Solo el bebé sabe cuándo tiene hambre

La leche materna siempre alimenta, pero hay que asegurarse que el recién nacido realice entre diez a doce tomas efectivas al día de 20 minutos

Los alimentos aportan una cantidad de nutrientes y una densidad energética. Cada comida y cada plato es nutricionalmente diferente. Con la leche materna pasa lo mismo, el bebé ingiere un volumen de leche y una cantidad de nutrientes diferente en cada toma. Ni siquiera los adultos comemos la misma cantidad en el desayuno que en la comida, ni el primer plato es igual al postre.

Por eso es fácil deducir que el bebé toma dependiendo de dos factores: de su capacidad gástrica y de la cantidad de grasa que ingiere. Esto le hará sentir más o menos saciado y tardara más o menor en volver a demandar.

Dado que el estómago de un recién nacido es tan pequeño como una cereza, pronto se llena, incluso algunos se duermen al pecho antes de llegar a llenarlo, lo que les impide hacer una buena toma. Por consiguiente, ingieren más leche de inicio que es menos rica en grasa, y es normal que al poco tiempo demanden una nueva toma.

Es decir, él sólo sabe cuándo y cuánto debe comer. Aconsejar a una madre dar diez minutos de cada pecho y no antes de las tres horas, puede resultar insuficiente.

Según su necesidad el bebé modificará la frecuencia y la duración de la toma. Las necesidades de alimentarse más o menos a menudo son individuales. En los adultos lo tenemos claro, nadie retira el plato a un invitado si a los diez minutos no se lo ha terminado, pero tampoco es normal tener un invitado una hora comiendo el mismo plato (en todo este tiempo, se puede haber comido la olla entera).

Pues en los bebés igual, pueden tener la teta en la boca y no mamar. Hay que saber distinguir si el bebé tiene la teta en la boca a modo de chupete o está mamando, hay que valorar las tomas, sobre todo los primeros días, porque si el bebé no come no ganará peso, o, en el peor de los casos perderá peso, y el problema está servido. Tendrá que oír a las «doctas» voces decirle: «Tu leche no lo alimenta».

¡Qué no lo alimenta!, claro que lo alimentaría si tomara, el problema es que no toma, y si no mama no puede ganar peso, la cuestión no es la leche.

El asunto está en conseguir que el bebé mame, es importante, que los primeros días haga como mínimo unas diez o doce tomas de succión efectivas, es decir, que no se duerma al pecho, que este como mínimo de 20 a 30 minutos mamando.

Por eso, si se duerme hay que despertarlo, es decir la lactancia es a demanda, pero los primeros días, ¡cuidado! con la demanda, que muchos bebés no piden porque priorizan el dormir al mamar, y el dormir no engorda.

El inicio de la lactancia tiene que tener una valoración continua y un apoyo constante por parte de profesionales cualificados en esta materia que aseguren el éxito de la misma y eviten abandonos innecesarios y no deseados.

Es necesario promover los talleres de lactancia materna con el fin de ofrecer apoyo a las madres para resolver dudas y solventar problemas de lactancia. Estos foros son una alternativa a la pérdida de la cultura de la lactancia materna, producida como consecuencia de la falsa creencia de que la leche artificial es casi igual o mejor a la materna.

 

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