Los pediatras piden que se prohiban los andadores: 9.000 bebés al año sufren lesiones por su uso en EE.UU.

Los andadores infantiles siguen siendo una «fuente prevenible de lesiones» para los niños pequeños. Así lo ratifica un estudio publicado en la revista ‘Pediatrics’. Sus investigadores y la Academia Americana de Pediatría solicitan su prohibición, una petición a la que se une la Asociación Española de Pediatría (AEP). Llevan años solicitando su retirada porque no solo no enseñan al bebé a caminar sino que además, resultan peligrosos.

Los más afectados: bebés de siete a diez meses de edad

Un estudio del Centro de Investigación y Políticas de Lesiones del Hospital Nacional Infantil de Columbus (Ohio) Nationwide Children’s Hospital ha evaluado las características de las lesiones provocadas por los andadores infantiles.

Según los datos de la investigación, más de 230.000 niños menores de quince meses fueron tratados en las salas de urgencias de los hospitales de Estados Unidos a causa de lesiones relacionadas con los andadores infantiles, entre 1990 y 2014 (un promedio de más de 9.000 al año).

La mayoría de las lesiones afectaban a niños de entre siete y diez meses de edad.

«La buena noticia es que el número de lesiones relacionadas con los andadores infantiles ha seguido disminuyendo sustancialmente durante los últimos 25 años. Sin embargo, es importante que las familias entiendan que estos productos siguen causando lesiones graves a los niños pequeños y que no deben ser utilizados«, explicó Gary Smith, autor principal del estudio y director del Centro de Investigación y Políticas de Lesiones del Hospital Nacional Infantil.

Los peligros del andador

Según los datos del estudio, la mayoría de las lesiones (91%) fueron en la cabeza o el cuello e incluyen fracturas de cráneo y conmociones cerebrales.

Las tres causas principales de lesiones:

  • Caídas por las escaleras (74,1 por ciento);
  • Caídas hacia fuera del andador (14,7 por ciento);
  • Lesiones ocurridas porque el andador dio al niño acceso a algo que normalmente no podría alcanzar: quemaduras, envenenamiento y ahogamiento (un 2,8%).
«Los andadores infantiles proporcionan una rápida movilidad a niños pequeños antes de que estén listos por su desarrollo», explica el Dr. Smith.

Además otros peligros. No solamente son inútiles para enseñar a caminar, sino que alteran el desarrollo motor natural.

Por si no lo sabías, los andadores fueron creados para ayudar a las personas que no podían caminar por edad o algún accidente. Años después se popularizaron para enseñar a andar a los bebés pero es diferente: los adultos ya habían aprendido a caminar, mientras que los bebés aún no están preparados para hacerlo, ni física ni mentalmente.

Los pediatras llevan años solicitando su prohibición

Estas cifras avalan la petición de la Academia Americana de Pediatría que lleva años solicitando su prohibición. Hasta ahora, han logrado que en 1997 se adoptara un estándar voluntario de seguridad que requería que los andadores para bebés fueran más anchos que una puerta estándar o que tuvieran un mecanismo que lo detuviera si una o más de las ruedas se apoyan sobre el borde de un escalón.

En junio de 2010, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EE.UU. incluyó requisitos más estrictos para el diseño de andadores infantiles, estandarizó el método de evaluación para prevenir caídas por las escaleras y agregó una prueba de freno de mano.

Pero los andadores infantiles siguen siendo legales y los accidentes continúan ocurriendo. Por eso la Academia Americana vuelve a pedir que se prohiban, como ya hizo Canadá y Brasil.

La AEP, por su parte, es contundente al afirmar que: «el mejor andador es el que no se usa». Y añaden que:

«Los andadores no aportan ningún beneficio para que los niños aprendan a caminar, y además multiplican el riesgo de accidentes», señala la AEP.

«Por eso, apoyamos a la Academia Americana de Pediatría para prohibir la fabricación, venta e importación de andadores infantiles en los Estados Unidos», concluyen los autores del estudio.

Autora: Karmen Pascual. www.bebesymas.com

 

La crianza con apego favorece el desarrollo neuronal de los bebés

Los neuropediatras aconsejan interactuar con los menores de hasta 3 años, hablarles y mimarlos. La fisionomía infantil desencadena en la mayoría de los adultos en edad fértil un instinto de protección

«No le hagas tanta upa, que lo estás malcriando y se acostumbrará». Todas las mamás primerizas y todos los papás primerizos escuchan este mantra de boca de familiares, amigos, vecinos y desconocidos que alegan los presuntos beneficios de criar bebés más independientes. Puede que esté dicha con buena intención, pero la frase no puede ser más errónea. Mimar a los bebés, tenerlos a upa, besarlos y hablarles hace que crezca su cerebro. No lo dicen solo los gurús de la crianza con apego. Lo confirma la ciencia.

