¿Por qué los niños ven la misma película una y otra vez?

Frozen, Ratatouille, Mi villano favorito, Buscando a Dori… Los niños ven la misma película una y otra vez sin cansarse y sin parpadear siquiera. Siempre es buen momento para pedirla y quedar ante la televisión como hipnotizados, extasiados de puro placer y divertimento. Los padres, agotados, les acompañan a menudo preguntándose qué hay tras esta desconcertante obsesión.

Los niños ven la misma película una y otra vez porque su cerebro así lo necesita

Sabemos que los niños de hoy en día tienen un contacto muy temprano con el mundo audiovisual. Las imágenes en movimiento, el color, la música y las voces son estímulos muy atractivas para el cerebro de los pequeños. Sin embargo, cuando los niños ven la misma película una y otra vez, hay algo más que mera atracción sensorial. 

Echemos por un momento la mirada atrás, hasta nuestra propia infancia.También nosotros teníamos nuestra película favorita, aún más, teníamos, cómo no, nuestro cuento favorito. Ese que siempre queríamos leer o que esperábamos que nuestra madre o nuestro padre nos explicara cada noche. Adorábamos a su vez que nuestros abuelos nos contaran esa historia o esa anécdota cada vez que íbamos a visitarlos. Nos encantaba gravitar alrededor de narraciones conocidas, previsibles, familiares…

La repetición como medio de aprendizaje

El cerebro infantil aprende y consolida la información a través de la repetición. Por ello, no es extraño que los niños vean la misma película una y otra vez, que nos pidan cantar siempre las misma canción o que quieran que les leamos los mismos libros. Así, estudios como el publicado en el 2011 en la Universidad de Sussex, Brighton nos demuestran que los pequeños integran esas historias como un patrón. Son cadenas de significado que ir descifrando cada vez mejor.

A medida que lo logran, mejoran su lenguaje, descubren nuevas palabras, comprenden mejor los argumentos, y desmenuzan cada vez más y más detalles, consiguiendo con ello una mayor satisfacción personal.

La repetición confiere comodidad y seguridad

Los niños necesitan hábitos, pautas, rutinas. De este modo no solo logran organizar mejor su mundo para descubrirlo, lo que consiguen también con un escenario pautado es sensación de seguridad. Por tanto, no debe sorprendernos que cuando los niños ven la misma película una y otra vez experimenten tanto placer y bienestar.

Saber lo que va a ocurrir en cada momento les permite validar sus expectativas, les refuerza y les relaja. No hay imprevistos que procesar en un segundo, no hay información contradictoria que les ponga en alerta. El tener ante ellos esa película conocida, ese cuento o ese libro tan leído o tan escuchado les ayuda obtener esa seguridad placentera y ante todo “controlable”.

Mejora el pensamiento lógico

El pensamiento lógico hace referencia a las relaciones que hacemos entre dos o más objetos. Es hacer comparaciones, inferir información, combinar y obtener una serie de conclusiones. Este importante proceso cognoscitivo del que nos habló Piaget en su momento es clave para el desarrollo intelectual de los niños.

De este modo, poder disponer de un marco como es una película con una historia determinada, les permitirá ir encontrando esas mismas relaciones,les ayudará a hallar esas relaciones causa-efecto, esos vínculos entre factores, entre estímulos, micro-historias, gestos, palabras…

Para concluir, aunque a nosotros como adultos estas experiencias repetitivas nos agoten y exasperen, nuestros pequeños las necesitan. Cuando los niños ven la misma película una y otra vez, maduran. No solo disfrutan, también crecen. Se sienten competentes al hacer predicciones, se deleitan ante esos estímulos familiares. Permitamos entonces que disfruten de sus producciones preferidas, ya llegará el momento en que solo ansíen experiencias nuevas fuera de aquello que quieren conocer mejor.

