Piel con piel en los nacimientos por cesárea

El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría ha publicado el documento “Contacto piel con piel en las cesáreas. Aspectos prácticos para la puesta en marcha”, donde se explica el método de actuación y las principales dificultades para realizarlo. Los beneficios del contacto piel con piel entre la madre y el recién nacido están ampliamente demostrados:

  • favorece la transición y la adaptación del bebé a vivir fuera del útero
  • mejora el vínculo afectivo entre la madre y el niño
  • fomenta la lactancia materna
  • aumenta la secreción de una hormona, la oxitocina, que estimula la salida de calostro (la primera leche que producen las mamas) y las contracciones uterinas

La realización del contacto piel con piel precoz se recomienda tras los partos vaginales y también en las cesáreas, siempre que las condiciones de la madre y del bebé lo permitan.

El procedimiento propuesto comienza antes de entrar en el quirófano e incluye la adaptación del quirófano, de manera que quede espacio suficiente para que la madre pueda acoger al niño durante la intervención.

El contacto piel con piel en las cesáreas es una práctica beneficiosa y segura. Un protocolo consensuado entre los servicios implicados favorece su aplicación habitual, para conseguir un entorno similar al que se produce tras un parto vaginal, pero sin olvidar que se trata de una intervención quirúrgica. La implicación del personal es imprescindible.

Actualidad: VIH Y LACTANCIA: DIFÍCIL ELECCIÓN

En los países donde no es posible elegir cómo alimentar a un bebé, ya que no se puede acceder a agua potable ni es posible asegurar un suministro adecuado de leche artificial, la mejor opción – a pesar de la existencia de VIH –sigue siendo la leche materna. Pero, ¿Qué pasa en los países desarrollados? ¿Qué debe decidir una madre que puede elegir qué alimentación dar a su bebé?

No todos los hijos de madres con VIH al nacer adquieren la infección. Se sabe que los niveles del virus VIH presentes en la leche materna son comparativamente más bajos que los que se encuentran en el plasma sanguíneo. Los bajos niveles del virus VIH quizá se deben a efectos de factores anti VIH presentes en la leche como, por ejemplo, los niveles de inmunoglobulina G (IgG) y los de inmunoglobulina A (IgA). Esto explicaría en parte por qué no todos los niños amamantados les será transmitido el virus. Ya sabemos que el virus pasa a la leche, si el bebé es amamantado de manera exclusiva (LME) durante los primeros tres meses, el riesgo de contagio va del 4% al 20%. El VIH puede ser detectado en la leche materna. Tres reservorios de VIH coexisten en la leche materna: ARN (partículas virales libres de células), material de ADN (virus asociado a células integradas en las células T latentes) y ARN intracelular (virus asociado a células en la producción de células T activadas). El papel respectivo de cada uno en la transmisión del VIH es poco conocida

En los países donde existen alternativas seguras disponibles, y las madres tiene acceso a agua potable y leche artificial se recomienda que las mujeres VIH-positivas no amamanten a sus bebés. Pero los beneficios de la leche materna son muchos y algunas madres quieren, pese a la infección, ofrecer leche materna a sus bebés.

  • La nutrición de la madre parece que juega un papel fundamental en este punto, pues sabemos que las madres desnutridas producen leche de calidad y nutricionalmente válida pero se ha observado que los niveles de inmunoglobulinas de la leche son menores que los de las madres con una adecuada nutrición.
  • Si una mujer VIH-positiva decide amamantar, entonces lo más seguro es hacerlo de manera totalmente exclusiva, de manera que el bebé no tome absolutamente nada más que leche materna. Se sabe que la lactancia mixta implicaría un daño en la mucosa de la pared gastrointestinal, lo que provocaría un aumento del riesgo de transmisión del VIH por esta vía. De este modo, se observa una incidencia en niños alimentados con lactancia materna mixta de un 24.1% versus un 14.6% los niños con lactancia materna exclusiva.
  • La madre debe seguir tomando el tratamiento antirretroviral ya que así el riesgo de transmisión se reduce.
  • Si los pezones están agrietados o sangrando, la sangre puede transmitir el virus también por lo que es muy importante conseguir una buena asesoría de lactancia desde el primer momento y evitar amamantar de manera directa si aparecen grietas sangrantes.
  • De la misma manera, durante una mastitis el riesgo de transmisión aumenta, de nuevo es necesario contar con información y ayuda para poder evitar/identificar estos procesos.
  • Otra opción es la lactancia diferida, es decir, la madre se saca la leche, la pasteuriza y la ofrece al bebé en biberón. Aunque parezca muy complicado esta es una opción válida para muchas madres. La pasteurización (calentamiento de la leche a 62’5ºC durante 30 minutos) asegura la destrucción del virus sin dañar la leche.
  • Mantener la lactancia hasta que el bebé tenga 6 meses y proceder a una supresión TOTAL llegados a esta edad.

Autora: Alba Padro, Lactapp

 

Lactancia: El goteo ¿Por qué ocurre? 

El goteo o pérdida de leche durante la lactancia se debe a que los músculos que rodean el pezón no están tan fuertes como para poder retener la leche. Pero con el paso del tiempo y mientras más amamantes a demanda y tú y tu bebé encuentren un ritmo, los músculos optimizan su rendimiento y el pecho deja de gotear.

El goteo durante la lactancia también se debe al llamado “reflejo de eyección” causado por la oxitocina -la hormona del amor- encargada de hacer que la leche baje. La oxitocina responde a estímulos táctiles como el contacto del bebé con el pezón y la areola. Sin embargo, esta poderosa hormona también responde a otros estímulos como el sonido del llanto del bebé, el olor de su ropita, o simplemente mirarlo y pensar en él.

Por esto, parte indispensable del éxito de la lactancia es el contacto piel a piel con tu bebé desde el primer instante. La oxitocina hará su trabajo y en menos de lo que piensas tu pecho se empezará a llenar y gotear.

¿Alguna vez te han dicho que para amamantar debes estar relajada y tranquila? Esto se debe a que la oxitocina se inhibe ante situaciones de estrés, miedo, falta de confianza en el propio cuerpo. Por eso, si quieres amamantar, la primer sugerencia que podemos darte es: ¡confía! Tu cuerpo sabe lo que hace.

Si te incomoda mucho el goteo o la pérdida de leche, puedes utilizar los protectores mamarios absorbentes que se ponen encima del pezón. Los casquillos con un rollito de algodón en su interior también son una buena opción para usar durante los días en que tu pecho gotea.

Si notas que tu pecho gotea mientras tu bebé mama del otro, puedes ponerte un biberón para recoger la leche.

Pero la mejor solución para que el goteo termine,  es sin duda, amamantar cada vez que tu bebé lo pide, sin horarios ni restricciones. De ésta manera, la producción muy pronto se sincronizará con las necesidades nutricionales de tu bebé y dejarás de gotear, ya que la leche estará disponible y se producirá solo en el momento en que tu bebé se prenda al pecho.