«Los bebés necesitan que les hables, los toques e interactúes con ellos. De esa manera estás favoreciendo las conexiones neuronales [sinapsis]. Tiene que haber estímulos para que las neuronas se conecten. Hasta los 3 años, y sobre todo en los primeros meses de vida del niño, se producen entre 700 y 1.000 conexiones neuronales por segundo. Si no interactúas con tu bebé, ¿qué estímulos va a recibir? ¿Cómo va a aprender a hacer cosas?», explica la médica, pediatra y neuropediatra María José Mas, autora de La aventura de tu cerebro. «Cuando una mamá o un papá acarician, abrazan, besan y hablan con su bebé le están proporcionando experiencias que le van a permitir generar esas conexiones. Tienen que ofrecer esos estímulos con cariño y sin estrés. Cuando le hablas a tu pequeño, tu objetivo como padre –aunque sea inconsciente– es que aprenda a hablar también», continúa la experta.

Los bebés, de hecho, están programados para que se les mime y se les abrace. Su fisionomía está diseñada para eso, algo que ya fue descrito científicamente por el médico Konrad Lorenz. El kindchenschema (el esquema de los niños) responde a una cabeza grande respecto al cuerpo, brazos y piernas rechonchas, nariz y barbilla pequeñas, ojos grandes y piel suave. Estas características dan al bebé un aspecto frágil e indefenso que despierta ternura. «Pasa también con los animales, ya sea un cachorro de perro o un tigre recién nacido. Cuando un niño –o un animal– tiene un aspecto frágil, desencadena en la mayoría de personas, sobre todo en las que están en edad fértil, un instinto de protección», describe la doctora Mas, neuropediatra.

Hablar con el niño es darle la oportunidad de aprender el lenguaje. Desde la más tierna infancia, cuanto más se expone a los bebés a nuevas palabras, mayor es su vocabulario. «Los padres no solemos saber qué decirle a un bebé. Pero puedes hacer muchas cosas: describir lo que ves en la habitación, explicarle qué estás cocinando o contarle lo que has hecho en el trabajo», afirma el psicólogo Álvaro Bilbao en El cerebro de los niños explicado a los padres.

BÁSICO CON PREMATUROS

La evidencia científica demuestra que el contacto físico es fundamental para el desarrollo humano. En el caso de los bebés prematuros, a los problemas estrictamente médicos que sufren se suma el riesgo de que sus madres y padres no desarrollen de forma inmediata el vínculo porque su aspecto no cumple las expectativas del bebé con el que soñaban sus padres. Existe, incluso, el peligro de un posible rechazo. De ahí la importancia del método piel con piel. «Sostener a un bebé prematuro y ponérselo encima ayuda al niño a regular la temperatura. Además, es un lugar cercano para él por los olores y los sonidos del cuerpo de la mamá», advierte la autora de La aventura de tu cerebro.

«Cuando hablas con tu hijo, lo besas y te observa, su cerebro realiza conexiones que le ayudarán a afrontar su vida como adulto», concluye el psicólogo Álvaro Bilbao.

Fuente: Olga Pereda.

 

Elaboran nuevas directrices de seguridad para mejorar el COPAP (Contacto Piel a Piel)

Los beneficios de esta práctica son innumerables, pero no debe descuidarse la vigilancia del bebé y de la madre

Un estudio coordinado por Carmen Pallás desde el Hospital 12 de Octubre, y que se ha llevado a cabo en 10 hospitales españoles, muestra que la frecuencia de episodios de saturación de oxígeno inferior a 90 por ciento, en las dos primeras horas de vida del recién nacido, se reduce en un tercio en los niños cuyas madres están incorporadas a 45º sobre el plano horizontal de la cama en comparación con los niños cuyas madres están incorporadas a 15º.

“Una intervención simple como aumentar el ángulo de inclinación de la cama de la madre mientras realiza el contacto piel con piel con su hijo recién nacido, durante las primeras 1- 2 horas de vida tras el parto, podría favorecer la estabilidad hemodinámica y respiratoria del recién nacido contribuyendo así a reducir la aparición los colapsos neonatales súbitos e inesperados durante este procedimiento” asegura la doctora Isabel Izquierdo, portavoz de muerte súbita del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría.

