El pañal se deja, no se quita

El peor enemigo de la crianza son las prisas. Siempre lo digo. Y en cuanto al control de esfínteres las prisas de los padres hacen mucho daño. El pañal no se quita, el pañal se deja.  El niño debe ser el protagonista de este proceso. SU PROCESO. Es un proceso natural, que depende del desarrollo evolutivo del niño. Una madurez neurológica y afectiva.
Nuestra misión como padres es estar atentos a la señales del niño para facilitarle en lo posible el proceso una vez se haya iniciado.
Es el niño el que debe ir dejando el pañal poco a poco, con nuestro aliento y acompañamiento, en un buen ambiente preparado que le haga sentir capaz, útil y seguro de sí mismo.

¿ CÓMO ACOMPAÑAR AL NIÑO EN EL PROCESO DE DEJAR EL PAÑAL DESDE EL RESPETO?
1- Empezar con los cambios de pañal en vertical a partir de que el niño camina.
2-Establecer los cambios de pañal en el baño. Un lugar apropiado que le permite intimidad y que irá relacionando con el pipí y la caca.
3- Esperar con paciencia a que el niño se suba y baje el pantalón. Facilitarle una toallita húmeda para que pueda empezar a limpiarse en la medida de sus posibilidades.
4-Seguir esperando. Los cambios van a ser mucho más largos en tiempo. Puedes poner una pequeña banqueta en el baño que te permita esperar mientras estás a su altura.
5- A los primeros signos de madurez del niño: Invitarle en los cambios de pañal a sentarse en el orinal para ver si sale pipí o caca.
6- Establecer rutinas en casa. Cuando el niño comienza a hacer pipí o caca en alguna ocasión en el orinal podemos establecer una rutina diaria donde invitemos y recordemos al niño ir al baño en algunos momentos del día (si somos conscientes de los mejores momentos para él mejor que mejor).
7-Preparar un ambiente tranquilo y adaptado a él en el baño que le permita hacer las cosas por sí mismo. Una cesta con sus pañales, orinal u inodoro adaptado, toallitas a su alcance, cuentos sobre control de esfínteres visibles, ropa de cambio, una banqueta para nosotros.
8- La ropa deberá permitirle autonomía, él mismo debe poder quitársela o ponérsela. Lo mismo con el pañal: Si es tipo bombachita mejor para que sea más sencillo.
¿Y NUESTRA ACTITUD?
Nosotros no quitamos el pañal. Es el niño el que va a ir dejándolo poco a poco. Cada niño sigue un ritmo y el control de esfínteres no es indicativo del nivel de inteligencia del niño. Facilitaremos el proceso si lo tomamos como lo que es. Un proceso madurativo natural e individual de cada niño.

1- No premiamos, no nos enojamos.
2- No obligamos a permanecer sentado en contra de su voluntad.
3- No nos burlamos.
4- No le llamamos cochino, asqueroso… (Ni en broma).
5- No hablamos sobre sus escapes con otras mamás/papás/vecinos para comparar.
6- Alentamos enfocándonos en sus logros. Le recordamos sus progresos. Nos fijamos en lo conseguido, no en lo que está por conseguir.

LAS SEÑALES QUE NOS INDICAN QUE EMPIEZA EL PROCESO
1-Rechaza los cambios de pañal
2- Se da cuenta de que acaba de hacerse pipí o caca y lo dice.
3-Intenta quitarse el pañal.
4-Amanece seco por las mañanas (pañal nocturno).
5-Se mantiene seco el pañal por más tiempo (3 a 4 horas).
6-Comienza a avisar antes de hacerse pis o caca.
7-Tiene buen equilibrio para caminar, incluso correr.
8-Se interesa cuando otros van al baño e imita.
9-Entiende ordenes sencillas
10-Comienza a interesarse por el orden. (Lleva la bombachita a la lavadora, pañal a la basura).
11-Pronuncia las palabras pipí o caca frecuentemente durante el día.
El pañal no se quita. El control de esfínteres no es una operación de 7 días de duración. El control de esfínteres no tiene que ver con el verano, no se quita cuando nosotros lo estimamos conveniente.
El control de esfínteres es un proceso madurativo propio e individual de cada niño, en unos será más rápido y en otros más lento. Nosotros sólo debemos seguir al niño, observando las señales, y facilitarle un entorno físico y emocional que le permita vivir SU PROCESO de una forma natural, sintiéndose arropado y alentado por nosotros, que estaremos acompañando sus avances y sus retrocesos con paciencia, con respeto, con amor y sobre todo con mucha empatía.NO vivas este proceso como una operación. Vívelo con cariño y alegría. Es un salto más en la evolución del niño, es un peldaño más en la conquista de su independencia. Muéstrale todo tu amor acompañándole en el camino y alentándole para recorrerlo.

Fuente: www.pequefelicidad.com

Qué comer y beber en Navidad si estás dando el pecho a tu bebé

La Navidad es un período del año que se caracteriza por los encuentros familiares y la celebración de comidas y cenas sin cesar. Tantos festejos alrededor de la mesa pueden suponer un inconveniente durante el embarazo, pero también si das el pecho al bebé. Circulan muchos mitos sobre alimentación durante la lactancia, así que vamos a dejarlos de lado y ver qué es exactamente lo que puedes comer y beber y lo que debes evitar durante estos días de fiestas y celebraciones.

