No te vayas de casa sin despedirte de tu hijo

Jamás te vayas de casa sin despedirte de tu hijo. Nunca cruces esa puerta pensando que es lo mejor para el niño. Pues no sabes lo equivocada que puedes estar. Mucho menos eres consciente de las consecuencias que esta decisión errónea acarrea.

Sin duda alguna, irte de casa es uno de los momentos más duros que debes enfrentar cada día. No importa si el fin es hacer las compras, ir al gimnasio, a estudiar, a trabajar o asistir a alguna reunión. Ese instante en que debes despegarte de tu pequeño duele, y mucho.

Sin embargo, uno de los errores más groseros que las madres -y en ocasiones abuelas- suelen cometer es no despedirse. Ello marca al niño, no solo en el momento, sino a largo plazo. Pues acarrea una herida emocional más profunda de la que puedas imaginar.

Entonces, toma fuerza y haz lo mejor para ambos en cada salida del hogar. Despídete del chico, no importa cuán difícil sea. Tampoco importa cuánto llore. Pues lo único que varía es el hecho de verlo, dado que el niño sufrirá lo mismo, o incluso más, debido a tu partida momentánea.

La importancia de despedirte de tu hijo

Cuando te vas de casa sin despedirte de tu hijo, lamentablemente no evitas su dolor. Sus lágrimas tampoco. Tan solo dejas de ver aquello que le pasa, mas lo sientes como propio. Por eso, te duele el doble el corazón a ti. Como puedes ver, no es una buena medida a tomar.

Por otro lado, debes considerar otro detalle de gran importancia. Cuando el pequeño sabe que te vas, el llanto es de tristeza. En cambio, cuando el menor no comprende lo que pasó con su mundo, llora de desesperación y angustia. Claramente, dos sensaciones más complejas de gestionar y sanar.

Otro de los motivos por los cuales te conviene despedirte de tu hijo tiene que ver con ganarte su confianza. Si de repente desapareces sin explicación alguna, generas su desconfianza. El infante podrá percibirte como una persona en la que no se puede confiar.

Olvida la técnica de la distracción y el posterior arte de magia. Los especialistas insisten en que es un método contraproducente. Ciertamente esta técnica genera un gran desconcierto en los más chicos. Por ello, comenzarán a bombardear con preguntas, sin llegar a saber a ciencia cierta si su mamá volverá o no.

Recuerda que para las criaturas, la separación de su madre no es un tema menor. Eres su mundo, su persona favorita, su todo. No pongas su universo de cabeza por lástima, porque no haces más que provocar un trauma en el nene.

¿Cómo despedirte de tu hijo de la mejor manera?

Acércate al niño y salúdalo con un beso y un abrazo. Manteniendo una sonrisa despreocupada, explícale que mami saldrá por un rato y refuerza su seguridad señalando que volverás. No, la verdad que es no lograrás evitar su llanto, pues es normal y esperable que el niño demuestre sus sentimientos.

Desde luego, este ritual de despedida debe ser sereno y no tiene que extenderse mucho. Deséale un gran día, invítalo a pasarla estupendamente. Deja de lado el «te extrañaré» -que ambos experimentarán- y todo tipo de lamentos que solo complican esta transición.

Si el niño se pone muy mal, no vuelvas porque cada vez que retornes será peor. Simplemente transmítele calma señalando que lo llamarás. Por supuesto, si haces esta promesa, no se debe quebrantar por nada en el mundo. Llámalo cada vez que tengas un rato libre para comunicarle cuánto lo amas.

De esta manera no impedirás que el niño te extrañe, pero sí que se sienta inseguro, angustiado e iracundo. Con este simple ritual de despedida, el niño comenzará a asimilar como algo pasajero. Y asociará que volverás al rato. Despedirte de tu hijo es importante porque lo ayuda a asimilar el proceso de separación contigo.

Hazlo de la mejor manera para ti. Reduce el sufrimiento y la desesperación de tu hijo. Reduce tu angustia al saberte obrando correctamente. Pues te marchas de casa con la cabeza tranquila ya que no has apelado a estrategias para engañar a tu pequeño.

Autora: Macarena Esperanza Marina, Técnico en Periodismo (Tecnicatura Universitaria en Periodismo por la Universidad Nacional de la Matanza, 2010).