“Al menos el 80 por ciento de los recién nacidos, por parto vaginal o cesárea sin anestesia general, son colocados en contacto piel con piel inmediato o en los primeros cinco minutos tras el parto. Los beneficios descritos de este primer contacto entre madre e hijo son innumerables, por lo que se debe estimular su práctica de manera segura y supervisadafavorece la adaptación a la vida extrauterina, disminuye el estrés, facilita la regulación térmica, la glucemia y la estabilidad cardiorrespiratoria, disminuye el tiempo de llanto, fomenta el establecimiento del vínculo, beneficia el agarre al pecho, disminuye la ansiedad materna y aumenta la frecuencia y la duración de la lactancia materna, entre otros”.

Las dos primeras horas son las más críticas

Sin embargo, la implantación del contacto piel con piel como práctica habitual en las maternidades ha puesto de manifiesto la aparición de episodios de colapso post-natal súbito e inesperado que, aunque continúan siendo un fenómeno muy poco frecuente, puede tener consecuencias graves. Los datos sobre la incidencia, tendencia, evolución y pronóstico son variables debido a la falta de consenso en su diagnóstico, considerándose actualmente una infraestimación de los casos.

“Las horas más críticas son especialmente las dos primeras horas de vida del bebé, aunque podríamos extender este tiempo hasta las 24 horas. De ahí la necesidad de protocolizar el contacto piel con piel”, asegura la experta, que explica cómo debe realizarse esta beneficiosa práctica en los recién nacidos a término sanos: “En primer lugar es fundamental informar correctamente a los padres y contar con su consentimiento y colaboración”, asegura Izquierdo.

El secado y estabilización del bebé se realizará sobre el vientre materno, se comprobará el llanto, la respiración, el tono el color del bebé y se realizará el test de Apgar al 1 y  5 minutos de vida, se realizará el pinzamiento del cordón umbilical. “Es fundamental, llegado a este punto colocar a la madre y al recién nacido en una posición correcta que evite la obstrucción de las vías respiratorias del bebé”, concluye la experta.

Posición de seguridad del recién nacido durante el contacto piel con piel

  • Cara del recién nacido visible, nariz y boca descubiertos.
  • Cabeza del recién nacido inclinada y girada hacia un lado
  • Cuello recto, no doblado
  • Hombros del recién nacido rectos contra   la madre
  • El recién nacido se encuentra pecho con pecho con la madre
  • Se pueden sentir los movimientos torácicos y la respiración
  • Cubrir la espalda del recién nacido con una manta
  • La piel del recién nacido está sonrosada y caliente
  • Madre reclinada, No tumbada
  • Supervisión de ambos si se quedan dormidos en contacto piel con piel

“Atender a los más pequeños es una enorme responsabilidad, no solo clínicamente hablando, sino también socialmente. Estamos tratando a las futuras generaciones y del pediatra, como médico experto en su cuidado, depende que dicha atención se enmarque en unos parámetros excelentes de seguridad y calidad”, asegura Josefa Rivera, presidente del Comité Científico de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Por este motivo, en el 67º Congreso de la AEP celebrado en Burgos, se abordaron estos dos aspectos desde la perspectiva de cómo el pediatra ha de responsabilizarse de que la atención que ofrece sea segura desde el momento mismo del nacimiento del niño.

Fuente: Redacción Médica / Pediatría. España.

 

Helados de leche materna, lo mejor que puede hacer una madre para calmar las molestias dentales

Son rápidos, fáciles de hacer y muy necesarios para sus dolores.

Los helados de leche materna son muy saludables y nutritivos cuando las madres tienen buena salud. Es por esto que se convierten en una excelente alternativa para los bebés que disfrutan de algo diferente, pero por si no sabías tienen otras cualidades.

La leche materna es conocida como oro líquido y tiene componentes potentes que estimulan el sistema inmune y además, atiende a las necesidades de los bebés, pero si la conviertes en helado hará que tú pequeño sienta alivio de los dolores dentales.

Es que sabemos que aquel problema donde se desesperan por su dolor hace que los padres recurran a diversos inventos para poder calmar un poco esto. Así que los helados maternales son una excelente idea porque aliviaran la comezón de las encías y lo afiebrada que la zona pueda estar.

Así que cuando a tu bebé le comiencen a salir sus primeros dientes puedes tomar tus propios recursos naturales para hacer que se sientan mejor. Lo mejor para aliviar es algo frío y nada mejor que si tiene componentes nutricionales que lo mantendrán sano.

Talsa Blackwell, publicó a través de Facebook esta idea y todos la han amado porque calma sus dolores de una manera natural, maravillosa y sin poner en riesgo al bebé. Además, hacer estos cubos de helados es muy fácil, rápido y sencillo.

Para hacer estos aliviadores debes tomar algún molde de cubeta de helados, poner la leche dentro de los recipientes, congelarlos y listo. ¡Son sencillos, rápidos y harán todo más fácil para tu bebé!

Fuente: Upsocl. Daniela Poblete

 

Que es la asfixia postural?