Pautas sobre alimentación durante la lactancia

1. No hay alimentos prohibidos

Aunque es verdad que ciertos alimentos pueden modificar levemente el sabor de la leche materna, como el ajo o los picantes, no existen alimentos prohibidos. Lo explica Padró: «Todos los alimentos modifican el sabor de la leche materna, pero no pasa nada. Es bueno que el bebé se vaya acostumbrando a los distintos sabores, le vendrá bien cuando deje la lactancia en exclusiva y empiece a tomar otros alimentos».

2. Apostar por una dieta saludable

La regla que se debe seguir durante las fiestas navideñas es la misma que prevalece todo el año: se debe comer saludable, pero sin obsesionarse por ello. Ello implica consumir frutas, verduras y legumbres, evitando alimentos precocinados. Sin embargo, es importante saber que la dieta que se sigue en Navidad no modifica la calidad de la leche. Lo explica la doctora Benassi: «Sabemos que en casos de madres con desnutrición o, más frecuente en nuestro medio, la hiponutrición como en pacientes con trastornos alimentarios, la lactancia materna mantiene su calidad nutritiva para el lactante«.

3. El alcohol, mejor evitarlo

Es una de las grandes dudas de las mamás lactantes, pero los médicos aconsejan evitarlo. «La respuesta sencilla es que no es bueno para nadie, ni cuando la persona amamanta ni cuando no lo hace; así que si se puede evitar tomar alcohol, mejor«, explica Padró. Sí que se puede, en cambio, beber ocasionalmente una copa de vino o una cerveza. Pero en este caso también es necesario tomar medidas de precaución: «Es recomendable esperar unas horas para amamantar al bebé. Esto es muy complicado de generalizar porque el tiempo necesario para eliminar alcohol de la leche y de la sangre depende del peso de la madre y de la cantidad de alcohol ingerido. Por tanto, durante la lactancia es recomendable no consumir alcohol», afirma la doctora Benassi.

4. Las gaseosas, con moderación

Sí es posible consumir otras bebidas, como gaseosas, durante el período de lactancia, pero es aconsejable, según los expertos, hacerlo con moderación por el alto contenido en azúcar de estas bebidas. También el café debe consumirse con moderación. «La cafeína es un estimulante claro y puede irritar y desvelar al lactante. Si este es el caso, cada madre ha de observar y, si es necesario, disminuir su consumo», concluye la doctora Benassi en el suplemento Bueno Vida.

 

La necesidad de exterogestación y su relación con la inteligencia humana

Por Darcia Narvaez, PhD. Universidad de Notre Dame (Indiana, USA)

Ser la especie más inteligente no nos hace más independientes.  Al contrario, en la especie humana la mayor parte del desarrollo cerebral acontece fuera del útero, ya que de otro modo el nacimiento sería inviable. Esto hace que el bebé necesite unas condiciones muy parecidas al útero para terminar de desarrollarse.

La característica más significativa de un bebé debería influir en cómo le tratamos.

Un bebé no está preparado para salir al mundo en el momento del nacimiento, ni siquiera a término completo (alrededor de 40 semanas, aunque puede variar de unos a otros en unos 50 días). Un bebé humano no se parece a un recién nacido de otros animales, no tiene huesos resistentes ni capacidad para el autoabastecimiento, ¡hasta los 18 meses de edad!   Es decir, para parecerse a un recién nacido de otros animales, los bebés deberían estar en el útero otros 18 meses. Sí, es una sorpresa (no se lo digas a mamá). Pero esto es lo que hemos observado al comparar el curso evolutivo de los humanos con otros mamíferos.

¿Qué significan 18 meses “de antelación” para el cuidado del bebé? Podemos imaginar que este simple hallazgo conlleva múltiples consecuencias.

Durante esos primeros 18 meses, los bebés esperan “un útero externo” (exterogestación), que es lo que ofrecen los componentes del nido del desarrollo (evolved nest). Los bebés no pueden autorregularse y necesitan que los cuidadores capaciten sus sistemas para que lo hagan (por ejemplo, calmándolos rápidamente para que los sistemas aprendan a hacer de eso la “norma”). Los adultos deben mantenerlos en un estado óptimo para que los sistemas continúen creciendo y desarrollándose normalmente. Estresar a los bebés significa que las energías se enfocarán a la supervivencia (más adelante).

Los huesos de la cabeza de un bebé no se fusionan hasta alrededor de los 18 meses para permitir el gran crecimiento cerebral, lo cual se produce a partir de los componentes de cuidado del nido de desarrollo de calmar, muchas caricias, estar en brazos, lactancia materna.

Sin embargo, la mayoría de los adultos en nuestro país parece no estar al tanto de las necesidades de los bebés, comenzando con muchos profesionales médicos que tratan a los bebés con rudeza, como si ellos no fuesen a registrar estas experiencias en sus sistemas del cuerpo y del cerebro. ¿Qué deberían saber los profesionales y todos nosotros? Estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún están en desarrollo: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos ellos pueden verse afectados durante toda la vida.

