRIVADO: Debe estar disponible en todo momento para las madres en su jornada laboral, sin trabas ni filtros, de fácil ubicación. Así mismo debe protegerse la intimidad y tranquilidad de las madres que se están extrayendo la leche, impidiendo el acceso a toda persona que no esté lactando o bien instalando módulos individuales.
  • HIGIÉNICO: Este espacio debe contar con un lavabo, dispensador de jabón, gel antibacterial, toallitas para secado de manos, cesto de basura y agua potable para enjuagar el extractor de leche. Debe asegurarse la conservación higiénica de la leche materna, facilitando un refrigerador o frigobar de uso exclusivo para el lactario y asegurarse de que se realice aseo diario.
  • EDUCATIVO: Se debe facilitar información precisa sobre extracción y conservación de la leche materna, así como de los beneficios de continuar la lactancia. Además de programar capacitación y pláticas de sensibilización. Un pizarrón de corcho es de gran utilidad para que las mujeres compartan artículos de interés y se involucren en la parte informativa.

Invitamos a todos los empleadores a instalar centros de lactancia  en sus lugares de trabajo, o bien si el número de mujeres en edad fértil es mínima, puede adecuar una sala de juntas u otro espacio higiénico para en determinado horario, funcione como lactario, lo importante es generar acciones para que amamantar y trabajar sea posible.