Porqué no dejar al niño en el huevito por más de una a dos horas… (también incluye el saltarín o superficies que no sean totalmente planas)

¿Qué es la asfixia postural o posicional?

La asfixia postural puede darse tanto en bebés como en adultos, pero son los bebés más vulnerables porque además de no poder expresar correctamente su malestar, acostumbramos a dejarlos en sillitas, mecedoras o cunas sin saber a ciencia cierta muchas veces si hacemos lo correcto.
Una mala postura puede dificultar la respiración y provocar asfixia.
En adultos se suelen dar casos en personas mayores o con movilidad reducida pero también hay casos de bebés.
En el momento en que un bebé nace pasa de un medio líquido, flotando (el líquido amniótico), a nuestro medio, seco, en el que vivimos bajo la fuerza de la gravedad. Los bebés no tienen fuerza suficiente para mantenerse sentados y por eso deben dormir y permanecer acostados.
En el momento en que lo sentamos en una sillita, si no está bien puesto, su propio cuerpo (por la fuerza de la gravedad) se flexiona sobre sí mismo, haciendo una «C» demasiado pronunciada que dificulta que puedan expandir el tórax y el abdomen para respirar. Si la cabeza cae además hacia adelante, con la barbilla en el pecho, la dificultad para coger aire es mucho mayor hasta el punto de cortarse el flujo de aire. Si no se remedia esa posición, la muerte es inminente.

Solo para el auto y no durante más de una hora y media.

Pediatrics publicó en 2001 un estudio en el que observaron a 50 recién nacidos a término y 50 prematuros de 36 semanas sentados durante 60 minutos en una silla de coche homologada. En promedio, la saturación de oxígeno de todos los bebés bajó del 97% al 94%, pero 7 de los bebés (3 prematuros y 4 a término) llegaron a tener una saturación de oxígeno inferior a 90% durante 20 minutos. El 12% de los bebés prematuros sufrieron apneas (el bebé deja de respirar unos segundos) o bradicardias (el corazón va más despacio de lo que debiera). Para que tengáis un indicador, la saturación de oxígeno de un bebé debe estar entre el 96% y el 100%.
En 2002 otro estudio evaluó el estado de 15 recién nacidos cuando estaban tumbados en una cuna o sentados en una silla. La media de saturación de oxígeno cuando estaban sentados fue de 95,8% por un 98,8% cuando se tumbaban.
Otro estudio publicado en el 2007 comparó las consecuencias de tener al bebé en una silla de auto  y en una cuna del hospital, para tener la referencia. Controlaron a los bebés en la cuna durante 30 minutos y en los dispositivos para el auto durante 60 minutos. Vieron que la media de saturación de oxígeno fue de un 97,9% cuando estuvieron en la cuna del hospital  y de 95,7% en la silla. Concluyeron que el uso de los dispositivos para el auto debía limitarse solo al auto, y que no debían ser utilizados como sustitutos de la cuna.
Ante esta situación los investigadores están buscando soluciones que puedan ayudar a evitar los episodios de desaturaciones y apneas: en el año 2013 un estudio demostró que el uso de una espuma que sujeta la cabeza en posición neutral (sin que pueda caer hacia delante) disminuía las bajadas de saturación graves y las apneas, pero no las leves. Y este año otros investigadores han presentado un cinturón con sensores de presión para ir controlando la respiración y sensores para monitorizar la frecuencia cardíaca.
Ante esta evidencia, los bebés no deberían dormir nunca en las sillitas de auto, ni en hamacas, pues sentados respiran peor que acostados. Dichos dispositivos de retención deben utilizarse solo en el auto, donde han de posicionarse de manera que ni la cabeza ni los hombros caigan hacia delante y no permanecer en esa posición por más de una hora y media. Si vamos a hacer un viaje más largo, lo recomendable es ir parando de manera periódica para sacar al bebé de la silla y permitirle que recupere oxígeno, que respire bien de nuevo, que coma un poco si lo necesita y, después de un rato, seguir con el viaje.

La necesidad de exterogestación y su relación con la inteligencia humana

Ser la especie más inteligente no nos hace más independientes.  Al contrario, en la especie humana la mayor parte del desarrollo cerebral acontece fuera del útero, ya que de otro modo el nacimiento sería inviable. Esto hace que el bebé necesite unas condiciones muy parecidas al útero para terminar de desarrollarse.

La característica más significativa de un bebé debería influir en cómo le tratamos.

