El sorprendente Recién Nacido

Saber como es un recién nacido es fundamental para cuidarlo de forma adecuada, cálida y para ser empáticos con él. Como hemos visto en otros artículos, el recién nacido tiene dos estados de conciencia: sueño profundo, período de tiempo en el que la respiración es regular y profunda sin presentar movimientos de cabeza o extremidades. Cuando duerme profundamente suele ser muy difícil despertarlo.

La fase de sueño superficial (REM o movimiento rápido de los ojos) se caracteriza por respiraciones más irregulares, movimientos intermitentes de brazos, piernas o cabeza y movimiento rápido de los ojos que se aprecia bajo sus párpados cerrados. Se ha observado que los bebés alternan una fase de sueño profundo con otra de superficial y esta alternancia es muy importante para su correcto desarrollo neurológico. También pueden estar adormilados o somnolientos, en este caso se les cierran los párpados y se puede ver como el globo ocular se desvía hacia arriba. Ocurre cuando acaban de despertarse o si están a punto de dormirse, por lo tanto es una fase transitoria. Los bebés también están despiertos pero inquietos (alerta inquieta): ojos abiertos y movimientos regulares y frecuentes de extremidades y cabeza. Dan la sensación de no estar cómodos y muchas veces lloran. En períodos cortos de tiempo es posible encontrarlos en alerta tranquila: ojos abiertos, sin moverse, pendientes de lo que pasa a su alrededor. El recién nacido pasará de un estado de alerta inquieta al de llanto o de alerta tranquila dependiendo del estímulo que reciba o si es atendido en sus necesidades.

En alerta tranquila, el bebé manifiesta sus habilidades, que aunque las tiene ya de recién nacido, las apreciamos más a los dos meses de vida, cuando sus períodos de alerta tranquilo son más prolongados.

Las habilidades del recién nacido son:

  • La vista: se ha comprobado que el recién nacido ve muy bien a una distancia entre 15 y 45 cm., justo lo que le separa de la cara de su madre cuando mama. Prefiere las formas redondas a las geométricas, fija su mirada en la nuestra si lo miramos a los ojos. Cuando nos mira, observa el contorno de nuestro rostro y clava su vista en nuestros ojos. Si dejamos de mirarlo desvía su mirada. No sólo fija su mirada sino que es capaz de imitar nuestra expresión facial e incluso de responder a una expresión de enfado con una de preocupación. Esta capacidad de imitar una expresión facial se pone en envidencia con tiempo y paciencia.
  • El oído: tiene predilección por las voces agudas y por la voz femenina en particular. Los sonidos fuertes lo asustan, le aceleran el ritmo cardíaco y respiratorio y se le enrojece la piel. Experimentos sofisticados han comprobado que los bebés prefieren la música clásica a la moderna, la voz humana a la música clásica, la de su madre a todas las demás voces y sobre todo la voz de su madre filtrada por los ruidos de su corazón e intestinos.
  • El olfato: los recién nacidos son muy sensibles a los olores, no soportan los olores fuertes, penetrantes y reaccionan de forma desproporcionada. Intentan alejarse de la fuente de olor y lloran. Son capaces de percibir la diferencia entre el olor coporal y el olor de la leche de su madre y el de otras madres. Las sensaciones olfativas tienden puentes entre el ambiente intrauterino y el extrauterino y ayudan a la maduración cerebral del bebé.
  • El gusto: puede distinguir entre varios sabores y muestra una clara preferencia por los sabores dulces. Le desagrada los sabores ácidos o agrios. Asi parece que el feto, el recién nacido y el lactante se van acostrumbrando poco a poco a los sabores habituales de su casa, los que le serán ofrecidos más adelante.
  • El tacto: la comunicación del recién nacido con sus padres ocurre a través del tacto. La madre con solo tocar a su hijo es capaz de conseguir que este pase del llanto a estar tranquilo, es el poder de las caricias. El tacto es un sistema de mesnsajes entre el bebé y sus padres. El contacto, las caricias suaves ejercen un poderoso efecto calmante sobre el bebé inquieto, las caricias rápidas un efecto estimulante si el bebé está tranquilo o adormilado. Los bebés notan los cambios de temperatura, perciben el calor, capacidad de la que hacen buen uso cuando buscan el pezón, ya que éste está más caliente que el resto de la mama. Para encontrarlo desplazan la boca hacia la punta más caliente. También nota el frío pero son sus padres quienes le procuran el calor que necesita ya que todavía no puede regular su temperatura corporal temblando. El contacto físico es el mejor consuelo y el mejor pasatiempo posible para un bebé. Puede ser de gran ayuda para los papás descubrir las preferencias de su hijo y averiguar que tipo de contacto lo relaja o activa. Saber ésto en los momento difíciles les permitirá hacer buen uso de ese conocimiento.

Los recién nacidos son capaces de sentir bienestar y desesperación, frío y calor, hambre y saciedad; de sentirse desprotegidos o completamente seguros, abrazados y queridos. Viven sólo el presente, sienten sólo en el presente.

Los recién nacidos se encuentran bien o mal, no tienen término medio porque no saben autorregularse ni calmar su stress ni su angustia por si mismos. Su objetivo es estar a gusto, confortables, este es el sentimiento básico adecuado para los bebés. El lugar que cubre estas expectactivas es el cuerpo de su mamá donde puede satisfacer sus necesidades básicas (calor, alimento, protección) y que contribuye adecuadamente a su desarrollo físico y emocional.

Bibliografia:

  • Adolfo Gomez Papí, “El Poder de las Caricias”
  • Hetty van de Rijt y Frans Plooj, “Las semanas Mágicas”

 

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