¿Qué están haciendo los adultos que saben? Atienden especialmente las necesidades de los bebés durante los primeros 1000 días de vida. Esto es más fácil en lugares donde los gobiernos proporcionan y pagan la asistencia médica universal, como el Reino Unido.

Ya lo sabemos: los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento. Deben mantenerse tranquilos y reconfortados mientras que sus sistemas neurobiológicos están madurando sus funciones.

Después de los 18 meses, el desarrollo sensible de los niños dura aproximadamente hasta los 3 años (primeros mil días), aunque el cerebro seguirá creciendo significativamente hasta los 6 años aproximadamente. El nido de desarrollo se va adaptando a las necesidades de los niños a medida que se desarrollan.

Cosas para recordar:

(1) Un bebé sigue siendo como un feto (en comparación con otros animales) hasta los 18 meses de edad, por lo que debemos proporcionar una experiencia de “útero externo”: calmado, reconfortante, físicamente presente.

(2) Un niño pequeño es un sistema dinámico cuya personalidad y salud se construyen socialmente por cuidadores, “ladrillo por ladrillo” o fase por fase, según las experiencias de los primeros años de vida.

(3) No deberíamos angustiar a los niños pequeños (especialmente de forma rutinaria, intensa o prolongada), especialmente en los primeros 3 años, sino apoyar suavemente el desarrollo de la autorregulación.

Comprender y practicar una buena atención temprana asegurará el desarrollo adecuado de todos los sistemas (neurobiológicos y sociales) y el florecimiento de una psique sana y única.

 

Hay que amamantar durante la noche

Las hormonas de la lactancia facilitan el sueño de la madre. Además, la leche materna tiene un aminoácido que favorece el sueño del bebé cuya concentración es mayor por la noche

La propia naturaleza sabe que no es necesario producir leche hasta que el bebé nazca, así que al desprenderse la placenta, se producen una serie de hormonas encargadas de desencadenar la producción láctea.

Las principales hormonas responsables de la lactancia son la prolactina y la oxitocina. La prolactina es la encargada de producir leche y la oxitocina desencadena la eyección (salida) de la leche. A más cantidad de prolactina más leche se produce.

¿Qué debe de hacer una madre para tener más cantidad de prolactina? Muy fácil, tener lo máximo posible el bebé al pecho y evitar que la perturben obstaculizando la lactancia diciéndole cosas como «¡Otra vez le estás dando teta!»

Es precisamente lo que necesita, darle pecho y cuanto más mejor. De este modo, los picos de prolactina (la hormona que produce la leche) se mantendrán altos, y esto beneficia al establecimiento de la lactancia.

Por eso, no debemos continuar avivando creencias tan extendidas y sin fundamento como aquellas que afirman que hay que dejar pasar un tiempo entre toma y toma para que los pechos se llenen. Si haces caso de ellas, solo conseguirás que cada vez tus pechos estén más vacíos.

O las recomendaciones de los entendidos de a pie de no dar el pecho durante la noche para que la madre descanse. La madre descansará por la noche y se estresará por el día al ver que cada vez tiene menos leche, puesto que esta práctica repercute negativamente en la lactancia. Durante la noche los picos de prolactina son más altos.

Por lo tanto, si hacemos caso de estas recomendaciones además de preocupar a la madre, fastidiamos al bebé, que al dejar de hacer las tomas nocturnas obtendrá menos leche y con más esfuerzo. También las hormonas de la lactancia facilitan el sueño de la madre, que duerme menos al despertarse para lactar, pero la calidad del mismo es mejor, descansa más.

A su vez la leche materna contiene un aminoácido (triptófano) que favorece el sueño del bebé. Además, la concentración en leche materna de triptófano es mayor durante la noche.

Ante el desconocimiento es preferible estar callados porque generar dudas en la madre sobre «si tiene suficiente leche» o si esta «es buena o no», provoca desconfianza, estrés, miedo, y el organismo ante estas situaciones de alarma responde segregando hormonas (adrenalina, cortisol) que inhibirán a las responsables de la lactancia. El resultado es que, disminuyen su producción o hace que la leche no salga.

Para garantizar una lactancia materna exitosa se necesita una frecuencia adecuada de tetadas (entre diez y doce en 24 horas).

Para conseguirlo, hay que proporcionar a la madre y al bebé un ambiente tranquilo y no tratar de dar consejos a quien en esos momentos no lo necesita.

Así mismo, facilitar no separar al bebé de su madre favorece que pueda alimentarlo inmediatamente después del parto a libre demanda. De este modo, la madre va a tener un mayor volumen de leche a las 24 -48 horas después del parto, cuestión fundamental para tener un buen inicio de la lactancia, ya que en esos primeros días se generan en la madre tantas dudas y/o problemas.

Los hospitales y centros de salud deberían estar dotados de personal especializado en lactancia materna para que la madre que tenga algún problema disponga de la ayuda de personal cualificado que pueda asistir a la madre que desea amamantar. De esta manera se evitaría que un alto porcentaje de inicios de lactancias se vean malogradas.