Un bebé no está preparado para salir al mundo en el momento del nacimiento, ni siquiera a término completo (alrededor de 40 semanas, aunque puede variar de unos a otros en unos 50 días). Un bebé humano no se parece a un recién nacido de otros animales, no tiene huesos resistentes ni capacidad para el autoabastecimiento, ¡hasta los 18 meses de edad!   Es decir, para parecerse a un recién nacido de otros animales, los bebés deberían estar en el útero otros 18 meses. Sí, es una sorpresa (no se lo digas a mamá). Pero esto es lo que hemos observado al comparar el curso evolutivo de los humanos con otros mamíferos.

¿Qué significan 18 meses “de antelación” para el cuidado del bebé? Podemos imaginar que este simple hallazgo conlleva múltiples consecuencias.

Durante esos primeros 18 meses, los bebés esperan “un útero externo” (exterogestación), que es lo que ofrecen los componentes del nido evolutivo (evolved nest). Los bebés no pueden autorregularse y necesitan que los cuidadores capaciten sus sistemas para que lo hagan (por ejemplo, calmándolos rápidamente para que los sistemas aprendan a hacer de eso la “norma”). Los adultos deben mantenerlos en un estado óptimo para que los sistemas continúen creciendo y desarrollándose normalmente. Estresar a los bebés significa que las energías se enfocarán a la supervivencia (más adelante).

Los huesos de la cabeza de un bebé no se fusionan hasta alrededor de los 18 meses para permitir el gran crecimiento cerebral, lo cual se produce a partir de los componentes de cuidado del nido evolutivo de calmar, muchas caricias, estar en brazos, lactancia materna.

Sin embargo, la mayoría de los adultos en nuestro país parece no estar al tanto de las necesidades de los bebés, comenzando con muchos profesionales médicos que tratan a los bebés con rureza, como si ellos no fuesen a registrar estas experiencias en sus sistemas del cuerpo y del cerebro. ¿Qué deberían saber los profesionales y todos nosotros? Estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún están en desarrollo: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos ellos pueden verse afectados durante toda la vida.

¿Qué están haciendo los adultos que saben? Atienden especialmente las necesidades de los bebés durante los primeros 1000 días de vida. Esto es más fácil en lugares donde los gobiernos proporcionan y pagan la asistencia médica universal, como el Reino Unido.

Ya lo sabemos: los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento. Deben mantenerse tranquilos y reconfortados mientras que sus sistemas neurobiológicos están madurando sus funciones.

Después de los 18 meses, el desarrollo sensible de los niños dura aproximadamente hasta los 3 años (primeros mil días), aunque el cerebro seguirá creciendo significativamente hasta los 6 años aproximadamente. El nido evolutivo se va adaptando a las necesidades de los niños a medida que se desarrollan.

Cosas para recordar:

(1) Un bebé sigue siendo como un feto (en comparación con otros animales) hasta los 18 meses de edad, por lo que debemos proporcionar una experiencia de “útero externo”: calmado, reconfortante, físicamente presente.

(2) Un niño pequeño es un sistema dinámico cuya personalidad y salud se construyen socialmente por cuidadores, “ladrillo por ladrillo” o fase por fase, según las experiencias de los primeros años de vida.

(3) No deberíamos angustiar a los niños pequeños (especialmente de forma rutinaria, intensa o prolongada), especialmente en los primeros 3 años, sino apoyar suavemente el desarrollo de la autorregulación.

Comprender y practicar una buena atención temprana asegurará el desarrollo adecuado de todos los sistemas (neurobiológicos y sociales) y el florecimiento de una psique sana y única.

Fuente: The single most important thing to know about a baby

www.saludmentalperinatal.es

 

¿Por qué los niños ven la misma película una y otra vez?

Frozen, Ratatouille, Mi villano favorito, Buscando a Dori… Los niños ven la misma película una y otra vez sin cansarse y sin parpadear siquiera. Siempre es buen momento para pedirla y quedar ante la televisión como hipnotizados, extasiados de puro placer y divertimento. Los padres, agotados, les acompañan a menudo preguntándose qué hay tras esta desconcertante obsesión.

Los niños ven la misma película una y otra vez porque su cerebro así lo necesita

Sabemos que los niños de hoy en día tienen un contacto muy temprano con el mundo audiovisual. Las imágenes en movimiento, el color, la música y las voces son estímulos muy atractivas para el cerebro de los pequeños. Sin embargo, cuando los niños ven la misma película una y otra vez, hay algo más que mera atracción sensorial. 