 

Los primeros 40 días son para anidar, mamar, amar, conocernos…

Los primeros 40 días tras el parto son cosa de tres: es un tiempo para anidar, para estar en mágica intimidad, para amar con delicadeza, para conocernos, darnos la bienvenida y amarnos piel con piel… El mundo se pone en pausa, todo se detiene y todo empieza a la vez, porque pocos momentos son más mágicos que esos en los que por fin, damos la bienvenida a nuestros hijos tras haberlos llevado 9 meses en nuestro interior.

Uno de los libros más interesantes sobre el puerperio es «Postparto seguro», de Beatrijs Smulders. Esta autora, comadrona de profesión, nos sumerge por completo en esas tareas, escenarios y situaciones más comunes que una mamá y un papá pueden vivir a lo largo de este tiempo que por supuesto, se alarga mucho más allá de los clásicos 40 días.

El puerperio puede durar incluso un año. De ahí, que este libro nos adentre de forma realista en todas esas experiencias que conforman un auténtico caleidoscopio de miedos, emociones, de agotamiento físico, de retos, problemas y también felicidades.

Algo que suele quedar muy claro, es el hecho de que muchas mamás están casi obligadas a emerger a la fuerza de un universo puramente físico y emocional como es el parto, a sumergirse obligatoriamente a esa realidad concreta como es el trabajo, el dinero, los horarios, y las rutinas cotidianas, mientras la vida íntima y susurrante del bebé está ahí.

¿Cómo combinarlo todo? ¿Comos sintonizarnos con cada necesidad, con cada obligación? Es sin duda una travesía compleja y emocionante donde lo creamos o no, esos primeros 40 días tras el parto cuentan, y cuentan mucho. Porque es la bienvenida, porque es la adaptación y el descubrimiento de nosotras como madres y de nuestras parejas como padres.

A lo largo de los primeros 40 días tras el parto se necesita intimidad

Los primeros 40 días tras el parto, son de mamá y papá. Uds. dos juntos y el bebé conforman una esfera única, mágica y orlada de intensas emociones que solo les pertenece a los tres. No pasa nada si durante unos días no atendien visitas, si dejan a un lado los celulares y las obligaciones laborales. Hay alguien más importante, alguien que pide atención, caricias, alimento, amor… El bebé.

Es momento de «anidar»

Anidar significa concretamente hacer un nido para vivir en él. No hay nada malo en asumir términos del reino animal, porque en el fondo, las conductas y los fines son los mismos: criar a los hijos, darles protección, calor, amor y por supuesto, alimento.

  • Mamá y papá anidan juntos con el bebé para darle la bienvenida tras el parto.
  • Anidamos porque necesitamos estar cerca los unos de los otros.
  • Anidamos porque así, nos convertimos en las figuras de referencia para el bebé.
  • Anidamos para estar tranquilos, para reconfortarnos mutuamente, para descubrirnos en nuestros nuevos papeles, en nuestras nuevas necesidades y obligaciones.
  • Anidamos juntos para cuidarnos: porque no solo el bebé lo necesita todo de nosotros, también la mamá necesita del papá porque está agotada, porque le duele el cuerpo, porque todos necesitamos afectos, cuidado y
  • Anidamos para amamantar, para tener cerca al bebé piel con piel, corazón con corazón.

La mejor arma en esos primeros días: tu sexto sentido

En esos primeros 40 días hay muchos retos a los que hacer frente: la adaptación, la lactancia, el descanso nocturno, el cordón umbilical, el chupete, la cuna, los cólicos y sobre todo el llanto.

  • Saber interpretar el llanto del bebé es sin duda la primera necesidad que toda mamá se pone casi como obligación. ¿Llora por hambre? ¿Le duele algo? ¿Será por el pañal?… Es normal obsesionarse durante los primeros días, no obstante, poco a poco los miedos se calman y se racionalizan para emerger eso llamado sexto sentido.
  • Casi sin saber cómo, llega la calma en algún momento de esos 40 días y entendemos que lo que más necesita el bebé, es nuestra cercanía. Nos damos cuenta que tenerlo en brazos lo calma, que darle el pecho lo relaja y que no solo sirve para nutrirlo. 

Nuestro instinto maternal, ese sentido recién estrenado es un auténtico súper poder que nos maravilla y nos sintoniza por completo con el bebé. Esos 40 días tras el parto serán difíciles en algún momento, nos queda claro, pero visto con perspectiva se alzará como una de las etapas más importantes de nuestra vida.