Fuente: Valeria Sabater, www.lamenteesmaravillosa.com

 

Baby Led Weaning: Los pediatras lo aconsejan: no le des solo puré a tu bebé de seis meses, atrévete con los trozos

Los expertos recomiendan ambas cosas para alimentar a tu hijo. Su aplicación incrementa la duración de la lactancia materna y fomenta señales de hambre y saciedad del niño

La Asociación Española de Pediatría (AEP), acaba de publicar una guía de recomendaciones para padres y familiares sobre la alimentación complementaria que han elaborado a partir de la evidencia científica al respecto. Dicha organización define la alimentación complementaria (AC) como «el proceso por el cual se ofrecen a los lactantes alimentos sólidos o líquidos distintos a la lactancia materna”. “Es un protocolo totalmente flexible, una guía que pretende resolver las dudas de los padres acerca de los métodos AC que existen. No se dogmatiza sobre ninguna”, explica por teléfono el doctor José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la AEP.

Eso sí, la recomendación general es que la introducción de alimentos se haga a partir de los seis meses; antes, se desaconseja para los bebés nada que no sea la lactancia materna. Lo más novedoso de estos consejos es la parte del Baby Led Weaning (BLW), un método a través del cual el bebé participa activamente en su alimentación y su abordaje como parte de la comida en familia. “Se trata de una técnica cada vez más utilizada. Los padres deciden la alimentación que dan al bebé, permitiéndole escoger por sí mismo la comida y la cantidad que desean. Hay que recalcar que este método no aporta más beneficios nutricionales que otros. La filosofía que debe estar detrás de cómo ofrecer los alimentos a los lactantes es la alimentación perceptiva, que interpreta las claves que los bebés transmiten a la hora de comer y que hace que la alimentación se adecue de forma individualizada a cada uno de ellos”.

Las cinco claves generales de este tipo de AC son:

  1. Se adapta la alimentación a cada niño: a su ritmo, a su desarrollo.
  2. Respeta la cultura de la familia -por ejemplo, si son veganos, vegetarianos, etc.- “siempre y cuando la alimentación sea equilibrada”. La AC se asegura de que se le está ofreciendo al niño la misma alimentación que al resto, aunque siempre en trozos pequeños y blandos.
  3. La participación en las comidas de toda la familia. El niño se sienta a la mesa.
  4. El bebé se alimenta por sí solo desde el principio, empezando con las manos y siguiendo por los cubiertos. Aprende síntomas fisiológicos relacionados con la comida como la saciedad o el hambre.
  5. Desarrolla habilidades motoras como la masticación.

Uno de las preocupaciones sobre el BLW de los padres son los posibles atragantamientos. “Lo fundamental es que cuando se aplique haya siempre un adulto presente y que los alimentos tengan la textura sugerida para cada edad”, explica. Por ejemplo, en el recuadro informativo que adjuntan a la guía no se recomienda que los niños menores de tres años tomen frutas y verduras duras como la zanahoria. “Se debe sobre todo a que estos alimentos no se disuelven fácilmente por la saliva, por lo que hay riesgo de que queden trozos en la boca. Aunque cada niño es diferente, y los padres conocen lo que puede o no tomar su hijo”.

El mejor método de alimentación complementaria

Algunos padres optan por lo que se conoce como Baby Led Introduction of Solids (BLISS) y que se refiere a que “por un BLW mixto mediante el que se permite que el bebé experimente por sí mismo con la comida, pero a la vez se le da algún puré o papilla en alguna de las comidas”, añade el experto. La guía menciona algunas ventajas de su aplicación como el incremento de la duración de la lactancia materna o el fomento de la alimentación perceptiva, basada en señales de hambre y saciedad del niño.

“Quiero recalcar que durante el primer año”, continúa Moreno, “la leche materna debe ser el alimento principal. Y que el Baby Led Weaning solo es una forma de comenzar a introducir alimentos sólidos”. Según se cita en las recomendaciones, existe evidencia de que aquellos padres que comienzan con alimentos triturados sobre los cuatro meses, “puede provocar cierto riesgo a que esos pequeños abandonen la lactancia materna”, argumenta el experto. Lo mejor, para introducir poco a poco los alimentos sólidos, según recomiendan, son los seis meses, en este dato el consenso es total.