Echemos por un momento la mirada atrás, hasta nuestra propia infancia.También nosotros teníamos nuestra película favorita, aún más, teníamos, cómo no, nuestro cuento favorito. Ese que siempre queríamos leer o que esperábamos que nuestra madre o nuestro padre nos explicara cada noche. Adorábamos a su vez que nuestros abuelos nos contaran esa historia o esa anécdota cada vez que íbamos a visitarlos. Nos encantaba gravitar alrededor de narraciones conocidas, previsibles, familiares…

La repetición como medio de aprendizaje

El cerebro infantil aprende y consolida la información a través de la repetición. Por ello, no es extraño que los niños vean la misma película una y otra vez, que nos pidan cantar siempre las misma canción o que quieran que les leamos los mismos libros. Así, estudios como el publicado en el 2011 en la Universidad de Sussex, Brighton nos demuestran que los pequeños integran esas historias como un patrón. Son cadenas de significado que ir descifrando cada vez mejor.

A medida que lo logran, mejoran su lenguaje, descubren nuevas palabras, comprenden mejor los argumentos, y desmenuzan cada vez más y más detalles, consiguiendo con ello una mayor satisfacción personal.

La repetición confiere comodidad y seguridad

Los niños necesitan hábitos, pautas, rutinas. De este modo no solo logran organizar mejor su mundo para descubrirlo, lo que consiguen también con un escenario pautado es sensación de seguridad. Por tanto, no debe sorprendernos que cuando los niños ven la misma película una y otra vez experimenten tanto placer y bienestar.

Saber lo que va a ocurrir en cada momento les permite validar sus expectativas, les refuerza y les relaja. No hay imprevistos que procesar en un segundo, no hay información contradictoria que les ponga en alerta. El tener ante ellos esa película conocida, ese cuento o ese libro tan leído o tan escuchado les ayuda obtener esa seguridad placentera y ante todo “controlable”.

Mejora el pensamiento lógico

El pensamiento lógico hace referencia a las relaciones que hacemos entre dos o más objetos. Es hacer comparaciones, inferir información, combinar y obtener una serie de conclusiones. Este importante proceso cognoscitivo del que nos habló Piaget en su momento es clave para el desarrollo intelectual de los niños.

De este modo, poder disponer de un marco como es una película con una historia determinada, les permitirá ir encontrando esas mismas relaciones,les ayudará a hallar esas relaciones causa-efecto, esos vínculos entre factores, entre estímulos, micro-historias, gestos, palabras…

Para concluir, aunque a nosotros como adultos estas experiencias repetitivas nos agoten y exasperen, nuestros pequeños las necesitan. Cuando los niños ven la misma película una y otra vez, maduran. No solo disfrutan, también crecen. Se sienten competentes al hacer predicciones, se deleitan ante esos estímulos familiares. Permitamos entonces que disfruten de sus producciones preferidas, ya llegará el momento en que solo ansíen experiencias nuevas fuera de aquello que quieren conocer mejor.

Fuente: Valeria Sabater, www.lamenteesmaravillosa.com

 

El pañal se deja, no se quita

El peor enemigo de la crianza son las prisas. Siempre lo digo. Y en cuanto al control de esfínteres las prisas de los padres hacen mucho daño. El pañal no se quita, el pañal se deja.  El niño debe ser el protagonista de este proceso. SU PROCESO. Es un proceso natural, que depende del desarrollo evolutivo del niño. Una madurez neurológica y afectiva.
Nuestra misión como padres es estar atentos a la señales del niño para facilitarle en lo posible el proceso una vez se haya iniciado.
Es el niño el que debe ir dejando el pañal poco a poco, con nuestro aliento y acompañamiento, en un buen ambiente preparado que le haga sentir capaz, útil y seguro de sí mismo.

¿ CÓMO ACOMPAÑAR AL NIÑO EN EL PROCESO DE DEJAR EL PAÑAL DESDE EL RESPETO?
1- Empezar con los cambios de pañal en vertical a partir de que el niño camina.
2-Establecer los cambios de pañal en el baño. Un lugar apropiado que le permite intimidad y que irá relacionando con el pipí y la caca.
3- Esperar con paciencia a que el niño se suba y baje el pantalón. Facilitarle una toallita húmeda para que pueda empezar a limpiarse en la medida de sus posibilidades.
4-Seguir esperando. Los cambios van a ser mucho más largos en tiempo. Puedes poner una pequeña banqueta en el baño que te permita esperar mientras estás a su altura.
5- A los primeros signos de madurez del niño: Invitarle en los cambios de pañal a sentarse en el orinal para ver si sale pipí o caca.
6- Establecer rutinas en casa. Cuando el niño comienza a hacer pipí o caca en alguna ocasión en el orinal podemos establecer una rutina diaria donde invitemos y recordemos al niño ir al baño en algunos momentos del día (si somos conscientes de los mejores momentos para él mejor que mejor).
7-Preparar un ambiente tranquilo y adaptado a él en el baño que le permita hacer las cosas por sí mismo. Una cesta con sus pañales, orinal u inodoro adaptado, toallitas a su alcance, cuentos sobre control de esfínteres visibles, ropa de cambio, una banqueta para nosotros.
8- La ropa deberá permitirle autonomía, él mismo debe poder quitársela o ponérsela. Lo mismo con el pañal: Si es tipo bombachita mejor para que sea más sencillo.
¿Y NUESTRA ACTITUD?
Nosotros no quitamos el pañal. Es el niño el que va a ir dejándolo poco a poco. Cada niño sigue un ritmo y el control de esfínteres no es indicativo del nivel de inteligencia del niño. Facilitaremos el proceso si lo tomamos como lo que es. Un proceso madurativo natural e individual de cada niño.