Lo que necesitamos ante todo es crear un círculo de intimidad y sencillamente, anidar en familia. El mundo, con sus prisas, sus presiones, el trabajo, los amigos y el resto de visitas pueden esperar un poco. Porque ese periodo nos pertenece.

Autora: Valeria Sabater, Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia en el año 2004.

Los pediatras piden que se prohiban los andadores: 9.000 bebés al año sufren lesiones por su uso en EE.UU.

Los andadores infantiles siguen siendo una «fuente prevenible de lesiones» para los niños pequeños. Así lo ratifica un estudio publicado en la revista ‘Pediatrics’. Sus investigadores y la Academia Americana de Pediatría solicitan su prohibición, una petición a la que se une la Asociación Española de Pediatría (AEP). Llevan años solicitando su retirada porque no solo no enseñan al bebé a caminar sino que además, resultan peligrosos.

Los más afectados: bebés de siete a diez meses de edad

Un estudio del Centro de Investigación y Políticas de Lesiones del Hospital Nacional Infantil de Columbus (Ohio) Nationwide Children’s Hospital ha evaluado las características de las lesiones provocadas por los andadores infantiles.

Según los datos de la investigación, más de 230.000 niños menores de quince meses fueron tratados en las salas de urgencias de los hospitales de Estados Unidos a causa de lesiones relacionadas con los andadores infantiles, entre 1990 y 2014 (un promedio de más de 9.000 al año).

La mayoría de las lesiones afectaban a niños de entre siete y diez meses de edad.

«La buena noticia es que el número de lesiones relacionadas con los andadores infantiles ha seguido disminuyendo sustancialmente durante los últimos 25 años. Sin embargo, es importante que las familias entiendan que estos productos siguen causando lesiones graves a los niños pequeños y que no deben ser utilizados«, explicó Gary Smith, autor principal del estudio y director del Centro de Investigación y Políticas de Lesiones del Hospital Nacional Infantil.

Los peligros del andador

Según los datos del estudio, la mayoría de las lesiones (91%) fueron en la cabeza o el cuello e incluyen fracturas de cráneo y conmociones cerebrales.

Las tres causas principales de lesiones:

  • Caídas por las escaleras (74,1 por ciento);
  • Caídas hacia fuera del andador (14,7 por ciento);
  • Lesiones ocurridas porque el andador dio al niño acceso a algo que normalmente no podría alcanzar: quemaduras, envenenamiento y ahogamiento (un 2,8%).
«Los andadores infantiles proporcionan una rápida movilidad a niños pequeños antes de que estén listos por su desarrollo», explica el Dr. Smith.

Además otros peligros. No solamente son inútiles para enseñar a caminar, sino que alteran el desarrollo motor natural.

Por si no lo sabías, los andadores fueron creados para ayudar a las personas que no podían caminar por edad o algún accidente. Años después se popularizaron para enseñar a andar a los bebés pero es diferente: los adultos ya habían aprendido a caminar, mientras que los bebés aún no están preparados para hacerlo, ni física ni mentalmente.

Los pediatras llevan años solicitando su prohibición

Estas cifras avalan la petición de la Academia Americana de Pediatría que lleva años solicitando su prohibición. Hasta ahora, han logrado que en 1997 se adoptara un estándar voluntario de seguridad que requería que los andadores para bebés fueran más anchos que una puerta estándar o que tuvieran un mecanismo que lo detuviera si una o más de las ruedas se apoyan sobre el borde de un escalón.

En junio de 2010, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EE.UU. incluyó requisitos más estrictos para el diseño de andadores infantiles, estandarizó el método de evaluación para prevenir caídas por las escaleras y agregó una prueba de freno de mano.

Pero los andadores infantiles siguen siendo legales y los accidentes continúan ocurriendo. Por eso la Academia Americana vuelve a pedir que se prohiban, como ya hizo Canadá y Brasil.

La AEP, por su parte, es contundente al afirmar que: «el mejor andador es el que no se usa». Y añaden que:

«Los andadores no aportan ningún beneficio para que los niños aprendan a caminar, y además multiplican el riesgo de accidentes», señala la AEP.

«Por eso, apoyamos a la Academia Americana de Pediatría para prohibir la fabricación, venta e importación de andadores infantiles en los Estados Unidos», concluyen los autores del estudio.

Autora: Karmen Pascual. www.bebesymas.com