Autora: Carolina García. www.elpais.com

La evolución del lactante amamantado

En todo el mundo hay bebés con distintos pesos y medidas y la gran mayoría de ellos son bebés sanos y saludables, la variedad de peso y talla de los niños sólo muestra la diversidad dentro de la raza humana. Dicho eso, recordar que los bebés amamantados deben ir aumentando de peso y talla progresivamente y acorde a su edad.

En términos generales podemos afirmar que los bebés nacen con un peso determinado, de ese peso suelen perder entre el 7% y el 10% durante los primeros días de vida. A partir del quinto día de vida deberían empezar a recuperar el peso para recuperarlo totalmente alrededor de los 15 días posteriores al nacimiento.

Esta evolución es la que se produce en bebés sanos nacidos en la mayoría de hospitales del primer mundo a principios del siglo XXI, con una calidad asistencial evaluada, por lo que se refiere a la atención fisiológica al parto y la lactancia materna, más bien baja, según los estándares de OMS/UNICEF.

Se sabe que si se mejora la calidad asistencial al parto y la lactancia materna las pérdidas de peso son inferiores, pero desgraciadamente esto solo se produce  todavía en un pequeño grupo de hospitales de todo el mundo. El Proyecto IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia) nació en 1992 impulsado precisamente por OMS/UNICEF para mejorar la calidad asistencial en hospitales y maternidades.

Las ganancias de peso aproximadas de los bebés son:

0-6 semanas: 20 g/día
Menos de 4 meses: 100-200 g/semana
4-6 meses: 80-150 g/semana
6-12 meses: 40-80 g/semana

El crecimiento de un niño debe ser controlado por el pediatra en la consulta una vez al mes o cuando sea necesario. Pesarlo con más frecuencia en casa o en la farmacia puede conducir a errores en el manejo de la lactancia materna.

¿Qué son los percentiles?

Los percentiles son tablas donde se representa el crecimiento normal de los lactantes sanos. Existen 5 curvas ascendentes marcadas sobre una tabla que corresponden a los percentiles: 3, 15, 50, 85 y 97. Estas curvas no son más que la representación de la normalidad en cuanto al peso y la talla de los niños, por tanto tan normal es que un niño sano esté en el percentil 3 como en el 90. Tan sano está el bebé que se sitúa en un percentil 15 como el que se sitúa en 97. Los adultos también somos diferentes y tenemos complexiones físicas diferentes, porque todos tenemos un padre y una madre y una genética diferente.

Hace unos años los percentiles que utilizaban la mayoría de pediatras eran unos antiguos percentiles elaborados con una muestra relativamente pequeña de niños americanos que tomaban biberón y a los que se introducía la alimentación complementaria a los pocos meses de vida debido a las carencias nutricionales que presentaban por tomar una leche deficiente.

En 2006 la OMS presentó sus propios patrones de crecimiento infantil, elaborados con una gran muestra de bebés amamantados. Ciertamente los percentiles de la OMS no difieren demasiado de los antiguos pero sí son mucho más correctos en cuanto a su elaboración. Han sido hechos con niños alimentados con leche materna de 6 países diferentes.

Los percentiles que vemos representados en el papel (las curvas) no son realmente la representación exacta del crecimiento real de los niños. Los bebés no crecen dibujando este arco tan regular y tan perfecto. Los arcos no son más que el resultado de pulir los datos y hacer las líneas más simples y más bonitas. Realmente los percentiles son peldaños irregulares que es justo lo que los bebés suelen hacer durante su crecimiento, no seguir la curva y fluctuar dentro de distintos percentiles. Por tanto una bajada o un aumento paulatino en los percentiles es algo absolutamente normal en la mayoría de ocasiones.

También es importante entender que no tiene nada que ver el percentil con el que se nace con la evolución de peso posterior que realizará el niño. Muchos bebés nacen con un peso considerable pero pasados unos meses lo normalizan y bajan de percentil.

Importante: no sólo hay valorar el percentil de peso, hay que valorar también el de altura y ver que estén en consonancia.