1- No premiamos, no nos enojamos.
2- No obligamos a permanecer sentado en contra de su voluntad.
3- No nos burlamos.
4- No le llamamos cochino, asqueroso… (Ni en broma).
5- No hablamos sobre sus escapes con otras mamás/papás/vecinos para comparar.
6- Alentamos enfocándonos en sus logros. Le recordamos sus progresos. Nos fijamos en lo conseguido, no en lo que está por conseguir.

LAS SEÑALES QUE NOS INDICAN QUE EMPIEZA EL PROCESO
1-Rechaza los cambios de pañal
2- Se da cuenta de que acaba de hacerse pipí o caca y lo dice.
3-Intenta quitarse el pañal.
4-Amanece seco por las mañanas (pañal nocturno).
5-Se mantiene seco el pañal por más tiempo (3 a 4 horas).
6-Comienza a avisar antes de hacerse pis o caca.
7-Tiene buen equilibrio para caminar, incluso correr.
8-Se interesa cuando otros van al baño e imita.
9-Entiende ordenes sencillas
10-Comienza a interesarse por el orden. (Lleva la bombachita a la lavadora, pañal a la basura).
11-Pronuncia las palabras pipí o caca frecuentemente durante el día.
El pañal no se quita. El control de esfínteres no es una operación de 7 días de duración. El control de esfínteres no tiene que ver con el verano, no se quita cuando nosotros lo estimamos conveniente.
El control de esfínteres es un proceso madurativo propio e individual de cada niño, en unos será más rápido y en otros más lento. Nosotros sólo debemos seguir al niño, observando las señales, y facilitarle un entorno físico y emocional que le permita vivir SU PROCESO de una forma natural, sintiéndose arropado y alentado por nosotros, que estaremos acompañando sus avances y sus retrocesos con paciencia, con respeto, con amor y sobre todo con mucha empatía.NO vivas este proceso como una operación. Vívelo con cariño y alegría. Es un salto más en la evolución del niño, es un peldaño más en la conquista de su independencia. Muéstrale todo tu amor acompañándole en el camino y alentándole para recorrerlo.

Fuente: www.pequefelicidad.com

La necesidad de exterogestación y su relación con la inteligencia humana

Por Darcia Narvaez, PhD. Universidad de Notre Dame (Indiana, USA)

Ser la especie más inteligente no nos hace más independientes.  Al contrario, en la especie humana la mayor parte del desarrollo cerebral acontece fuera del útero, ya que de otro modo el nacimiento sería inviable. Esto hace que el bebé necesite unas condiciones muy parecidas al útero para terminar de desarrollarse.

La característica más significativa de un bebé debería influir en cómo le tratamos.

Un bebé no está preparado para salir al mundo en el momento del nacimiento, ni siquiera a término completo (alrededor de 40 semanas, aunque puede variar de unos a otros en unos 50 días). Un bebé humano no se parece a un recién nacido de otros animales, no tiene huesos resistentes ni capacidad para el autoabastecimiento, ¡hasta los 18 meses de edad!   Es decir, para parecerse a un recién nacido de otros animales, los bebés deberían estar en el útero otros 18 meses. Sí, es una sorpresa (no se lo digas a mamá). Pero esto es lo que hemos observado al comparar el curso evolutivo de los humanos con otros mamíferos.

¿Qué significan 18 meses “de antelación” para el cuidado del bebé? Podemos imaginar que este simple hallazgo conlleva múltiples consecuencias.

Durante esos primeros 18 meses, los bebés esperan “un útero externo” (exterogestación), que es lo que ofrecen los componentes del nido del desarrollo (evolved nest). Los bebés no pueden autorregularse y necesitan que los cuidadores capaciten sus sistemas para que lo hagan (por ejemplo, calmándolos rápidamente para que los sistemas aprendan a hacer de eso la “norma”). Los adultos deben mantenerlos en un estado óptimo para que los sistemas continúen creciendo y desarrollándose normalmente. Estresar a los bebés significa que las energías se enfocarán a la supervivencia (más adelante).

Los huesos de la cabeza de un bebé no se fusionan hasta alrededor de los 18 meses para permitir el gran crecimiento cerebral, lo cual se produce a partir de los componentes de cuidado del nido de desarrollo de calmar, muchas caricias, estar en brazos, lactancia materna.

Sin embargo, la mayoría de los adultos en nuestro país parece no estar al tanto de las necesidades de los bebés, comenzando con muchos profesionales médicos que tratan a los bebés con rudeza, como si ellos no fuesen a registrar estas experiencias en sus sistemas del cuerpo y del cerebro. ¿Qué deberían saber los profesionales y todos nosotros? Estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún están en desarrollo: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos ellos pueden verse afectados durante toda la vida.

¿Qué están haciendo los adultos que saben? Atienden especialmente las necesidades de los bebés durante los primeros 1000 días de vida. Esto es más fácil en lugares donde los gobiernos proporcionan y pagan la asistencia médica universal, como el Reino Unido.

Ya lo sabemos: los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento. Deben mantenerse tranquilos y reconfortados mientras que sus sistemas neurobiológicos están madurando sus funciones.

Después de los 18 meses, el desarrollo sensible de los niños dura aproximadamente hasta los 3 años (primeros mil días), aunque el cerebro seguirá creciendo significativamente hasta los 6 años aproximadamente. El nido de desarrollo se va adaptando a las necesidades de los niños a medida que se desarrollan.

Cosas para recordar:

(1) Un bebé sigue siendo como un feto (en comparación con otros animales) hasta los 18 meses de edad, por lo que debemos proporcionar una experiencia de “útero externo”: calmado, reconfortante, físicamente presente.

(2) Un niño pequeño es un sistema dinámico cuya personalidad y salud se construyen socialmente por cuidadores, “ladrillo por ladrillo” o fase por fase, según las experiencias de los primeros años de vida.

(3) No deberíamos angustiar a los niños pequeños (especialmente de forma rutinaria, intensa o prolongada), especialmente en los primeros 3 años, sino apoyar suavemente el desarrollo de la autorregulación.

Comprender y practicar una buena atención temprana asegurará el desarrollo adecuado de todos los sistemas (neurobiológicos y sociales) y el florecimiento de una psique sana y única.

 

Acostar temprano a los niños ayuda a la salud mental de las madres

Los estudios dicen que los pequeños sin una hora fija de ir a dormir, tienen más probabilidades de tener problemas de comportamiento.

Las rutinas son muy importantes para que los niños no solo crezcan sanos, sino también tranquilos. Las horas de sueño, según la edad del niño es muy importante para que logren alcanzar su mejor desempeño físico y mental. Adelantar y fijar una hora diaria para que los niños se acuesten más temprano puede traer grandes beneficios en la logística familiar. Los estudios dicen que los pequeños sin una hora fija de ir a dormir, tienen más probabilidades de tener problemas de comportamiento.
Para este análisis los investigadores estudiaron a niños entre 4-5 años, nuevamente los evaluaron a los 6-7 y finalmente cuando tenían 8-9 años.
“Llevar a los niños más temprano a la cama puede ayudar a tranquilizar la salud mental de la madre y a la vez, los niños tendrían menos probabilidades de tener un mal comportamiento”.

-Jon Quach, autor principal e investigador del Instituto de Investigación Murdoch Children-

Lo ideal según este especialista es que los niños estén dormidos a las 8:30 pm. Esta es la hora recomendada porque es ahí cuando el nivel de melatonina, la hormona que ayuda al cerebro a relajarse y conciliar el sueño, tiende a alcanzar su punto máximo.

“Sabemos que dormir es una parte muy relevante para nuestra salud mental, para nuestro estado de ánimo. Y en los niños está relacionado a temas del comportamiento y su habilidad de autocontrol”.

-Dr. Wendy Sue Swanson, pediatra y autor del blog Seattle Mama Doc

Los expertos recomiendan que los niños preescolares duerman entre 10-13 horas y entre 9-11 horas para los niños que van a la escuela.
Para lograr adelantar la hora de ir a la cama de tus hijos puedes intentar:
  • Promueve la actividad física diaria de tu hijo.
  • Evita uso de pantallas y dispositivos electrónicos después de las 7 de la tarde.
  • Ofrece mas temprano la cena.
  • Dale tiempo de relajarse después de la cena y crea un momento familiar antes de llevarlo a la cama, por ejemplo leer un libro.
Los especialistas concluyeron que los niños que tenían una hora fija y temprano de ir a dormir, presentaban una mejor calidad de vida, salud y comportamiento que quienes no. Y al mismo tiempo las madres tenían una mejor salud mental.