Si un niño se mueve en percentiles bajos en ambas tablas seguramente es porque es un niño sano y normal pero de medida pequeña. Hay un 3% de niños sanos por debajo del percentil 3. Si los percentiles son muy discordantes entre peso y talla sería necesario revisar al bebé.

Los percentiles no son más que una manera de valorar el desarrollo normal de talla y peso de los bebés, no deberían ser un examen mensual ni una competición para llegar al percentil más alto.

Del mismo modo bajo ningún concepto todos los bebés deben estar en “la media”. Por su propia definición debe haber tantos bebés por debajo de la media como los hay por encima de ella. Y todos serán igualmente bebés sanos.

Si se quieren ver o descargar, en la web de la OMS están todas las tablas de peso, talla y muchas otras. Eso sí, hay que seleccionar la que corresponda, según sea niño o niña, ya que no crecen igual.

Artículo redactado por Alba Padró. Asesora de Lactancia de ALBA. IBCLC.
Revisado por Eulàlia Torras. Asesora de Lactancia de ALBA.

 

Cuidados importantes que debes de tener con tu bebé recién nacido

Desde el momento en que nace un bebé debes de tener en cuenta su cuidado y sobre todo las partes que pueden llegar a infectarse tales como el cordón umbilical o zonas que si se llenan de algún líquido como es la zona de la pelvis o la zona interna de los oídos tienes que tener extremo cuidado.

Cura del cordón

Este se seca y se cae con el tiempo pero sin embargo hay que limpiarlo mientras sucede esto, esto se puede lavar con cuidado las zonas de los alrededores (recomendado solo con agua y jabón) o en algunos casos recomiendan limpiarlo con alcohol para que no se infecte.

No importa cuál apliques o si no quieres limpiarlo porque puedes hacer cualquiera de las anteriores según estudios realizados en casi nueve mil bebés es totalmente igual como se termina de curar el ombligo, mientras que no sea con el povidine todas son viables, pero si crees que se puede infectar aplica lo anteriormente mencionado.

La ropa de los primeros días

En los primeros días solo debes de abrigarlo dependiendo del clima no pasarse de ropa pero tampoco como si fuese una persona adulta, debe ser algo entre muy abrigado y abrigado como nosotros, después de los primeros días puedes colocarlo con un poco más de ropa que tú ya que no sienten la temperatura igual que nosotros.

Por otro lado ellos no tendrán la cantidad suficiente de grasa para poder aguantar el frío así que lo bueno será abrigarlo lo suficiente durante las temperaturas gélidas y pues en la temperatura natural con una manta basta si se está cerca de los veintisiete grados hacia arriba.

Al bañarlo

Aunque puede ser bueno para matar las bacterias y en algunos casos tranquilizar al bebé puede perjudicarlo ya que les reseca la piel, elimina tanto las bacterias que contiene en la piel que son naturales como las dañinas por esta razón se va reseca la piel, causando si se deja muchas infecciones cutáneas, lo recomendado es bañarlo por lo menos cada dos días o tres.

Debes de hacerlo con un jabón especial que no reseque tanto la piel, que el agua esté a buena temperatura sin estar muy fría o caliente, y todo preparado para secarlo después, si vives en una zona con varios climas distintos es lo más importante para que no se resfríe si está el clima frío o cosas por el estilo.

Orejas, ojos y nariz

A estas no hay ni que tocarlas pero puede que en algún momento veas algo extraño en estas zonas, con demasiadas lagañas algo que puede suceder debes de echarle algún suero o gotas para los ojitos y limpiar con una gasa estéril desde adentro hacia afuera, una gasa por cada ojo.

En el caso de la cera solo debemos limpiar los alrededores del oído sin meter el hisopo en el orificio, mejor si es con un algodón en vez de hisopos, que no toque la zona del orificio porque puede causarle fastidio y perjudicarle el oído que todavía se está desarrollando.

Por último la nariz es recomendada usar un suero fisiológico siendo por gotas para no hacerlo de forma muy brusca, los vas a echar a través de los orificios nasales para que el moco se diluya y salga con facilidad o que se lo trague para que lo regurgite luego.